21/2/04

Relatividad General (21/2/2004) Cueva de Gervás

    Cierto que todo es relativo. Tenemos multitud de pruebas de este principio general. Principio del mundo físico del mundo mental y del mundo mundial. Durante el Puente de Carnavales tuve el placer de escaparme con la nieve en los talones por el puerto de Piedrasluengas hacia Murcia donde contacté de nuevo con mis amigos espeleólogos murcianos. Mi amigo Mavil me propuso ir a visitar una cueva en Sierra Espuña de la que le había hablado un amigo de Alhama que suele ir al rocódromo de Molina, que es el típico lugar de encuentro social y fabricación de planes. Dicho y hecho.
    El sábado por la mañana quedamos con David y Hamed en un famoso mesón, la Jarra de Oro, en la carretera que sube hacia Espuña desde Alhama. David se dedica a la construcción y Hamed es un jovencísimo -21 años- y atípico marroquí que laborea en tareas agrícolas. David le ha vendido la moto de la Cueva de la Matilde (Gervás) a Mavil como una cueva poco conocida y de ¡¡dos Km.!!. Chachi piruli. Bueno nosotros salimos, ya con retraso, de Molina hacia Alhama, el día promete niebla, frío y quizás agua. Cuando estamos llegando nos llama David que se va a retrasar un poco. En total nos retrasamos entre todos una hora y media más o menos. De todas formas tenemos tiempo de contemplar en la Jarra de Oro el culto al almuerzo de media mañana entre el variopinto personal murciano: cazadores, tortilleros, caminantes, montañeros y comilones varios.
    Bien, después de unos quince minutos de coche llegamos a Gervás y por una buena pista nos adentramos hacia la Sierra pasando por varios caseríos auténticos. La gente nos mira y nos sentimos acusados de tener tiempo libre, y de poder utilizar el sábado por la mañana. Mientras tanto ellos curran en enormes campos de frutales y cuidan animales. Nosotros nos sentimos acusados pero envidiamos su vida en contacto con la tierra. Hay hermosos pavos reales alrededor del último caserío. Poco después dejamos los coches y seguimos entre neblina una senda que discurre por un barranco seco con abundante vegetación (en Cantabria es imposible andar por un barranco seco, primero porque no están secos los barrancos y segundo porque la vegetación es inexpugnable). Tras media hora de camino abandonamos el barranco hacia la derecha y trepamos unos 50 metros por la ladera hasta llegar a un pequeño agujero: la Cueva de la Matilde.
    Se supone que David conoce la cueva ya que ha entrado varias veces. La cueva se inicia con una rampa descendente que desemboca en una Sala de la que se sale por una pequeña galería a la izquierda -única progresión posible-. Es una cueva con un aspecto muy extraño. A partir de aquí no se acuerda. Descendemos a otra Sala y nos metemos por uno de los muchos agujeros que hay en el suelo que nos lleva tras un par de gateras incómodas a un desfondamiento en donde aparecen tres o cuatro posibles  continuaciones. Pero David dice que por ahí no se llega a la "sala" que el conoce en donde hay "una columna". Bien, después de dar unas cuantas vueltas por algunos agujeros volvemos sobre nuestros pasos paramos y nos dedicamos a comer un buen rato mientras David busca "la sala" y "la columna". Tras un rato tira la toalla. Le pido que me describa la cueva según la recuerda. Dice que desde la entrada a la sala con la columna tendieron un hilo de 60 metros. Mavil y yo deducimos que desde donde estamos debe haber como mucho 20 metros hasta la columna. Me meto en la dirección de la sala  de los agujeros la atravieso y al fondo a la derecha está la "sala" y la "columna". Según David la cueva continua pero "no por aquí"  Dice que dos kilómetros...Lo que está claro y confirmo después es que David conoce solo un par de cuevas. Para él esta cueva es enorme...Todo es relativo. Desde la sala donde hemos comido se accede mediante una trepada a una pequeña capilla con excéntricas. Siempre hay un toque mágico. 
    De vuelta hacia los coches Hamed nos cuenta que procede de la zona fronteriza con Argelia al este de Marruecos, que lleva diez años en España y que le encanta la espeleología. Le sugiero a Mavil que les de un cursillo de cuevas y de técnica a los dos... 

7/2/04

Tozudos y Zoquetes (7/2/2004)

       Tozudos y zoquetes: así es como pensamos que deberíamos bautizarnos si fundásemos un club de speleo. Todo espeleólogo que se precie tiene una cueva "de reserva". Esto viene a ser como la bala de reserva que todo espia se queda por si le capturan . Si el espéleólogo sospecha que va a ser capturado y torturado para arrancarle una confesión utiliza su cueva de reserva. Como todo en esta sociedad tan actual la cueva de reserva sigue los dictados de la moda. Desde luego las modas tienen sus razones ocultas generalmente basadas en la estética de algunos individuos privilegiados a los que la mayoria suele envidiar. Pues bien durante el sábado los cuatro espeleólogos (Cesar, Luis, Mois & me) que formábamos la expedición al Ca''rrio tuvimos que utilizar nuestra cueva de reserva. El Ca''rrio nos conducía hacia la tortura y el sufrimiento en la húmeda y neblinosa mañana del sábado. En el camping de San Roque RioMiera nos encontramos con una gran manada de espeleólogos madrileños (SEJA) decididos a subir hacia la Torca de Bernallan. Tuvimos una larga charla con ellos para solaz del personal. Además se nos unieron Guillermo y Amparo. De cualquier manera una vocecita interior nos decía que no iniciasemos el ascenso. Así pues emprendimos el camino hacia nuestra cueva de reserva: LA RED DEL GÁNDARA.
       Entre las 11 y las 12 nos metimos por fin en la cueva. Amparo y Guillermo nos acompañaron hasta aquí. Lo primero que hicimos fue intentar ver el oso que hay cerca de la entrada a mitad de un pozo de unos 45. Bajó Mois pero ninguno mas, pues del oso solo quedan tres huesos y un fragmento de cráneo. Recorrimos a buen ritmo todo el camino hasta la gran sala con la cascada y las excéntricas. Allí comimos e hicimos una cuantas fotos -todos discutiendo que es lo que había que fotografiar- pues del carrete solo quedaban 9 fotos. Las excéntricas produjeron diversa expresiones de asombro que terminaron aburriendonos de reiteradas; y comparativas con todas las excéntricas antes vistas. Reiniciamos la marcha hacia el interior y nos metimos por la gran galería fósil que comienza tras la cascada. Sabíamos que debiamos encontrar un paso hacia el río. Tras buscar un poco dimos con el paso al final de la galería. Desde este punto y en menos de diez minutos llegamos a un hermoso vivac totalmente instalado y acondicionado (incluso con adornos navideños). A partir de aquí teníamos dos posibles rutas. La primera ascendiendo un corto tramo de cuerda nos llevo a un meandro arenoso del que alguno de nosotros dijo que era la galería más bonita que había visto. Intuitivamente íbamos poniendo oído pues esperábamos oir el río. A veces creiamos oirlo. Al cabo de un rato empezamos a oir algo. Y poco despues desembocabamos en un balcón-ventana frente a un pozo con cascada -quizás lo más espectacular que he visto en todo el tiempo que llevo recorriendo cuevas-. El pozo enorme,  muy ancho, calculamos de alto unos 20 o 30 para abajo y al menos 50 o 60 para arriba -no lo sabemos pues el foco no llegaba-. El agua cayendo desde arriba del todo y pasando por delante de nosotros como una película: mucha agua. Por el balcón pudimos pasar hacia varias galerías, algunas con bellas concrecciones. De vuelta visitamos una desviacion importante. Ya en el vivac tomamos otra ruta que descendiendo por una gran galería nos condujo hasta un río que seguimos un rato hasta hacerse ancha y con playas la galería. Y el cansancio nos hizo volver. De aquí a la salida con tranquilidad y paraditas 3 horas y pico. Hermosa vuelta al exterior con luna y nubes bajas, contentos de las maravillas de la Red del Gándara. Nuestra cueva de reserva.
                                        Recomendada por Tozudos&ZoquetesS.L.