27/10/19

Topos




Mirando antiguas referencias sobre la Puntida descubro una mención acerca de la cercanía de la zona terminal de las grandes galerías del Canto Encaramado en un antiguo informe de Deportes Espéleo de 2003. Y también en los blogs del SECJA, hay referencias a la Puntida en 2011, 2012, 2013 y 2014 que nos habla de visitas, exploraciones, topografías nuevas e inicio de una desobstrucción con fuerte corriente de aire que luego se abandona en una segunda estrechez. Todo lo anterior es una muestra de que mi interés por la Puntida está justificado. Teniendo en cuenta que me gustan las causas perdidas y los misterios y considerando además que es una cueva manejable y encantadora la Puntida tiene todas las papeletas para convertirse en mi adicción. Contacto con gente del SECJA que me ofrecen la posibilidad de colaborar y compartir sus trabajos en la Puntida. Es una buena oportunidad que aprovecharé cuando podamos coincidir en S.Roque.  
César tiene pocas ocasiones de hacer espeleo y menos aún de venir a Cantabria y me pide una bonita actividad. Contándole todo lo anterior le convenzo fácilmente para ir a seguir revisando la Puntida y para realizar una topo esquemática que nos aclare un poco en qué jaleo nos encontramos. La principal dificultad es que muchas zonas consisten en grandes bloques que se apoyan sobre roca madre creando la ilusión de muchas galerías cuando en realidad sólo hay una gran galería colapsada. De cualquier forma la cosa es que nos vamos el domingo tempranito, él viene de una excursión por Picos de Europa, y durante varias horas hurgamos y topografíamos los conductos de las zonas más obvias. Salimos bastante pronto pues voy a ir a ver un espectáculo de danza en Santander en el que participa una de las bailarinas que posaron para la exposición Sonámbulos. Durante los siguientes días pongo a punto mis conocimientos de Survex y finalmente consigo una poligonal. César consigue Survex y hace su propia topo con los datos. Al cotejar podemos corregir varios errores. Me llevo una gran sorpresa. Mis ideas preconcebidas acerca de las direcciones de las galerías eran completamente erróneas. El misterio continua igual o mayor que al principio. Próximamente continuaré con este problema abordándolo de una forma u otra.  




19/10/19

Vulvas


        Huele a cuevas en la zona. Hay caballos y huele también a ellos y a vacas rubias entre grandes bostas. La nubes bajas y la llovizna dibujan un ambiente perfecto para dejar volar la mente hacia un pasado remoto. Muchos miles de años atrás. Decenas de miles. Antes de que la civilización indoeuropea hubiera imaginado la rueda, antes de la antigua Europa matriarcal, antes de que las primeras oleadas neolíticas alcanzasen la península ibérica e incluso antes de que H.Sapiens caminase bajo los bosques cantábricos. Las cuevas permanecían ahí respirando su aliento húmedo que huele a tierra y moho.

Alfoz1 de Lloredo2 es el ayuntamiento al que pertenece esta pedanía. Esto nos habla de forma muy directa con el lenguaje de poblaciones ancestrales. Desde Novales, o mejor desde Casar3 de Periedo4, tenemos acceso por carreterillas locales a la Busta5. Nos hemos encontrado en Casar de Periedo y nos disponemos a aparcar los coches junto a la iglesia de la Busta. Está empezando a llover y somos cinco. Subiremos en un todo terreno hasta las cercanías de la Sima Palombal en la finca Santa Eulalia. Luego, cuando acabemos la travesía, saliendo por la cueva del Linar, alguno de los otros cuatro subirá en su coche al propietario del todo terreno para recuperarlo. 

Hay que dar una gran vuelta hasta llegar a la puerta de la finca Santa Eulalia. Desde ahí se debe caminar hacia el poniente, y hacia abajo, por pistejas y senderillos. Uno de nosotros se conoce el camino. Si no fuera así el eucaliptal se encargaría de destruirnos moralmente y los tojos nos harían trizas el pellejo. Todos sonreímos un poco. La boca de la sima del Palombal es una bocaza simple y limpia al lado de una ancha pistilla. Un elíptico pozo de 55 da acceso directo sin más preámbulos a las grandes galerías del sistema. Mientras baja el resto de compañeros disparo mis pacíficos disparos, más bien trampas en que atrapo la luz, hacía los objetos y las existencias. Allí hay, entre un batiburrillo de seres animados, un genial sapo, bien alimentado y lustroso, y un escarabajo ciervo hembra poco amigable. Atrapo sus imágenes. Enfoco, también, la atención en la actividad que se desarrolla alrededor de la cuerda de bajada. Hay que organizar la logística y uso de los descensores, recoger las cuerdas, plegarlas y estibarlas debidamente en las sacas amarillas que portamos. Mientras sigo haciendo fotos.



La cueva que recorremos tiene bellos pasajes alternados con pasos entretenidos. En general está bastante bien conservada. No muestra vandalismo evidente. Al cabo de un rato llegamos a una zona en que encontramos a dos espeleólogos que conocemos. Están explorando la cueva con detalle. Resulta bastante claro, al menos para mí, que la cueva dará muchos niveles y galerías en un trabajo sistemático. Esto es lo corriente en cuevas que fueron exploradas hace más de 50 años. Un poco más allá llegamos al río de la cueva. A pesar de que viene de una depuradora el agua parece limpia y no huele mal. Hay abundantes pasajes que se merecen parar para tomar una foto. Usamos sólo la luz de las frontales. 

El recorrido es muy cómodo en general y, en tiempo, bastante corto. Cerca de la salida hay una galería protegida por una verja. Contiene restos arqueológicos de un carácter excepcional: una Venus asaetada y dos vulvas de buen tamaño talladas en la roca. Fuera nos esperan las nubes y la llovizna. Los caballos parecen indiferentes, quizás felices, ante la situación atmosférica. A mi también me da igual. Damos una vuelta para acercarnos al coche que hemos dejado cerca de la sima y continuamos a un bar, en las cercanías de Virgen de la Peña, donde nos reunimos a tomar unas cervezas y hablamos de las antiguas exploraciones en Oreña. Fueron tiempos con mayor nitidez que los actuales…

1 área geográfica bajo un concejo, palabra de origen árabe.
2 del latín laurtum, lugar poblado por laureles.
3 conjunto de casas que no llegan a formar un pueblo.
4 del latín piru/a, perales.
5 paraje en el que descansan los bueyes. 






12/10/19

Pequeños detalles





Busco un plan de espeleología de pocas horas. Cierto que me han invitado a una interesante actividad en la mina S.José pero es previsiblemente bastante larga y tengo que estar en casa antes de las cuatro. 
A las diez salgo hacia el Valle de Miera. La circulación a partir de Solares está lenta, y desde Liérganes hasta Ajanedo la carretera se ha llenado de pesados. Seguramente se disponen a tomar un aperitivo y luego una buena comida en un atractivo restaurante. Aperitivos, dos platos y postre con cervezas, vino, copas y café. Algo que a mí también me gustaría practicar a menudo aunque no suelo dejarme llevar por esas inclinaciones debido a que vivo obsesionado por escalar un poco mejor. Y eso solo tiene posibilidades de ocurrir, aunque pocas, si disminuyo de peso.
Hay un rellano a la derecha, unos cincuenta metros antes del camino que sube a la cueva. La hierba y las ramas de los avellanos se van apropiando del sendero poco a poco pero todavía resulta fácil seguirlo sin enredarse en el bosque. Detrás de unas piedras dejo el equipo fotográfico y me quedo con la iluminación de repuesto en una saca aligerada con la que pienso moverme sin trabas.
Repito los movimientos de mi última visita hasta la confluencia entre techos colapsados y zonas fósiles. Miro con cuidado tratando de recordar aquella primera incursión en la que llegué a unas grietas verticales y altas que soplaban a pleno rendimiento aire frío. Cuando llego a los grandes bloques investigo “mis posibles caminos de antaño” y dos conductos que no conocía. Descarto muchas posibilidades, pero para bajar a lo que pienso que es aquella continuación prefiero poner un cabo de cuerda. Como no lo tengo retrocedo y vuelvo a inspeccionar una y otra vez la zona. 
Mientras salgo hacia la gran sala miro de nuevo con insistencia los detalles y rincones. Y algunos que nunca había mirado ahora también los miro. Hay una gatera curiosa que normalmente está anegada pero que actualmente está seca y puede recorrerse. Entro con los pies por delante y la mirada hacia techo. No me parece muy prometedora esa gatera. Como voy sólo prefiero dejarlo para otra ocasión en que tenga un compañero.
Pongo el trípode algo alejado de los pequeños detalles vegetales que me interesan y planteo un FS de unas veinte o treinta tomas. Pero con ese rango de enfoque el horquillado de enfoque funciona de forma limitada. Al acercarme a ese diminuto bosque acogido por la Puntida el horquillado alcanza sus prestaciones plenas. Disparo tres FSs y menos de una decena de tomas convencionales. No llevo reloj ni telefonillo y me siento inquieto al no saber la hora.
A las dos y media ya estoy conduciendo valle abajo. A los pesados se ha añadido el problema de los conductores de rally entrenando. Conduzco como puedo para no acabar en algún barranco.
Llego bien de tiempo e incluso me da tiempo a descansar y tontear con el ordenador antes de irme con mi mujer a Loredo. Allí nos reunimos con muchas personas que también han ido a Loredo. Tenemos algo que realizar juntos…




5/10/19

Peldaños Blanditos


Estoy de vuelta en Cantabria por un mes y tengo ganas de hacer espeleo. Tanteo un poco por allí y por acá y me responde Manu con noticias. Van a la zona de Raitanes. Aunque no es mi cueva preferida decido ir. Seguro que tiene formaciones interesantes. Lo malo son los largos pasamanos que hay que transitar para conseguir llegar. Y el barrillo insidioso y pegajoso que tapiza amplias zonas de la cueva.
Quedamos a las diez en un bar cercano a Virgen de la Peña. Por allí aparecen Joseán, Alfredo, creo que de Cabezón, y Manu. El tiempo es soleado y templado, ideal para dar un paseo. Pero la cueva nos espera. 
Desde el aparcadero caminamos y en menos de una hora alcanzamos el comienzo de las cuerdas, previo paso de trepadas y destrepes varios. Nos esperan unos doscientos metros de pasamanos -algo exigentes- y un par de pozos ascendentes. Las dificultades de los pasamanos se han mitigado gracias a la instalación de peldaños tipo ferrata. Al ser de poco diámetro la barra de hierro se ha doblado con el peso de humanos corpulentos. Son peldaños algo “blanditos”. Pero a pesar de ello cumplen con su papel a la perfección, ahorrando un buen montón de forcejeos. Un poco más allá de todas estas pequeñas dificultades alcanzamos Raitanes.
Los suelos están impolutos salvo la estrecha huella dejada por los exploradores. Hay coladas blancas de filigranas diminutas, contraformaciones en el suelo, estalagmitas y estalactitas y algunas pequeñas zonas con excéntricas  de aragonito. En fin, hay cosas que se deben conservar. La política del grupo es balizar y proteger las zonas frágiles. Incluso en zonas remotas en exploración. Pero desgraciadamente esas cosas no se entienden bien aún en casi ninguno de los restantes grupos de Cantabria. 
Mientras mis tres compañeros topografían y exploran conductos de esta laberíntica área me dedico a hacer fotos armado tan sólo con la cámara y la luz de mi casco. Es divertido. Comemos y luego seguimos con las mismas ocupaciones. Al cabo de un largo rato paro de hacer fotos y pregunto la hora. Son más de las tres. Ellos van a continuar hasta las siete más o menos. Decido salir de la cueva para llegar temprano a casa.
Transito las cuerdas a mi ritmo y la vuelta se me hace poco trabajosa. Es cosa de concentrarse con placer en tu propio movimiento y no en si vas quedándote rezagado. En una hora y pico alcanzo el aparcadero. Me deleito en quitarme los trastos de espeleo, ponerme ropa cómoda, arrellanarme en el asiento del coche, poner una buena música y conducir con suavidad hasta casa. Una casa que habito pocos meses al año y que me reporta muy buenas sensaciones…