19/4/10

Método (17/4/2010)

     Pelos tenía antes una buena melena, parecida a la de Miguel SCC, pero ahora exhibía una  bola de billar. Alfonso y él iban a subir el viernes por la noche a San Glorio, exactamente al refugio de Vega de Naranco, para la actividad colectiva del club Tajahierro. Manu nos empujaba a explorar y prospectar otro fds más en Udías. Sergio pensaba dedicar todo el fds a su novia pero, a última hora, algo le empujó a unirse a nosotros el mismo sábado por la mañana. Quizás la exploración le seducía de forma extrema. O tal vez, como el mismo me confeso más tarde, quería superar el miedo que le producía el Pozo del Gitano.
     Hacía unos quince días el accidente y rescate del Gitano había implicado a Sergio, Pelos y un numeroso grupo de miembros del SCC. Afortunadamente las consecuencias de la caída en el pozo fueron mucho menores de lo que podrían haber sido. En unas quince horas el Gitano estaba en el Hospital de Sierrallana curándose el pie y la rodilla. Durante el mismo rescate el Gitano hizo entrega simbólica de todo su material espeleológico a Pelos.
     Ahora estábamos preparándonos junto a los coches. Mientras mis compañeros ultimaban sus sacas pude echarme un par de siestas. El tiempo primaveral invitaba a paseos bucólicos agarrado a una mujer por la cintura, deslizando la mano más abajo con suavidad, cada pocos pasos, mientras te dejabas emborrachar por los aromas vegetales. La bomba. En cualquier caso estar bajo el cielo y las nubes haciendo nada o algo.
     Fuimos embalados por la mina. Sergio corría. Y los demás le seguíamos como podíamos. Junto a la escalerilla me encontré el croll del Gitano. Ahora era de Pelos. Arriba del Pasteloso me eché otro par de siestas. Alfonso tuvo que luchar para conseguir pasar los fraccionamientos, sobre todo el primero, que, al estar volado, exige apoyar en oposición las piernas para mantenerse sobre el vacío del pozo y poder salir al rellano.
     Cerca de la Galería de las Excéntricas dejamos un depósito de material para emergencias o utilización ulterior, e instalamos un pequeño pasamanos para hacer cómoda la zona de desfondes arenosos.
     Nos fuimos directos al fondo del Pozo del Gitano. Lo bajé el primero y me fui por el meandro, aguas arriba, a echar un vistazo. Me paré enseguida porque había que arrastrarse por zonas encharcadas. Mucho mejor dejar la exploración de esta zona para épocas de sequía extrema, en verano quizás.
     Comimos en una salita arenosa, a tres minutos de la base del Pozo del Gitano, aguas abajo del meandro. Teníamos que decidir las actividades exploratorias del grupo. Mi propuesta fue topografiar el meandro en avance, paso explorado, paso topografiado, digamos que el método francés. Tres personas para ésto. Y los dos restantes a seguir montando el pasamanos en la Galería de la Rana. Sin embargo las ansias de ver rápidamente lo que hay más allá prevalecieron. Tres topografiando – Pelos, yo y Alfonso- y dos avanzando a explorar –Manu y Sergio- aunque se acordó hacer solo una media hora de avance exploratorio.
     Como siempre la brújula y el clinómetro nos martirizaron. Menos mal que Pelos tenía un frontal a mano para poder hacer la lectura de las escalas. Mientras yo llevaba los aparatos, Pelos hacia de poste y Alfonso apuntaba todo. Cuando llevábamos menos de doscientos metros topografiados en el pesado meandro –arrastradas, barro, estrechez- volvieron los exploradores. La cosa continuaba, aunque no cómoda, hacia el norte y con toda probabilidad desembocaría en Udías.
     El nuevo tercio de la corrida quedo así: Manu y yo a instalar el pasamanos, Sergio, Alfonso y Pelos a seguir topografiando. La primera tirada del Pozo del Gitano me costó. Cuerda embarrada y chicleo. La segunda tirada fue mejor. En cuanto salí del pozo me fui hasta el final del pasamanos para investigar las estrategias de continuación. Me pareció que podríamos bajar unos diez metros y con un leve péndulo entrar en una zona más estrecha de la galería con posibilidades de avanzar rápido.
     Manu instaló una cabecera con dos parabolts para bajar con seguridad. La roca es muy poco fiable en esa zona. Sin embargo su avance quedo cortado de inmediato por un desfondamiento en zona de salida de la estrechez. Manu valoró aquello como peor que ir por arriba. Quizás a una altura intermedia, en la que se pudiera avanzar en oposición entre la dos paredes...
     Al cabo de poco rato escuchamos a nuestros tres compañeros. Posiblemente por una ventana intermedia -o por abajo del todo- se comunicaban los dos pozos. Los topógrafos se volvían porque eran las cinco. Entre que subieron y nos juntamos con ellos a Manu le dio tiempo a hacer algo más, aunque poco. A las seis comenzamos la vuelta.
     Julio estaba esperándonos junto a los coches. Me estuvo contando algunas de las vicisitudes por las que esta pasando para dirigir el club. Terminado el leve aseo nos tomamos unas cervezas en el Bar La Gándara. Alfonso, Pelos y Julio se subieron a San Glorio mientras Manu, Sergio y yo volvíamos a Mompía. Mientras tanto fuimos hablando de escalar el domingo, pero no concretamos nada, pues la primaveral noche del sábado podía prolongarse demasiado...