27/11/04

Renglones Torcidos (27/11/04) Sistema de Oreña

Completamente idos nos vamos de espeleo. Quedo con Cesar en Erosqui a las nueve y media y tras estar a veinte metros uno del otro durante cinco minutos nos conseguimos ver... seguramente la ceguera es universal. Por el camino a Puente de San Miguel le da tiempo a contarme todas las babosadas que le han tocao las pelotas los últimos días. En la ermita  de San Roque hay una manada de cazadores que piensan cazar algo. Están bien armados y preferimos no insultarles llamándoles cabrones-hijos de puta-asesinos. Al poco los primeros matabichos desaparecen y llegan otros de la misma calaña que acusan a la manada anterior de furtivos y fuera de la ley. Nosotros empezamos a pensar que no vamos a salir con el pellejo entero de esta aventura. Le pregunto a un matabichos si no nos confundirán con un jabalí y el muy cabroncete me muestra su mejor sonrisa. Moisés aparece media hora tarde a pesar de ser el instigador del puto madrugón. Mientras nos mamamos con parsimonia más de una hora pa prepararnos le da tiempo a contarnos toas las desgrasias que lan sucedío viniendo de Comillas; llega a darnos grima escuchar tal cúmulo de casualidades adversas. Como en el fondo estamos hasta los huevos de tanto curro en este Sistema nos dedicamos a sopesar las posibles tareas; elegimos lógicamente la que menos pesa: una que trata de hacer más cómoda la entrada a Gaterópolis ensanchando una fisura que da acceso directo a ese arrastradero. Así nos evitamos bajar un pozo de 40 para subirlo, como imbéciles subnormales profundos, de inmediato por el otro lado. Y siempre tendremos suficiente con arrastrarnos por Gaterópolis unas cuantas horas. Pa ensanchar la fisura utilizaremos unos fórceps que guardo en un pequeño maletín amarillo regalo de la empresa de Moisés. Queda perfecto. Me siento bien con todo el equipo limpio, la saca bien estibada y todo en perfecto orden; lástima que solo dure unos minutos, el tiempo necesario pa entrar por la asquerosa boca de la sima y empezar a arrastrase; al cabo de un minuto estará todo hecho una mierda. Aunque por otra parte no esta tan mal eso de que lo ensuciemos, desordenemos y rompamos todo.
 Por la vereda hay barro, zarzas, y un bosque de tojos de tamaño XXL. Nos pinchan a tope a pesar de ir disfrazaos de rinocerontes. Finalmente acabamos a palos con las zarzas, lianas y tojos montando una batalla campal pa llegar a la boca de la torca del Hielo. Solo falta que nos peguen un tiro la manada de cazadores salvajes y borrachos que han soltado hace un rato en la explanada de San Roque pa rematar el mogollón de pinchazos y resbalones. Cuando nos dejamos caer por el asqueroso tobogán lleno de barro de la entrada me siento como un niño haciendo una travesura. Solo falta que mama venga a reñirnos por ensuciar la ropa. Ahora os voy a confesar la verdadera razón de que me guste entrar en las cuevas: mi deseo frustrado de ensuciarme sin ninguna represión. He tardado mucho tiempo en darme cuenta pero se trata de una verdadera pasión, rebozarme primero en barro fangoso y luego arrastrarme por una gatera arenosa para quedar como una croqueta. Finalmente puedes tiznarte con el carburero y así alcanzar el éxtasis. Os lo recomiendo encarecidamente; no os lo perdáis. Tenéis oportunidades cojonudas de realizaros en la pocilga de la sima del Valturón; o simplemente en la entrada de La Iglesia en la Hoyuca.
Tropezando y dándome coscorrones, me asomo al segundo pozo de la Sima del Hielo y me congratulo de que este casi seco. Las últimas ocasiones en que lo bajé me obsequió con duchita de agua por el cogote. Abajo inicio un rápido movimiento hacia la gatera de acceso a la Red para no detenerme a pensar. Sin embargo mis pensamientos negativos me atrapan a mitad de gatera empujando la saca que ha quedado empotrada delante de mi y  sobre un charco atravesao ; me esfuerzo por no caer ni dejar caer a la saca; trato de levitar pero la carne es débil... solo consigo ensuciarme un poco menos y enfurecerme un poco más por haberme dejado engañar another time. Respiro con amplitud cuando salgo de la puta gatera  y camino erguido con mi saca a la espalda. Breves arrastradas y contorsiones nos conducen a la galería 2001...voy sintiéndome mejor, he conseguido quitarme un peso de encima. Moisés trata de liarnos para alcanzar el pozo de la Castaña por la galería de la derecha (con una “pequeña” desobstrucción) pero César y yo no nos dejamos engañar por las apariencias y nos arrastramos por los laminadores y gateras de la izquierda; al fin y al cabo no son tan desagradables (nota: nadie debe ver aquí una intencionalidad políticamente incorrecta; solo nos atenemos a los hechos).
Por fin nos asomamos a la raja negra que da sobre el pozo. La estrechura tendrá un palmo de ancha y no parece nada difícil de liquidar. Pero las historias reales se escriben con renglones torcidos. Para empezar la bonita pieza que Moisés trae para conectar en el hueco de la batería del Maquita no hace los contactos correctamente. Entonces usamos directamente los hilos para hacer los contactos. Para nuestra sorpresa conseguimos que funcione renqueando como un borracho saturao, es como si la gorda y pesada batería no estuviera recién cargada. Moisés nos asegura con mirada entre torva e implorante que la recargo anoche y que los cables son de un aspirador y por lo tanto “cojonudos”. Visto que pasan las horas y no hacemos nada aquí enterraos (y pensando en el sol del exterior) decidimos como último recurso utilizar las baterías originales de la Maquita para hacer “algo”. Al cabo de un taladro y medio nos deja colgaos sin más. Lo máximo que conseguimos es un agujero de 40 cm/ batería Maquita. La frustración planea sobre nosotros como una bandada de buitres sobre el cadáver de una vaca y César en un paranoide alarde científico y tecnológico comienza un verdadero test para localizar el fallo de energía. Nos deja alucinaos haciendo paso a paso una reducción del problema hasta que no queda otra cosa que uno de los polos del cable del aspirador como responsable. Es muy fino, se calienta y, además, esta casi cortado haciendo que se pierda toda la potencia. Con pedazos de cinta y mocos de la nariz conseguimos que todos los contactos funcionen y podemos hacer el resto de los taladros. A todo esto se nos han hecho las siete. Cesar prueba el ensanche y dice que se puede pasar pero que es algo incómodo. Moisés y yo nos miramos incrédulos y decidimos pasar de él; ya nos hemos esforzado suficiente solo para conseguir llegar a arrastarnos a Gaterópolis un poco antes.
         Andandito nos movemos con toda la rapidez que podemos. Trato de escapar de mis premoniciones sin éxito: al cabo de un rato estoy de nuevo ante la puta gatera pero ahora cansado y harto. Como me deprime ser el último y quedarme descolgao viendo como los demás se van sin esperarme entro el primero en la gatera. Si bien fui muy cuidadoso con la saca al venir, ahora no tengo tantos miramientos y utilizo la técnica del escarabajo pelotero para pasar. Afuera es noche cerrada y el camino de vuelta a los coches lo hacemos sin parar de parlotear sin sentido inflándonos de satisfacción y de planes enloquecidos. Parece que hace buena temperatura pero la realidad objetiva (¿qué es eso?) nos dice que no es así debemos estar a 10 grados; siempre salgo caliente de las cuevas... Para nuestra desgracia seguramente volveremos a este agujero alguna vez más. 

6/11/04

Mycueva® (6/11/2004) Hoyuca

El domingo pasado Moises y yo quedamos en Solares para subir a la cueva de Hoyo Salcedillo y visitar la red SARP. Pero estaba lloviendo y las ganas de subir mojándonos no eran suficientes como para vencer la inercia y la pereza. Queríamos cueva pero no mogollones hasta llegar a la cueva. A Moisés es difícil convencerle de ir a una cueva si no esta motivado de antemano. Además si la cueva tiene mala fama en el entorno de los espeleólogos conocidos por Moisés todavía se pone peor la cuestión. Y es bien sabido que La Hoyuca no tiene buena fama entre la gente del SCC. En realidad ese clima de opinión solo puede ser debido a la única incursión a la cueva realizada por un colectivo del SCC hace varios años y en la que participaron Isidoro, César, yo, y creo que  Guillermo también. En esa memorable salida realizamos una de las pocas –por no decir únicas– travesías entrando por la Hoyuca y saliendo por el Hoyo de la Reñada (Cueva Riaño según los catálogos de la MUSS y entrada a una de las cuatro zonas principales en que dividen los exploradores ingleses al Sistema de los Cuatro Valles). En realidad no hay ninguna dificultad especial en dicha travesía; solo que hay muchas pequeñas dificultades, tales como gaterillas y arrastradillas, y un pesado tramo llamado Gorilla’s Walk (el Sendero de los Gorilas) que es muy pesao. La pesadez de este pesado tramo se debe a tener que ir agachado o doblado –con el agua hasta el pecho en muchas ocasiones– durante un recorrido que se acerca al kilómetro (¡¡¡). Por lo demás es una bonita y agradable travesía en la que se puede ir a contemplar una enorme chimenea cilíndrica ascendente de una rara perfección con casi cien metros de altura por 15 de diámetro y que los ingleses llaman Astradome. La reverberación en el Astradome es espectacular. En aquella ocasión el cansancio de algunos participantes debió inducir cierta fama de dura a la travesía que por lo demás debería ser una de las travesías más divertidas y transitadas de Cantabria. Sin embargo esa no fue la primera vez que entre en el Sistema de los Cuatro Valles ni tampoco la última. De hecho durante unos tres años entre al Sistema de los Cuatro Valles por lo menos unas veinte veces. Además La Hoyuca  fue la cueva con la que retome la espeleo después de un largo periodo y es la cueva a la que suelo recurrir cuando deseo entrenarme o divertirme un rato haciendo espeleo. Tiene la enorme ventaja de que se tarda dos minutos del coche a la boca y de que esta a menos de quince minutos de Solares. La realidad es que esta cueva esta un poco infrautilizada para las enormes posibilidades que tiene. Creo que los ingleses a estas alturas están saturados de Hoyuca. Por otra parte, y a pesar de que los ingleses del MUSS afirman lo contrario, otra de las travesías posibles en este sistema, la travesía Hoyuca-Carcavuezo, debería habilitarse, limpiarse de bloques inestables en el paso crítico y señalizarse mínimamente. Sería una bella travesía entre dos valles: Riaño y Matienzo.
                        De cualquier forma fue la cueva que le propuse a Moisés en sustitución de Hoyo Salcedillo. Refunfuño un poco pero enseguida se ilusiono cuando le conté que la cueva dispone de anchas y hermosas galerías, de una red laberíntica de entrada sumamente divertida, de formaciones, ríos y muchas más atracciones como el Sendero de los Gorilas o Quadrafenia. La lluvia no caía a mansalva pero tampoco dejaba dudas acerca  del tiempo. Durante el pequeño viaje Moisés me contó la actividad del puente pasado en la Torca de Rosneras. Rosneras y el Sistema de Oreña se acercan a menos de 100 metros y tanto la dirección de las últimas galerías descubiertas en Gaterópolis como la estructura de todos los conductos parecen indicar que fueron el mismo sistema aunque ahora los conductos que conectaban ambas cuevas estén casi colmatados de sedimentos y cortados por desfondamientos fósiles que conducían hacia zonas activas más jóvenes. Moisés, junto con César e Iñaki, fueron a mirar la zona de Rosneras más cercana al Sistema de Oreña y coronaron tres escaladas, lo que les permitió descubrir una gran galería en la dirección adecuada pero con un tapón de sedimentos arenosos. De cualquier forma esto es un signo positivo de que andamos en la dirección correcta para conectar ambas cavidades. De pasada Moisés y yo proyectamos una estancia en Hoyo Salcedillo para conocer la cavidad a fondo y varias actividades en el Sistema de Oreña. Y con todas estas charlas nos colocamos en Riaño, justamente en el barrio de la Iglesia, y al fondo de un pequeño polje que los del pueblo llaman la Hoyuca. En un momento nos colocamos la indumentaria y nos colamos por el pequeño agujero de entrada. Parece imposible que un agujero tan cutre sea la entrada a un sistema tan enorme (desde luego dice mucho de la tenacidad de los ingleses). Existe otra entrada cercana que a veces se ha utilizado pero, aunque es más ancha  y tiene menos gateras, hay que atravesar a rastras una pocilga de barro y restos de vaquerías: no es recomendable. Los ingleses se vieron obligados a utilizar esta salida durante la evacuación del cadáver del espeleólogo que murió en el Astradome al confundir la cuerda de descenso, en la cabecera de la chimenea, con un cabo de cuerda sobrante que se acababa a los pocos metros.
Tras unos pasos iniciales por una zona estrecha la cavidad se abre de golpe y aparecen varias salas con formaciones y algunos goteos insistentes. Desde varios puntos es posible penetrar hacia el sur por redes de gateras y meandrillos y así alcanzar una ancha galería arenosa que en varios zig-zags rectilíneos de centenares de metros nos lleva hacia uno de los muchos ríos de esta cavidad. Optamos por seguir la ruta clásica hacia dicha galería y visitar a la vuelta una de las conexiones exóticas. La verdad es que a pesar del número de veces que he pasado por ahí siempre dudo, menos mal que las flechas e indicaciones que han ido dejando los visitantes ayudan pues los conductos son todos muy parecidos. De cualquier forma es una cueva poco visitada y eso se nota enseguida que entras. Su último visitante parece ser un astuto zorro que ha dejado sus caquitas por las salas más cercanas a la entrada; desde luego el zorro tiene los gallineros de Riaño a un tiro de piedra. Una vez en la ancha galería avanzamos con alegría con el objetivo de visitar el comienzo del Sendero de los Gorilas, pero al poco rato de camino nos encontramos una escala que asciende a la derecha hacia una ventana. La curiosidad puede más que nada y subimos por la escala. Nos conduce a una divertida red de galerías que nos hace sudar, con un pozo ascendente regado. Un pocete instalado con spits nos frena del todo. De vuelta a la galería arenosa seguimos con nuestras charlas en que proyectamos el oro y el moro y alcanzamos el río dejando a la derecha la entrada a Quadrafenia. Y en poco tiempo nos colocamos en la desembocadura de un pequeño afluente que suele estar seco. Por este afluente se alcanza el cortocircuito de un sifón en el río principal que conduce al Sendero de los Gorilas; pero para pasar hay que arrastrarse y el conducto esta semiinundado por las lluvias recientes: o nos empapamos o no pasamos. Decidimos ser comodones y volvernos para hacer turismo en la enloquecida red de Quadrafenia. Nos cuesta un par de intentos dar con la entrada pero a partir de ahí nos lanzamos a una red de galerías que se ramifican de forma abundante. Siguiendo la ruta que nos parece principal llegamos a una sala con chorro en el techo de donde salen otras galerías Escogiendo la que aparenta ser mayor llegamos a unos desfondamientos que sorteamos como podemos quedándonos sin poder pasar uno que conduce a más galerías. Por un  estrecho pasillo vamos a dar a un red de galerías muy concreccionadas y ramificadas. Tras hurgar un rato por allí nos volvemos al río principal y descansamos. Ya hacia la salida reconocemos una galería colgada que vuelve a dar al río y un afluente del río principal que desemboca a mano izquierda. Por este bonito afluente transitamos unos 300 metros de cómodo meandro aguas arriba hasta una zona en que decrece el tamaño. Como seguimos comodones nos retiramos placidamente. Elegimos una exótica ruta hacia la salida que remonta un sinuoso meandro para pasar por una gatera a la parte alta de un meandro que se destrepa en oposición. Todas estas rutas hacia el interior de la Hoyuca son reconocibles siguiendo soplos de viento muy definidos.
En el exterior ha mejorado el tiempo y disfrutamos de la relajante sensación que produce la hierba mojada brillando al sol aderezada por el suave cansancio que proporciona una actividad bajo tierra. Esta parte de las excursiones espeleológicas es la mejor. Hay bienestar físico y una agradable laxitud que invita a folgar y charlar. En algunos casos he sentido un especie de subidón al salir de una actividad fuerte, como si se te hubieran despertado todas tus potencias..., pero no se si los demás también lo habéis sentido alguna vez. Moisés me acompaña a casa para recoger un CD con fotos del Carrio y de paso le muestro un trozo del último video sobre Pirineos que he andado editando. Dentro de poco posiblemente volveremos a hacer espeleo juntos. Quizás Rosneras o el Sistema de Oreña o la Tibia-Fresca o La Rubi... hay muchas cuevas para explorar y visitar.