18/2/24

Sima de Almendricos

                      
 

 enlace a las Fotos

 


En el otoño pasado se celebraron unas jornadas espeleológicas en Caravaca. Me llamó la atención una de las actividades organizadas, se trataba de la Sima de Almendricos, pero no pude inscribirme porque en el momento que lo decidí estaba ya completo el limitado cupo de participantes. Fue creciendo mi interés, ya que era una de las cavidades murcianas que me quedaban por conocer. Más tarde la escasez de actividades espeleológicas a lo largo de diciembre/enero y la vuelta a tierras del Sur incrementaron el deseo de conocerla. El 28 de enero hicimos una hermosa excursión por la zona y conseguimos localizar la boca de la cavidad. Como valor añadido -e inesperado- las montañas de Almendricos y Jaravía nos sedujeron.

A lo largo de tres semanas estuvimos mareando la perdiz para organizar una salida a la sima. Finalmente el 18 de febrero la fortuna sonrió y pudimos organizar un grupo para ir a conocer la cavidad. Vinieron Marisa, Reche, Ester, Raúl y Gerardo, los tres últimos desde Hellín. Nos fuimos a reunir en el área de servicio de La Paz, cercana a Alcantarilla, para ya proseguir en los dos coches por la autovía de Almería, pasando por Lorca y Puerto Lumbreras.

         Almendricos es un pueblo murciano fronterizo entre Murcia y Andalucía. No hay salto cultural entre un lado, Almendricos, y el otro, Pulpí, de esa frontera administrativa; como tampoco lo hay entre la mayoría de las regiones españolas. El contraste sólo se percibe cuando comparamos dos localidades, una en la comunidad A y otra en la B, lejanas a la frontera. Dicho de una forma más contundente: las fronteras son arbitrarias, los cambios forman una gradación prácticamente continua. Generalmente sólo los centros políticos tienen interés en remarcar las diferencias que, por otra parte, inicialmente no existían más que en las agendas de los líderes políticos.

 

 El lugar de aparcamiento para acercarse a la cueva se encuentra junto a una gran finca de mandarinos de los que todavía colgaban bastantes frutos. En el suelo habían acumulado en montones las mandarinas caídas de los árboles. Sólo tuvimos que acercarnos con una bolsa para recoger todas las que quisimos. Son los regalos del Sur. La senda que conduce a la boca de la sima es cómoda y bastante corta, una media hora si llega. Por el camino pudimos observar antiguas minas, creo que de hierro, abandonadas hace mucho tiempo. La temperatura era perfecta para caminar por los cerros. Algunas perdices volaron al espantarse con su ruidoso aleteo. Tan sólo unos centenares de metros para volver a posarse entre arbustos y espartos. Caminábamos sin ninguna nube que ocultase el Sol.

Vimos que la instalación de la sima es un tanto abundante por no decir excesiva sin más. Las fijaciones son parabolts de diez mm (sin chapa ni tuerca). Usamos dos en la cabecera (pequeño pasamanos) y tres en el pozo. Suponíamos que el pozo tenía 20 m. pero nosotros usamos una cuerda de 30 y dio justa... Por una polvorienta rampa de tierra y piedras proseguimos bajando un poco para luego torcer a la izquierda en horizontal e ir a unas galerías pequeñas pero coquetas situadas al NE de la cavidad. Volviendo a la rampa pudimos seguir bajando hasta la Sala de la Culebra. Una galería bien definida en dirección SE estaba decorada de columnas y estalagmitas blancas. Encontramos en esta zona muchas pintadas e inscripciones antiguas.

 

 

Más tarde volvimos a la Sala de la Culebra para ir hacia el sector S, más extenso que lo visto hasta el momento. La situación se volvió confusa a partir de aquí. No estaba clara nuestra posición en la topo y la zona era algo laberíntica. En general fuimos siempre ciñéndonos al límite de la cavidad por la derecha, es decir oeste, avanzando hacia el sur. Comenzamos a poner catadióptricos para que al volver no surgiesen dudas. Cada vez que parecía que se nos cerraba la ruta hacia el sur aparecía una continuación a una nueva sala. Finalmente llegamos a una sala que se "cerraba" con un arco de este a oeste. Sin embargo las posibles "continuaciones" hacían que nuestra interpretación de la posición en la topo fuese incongruente de una manera u otra. Concluí que habíamos visitado menos de la mitad de la cavidad.  Miramos algo más en la zona y paramos a hacer algunas fotos pero eran las tres y sugerí que fuésemos saliendo. Todos se mostraron de acuerdo.

El pozo de salida era cómodo y en poco tiempo estuvimos todos fuera. Picamos algo, organizamos los petates y bajamos suavemente contemplando el hermoso paisaje de montañas y cultivos. Todos tuvimos claro que la cueva se merecía otra visita. Pedí que buscasen con Maps un bar o un mesón en Almendricos; en un pueblo tan remoto tenía que existir un bar decente en el que merendar. Ciertamente no me equivocaba: en un momento encontraron el bar Misuri. Había tapas variadas y el ambiente era tranquilo aunque la televisión estaba vomitando una violenta película woke*/yanqui. Las cervezas y coca-colas hicieron su efecto. La charla giró animadamente sobre cuevas, los mejores bares de Hellín y las mentiras en los medios sobre Putin y Navalny... Pero lo principal simplemente consistía en ser un grupo de amigos disfrutando de un día irrepetible.

* woke deriva fonéticamente a hueco que es sinónimo parcial de vacío

 


 

7/1/24

Desiertos

Fotos (Ant on Ío)

Fotos (Guillermo)

 Texto: Ant on Ío


 

era un desierto Todo, la autovía, la carretera a Matienzo, el Alto Fuente las Varas era un desierto. A las 9:30 me reuní con Guillermo que estaba esperando dentro de su coche cuando lleg a las 9:30. Los chubascos y el tiempo eran invernales como deben serlo cuando es invierno y espantan a cualquier paseante. Habíamos dudado donde ir pero el librito de César con 46 cavernas nos resolvió la duda: iríamos a Torca Cez al lado de Riva. Era un desierto Matienzo y era un desierto Riva.

allá, cerca de un prado, posamos el coche y anduvimos hasta la puerta de una valla. Saltada la valla caminamos justo al lado de ella buscando un indicio, un sendero, algo. La boca estaba cerca pero el prado era un lago y el bosque una pista de patinaje. Cayeron varios chaparrones. Una hora y media después dimos con la torca.

hermosa y clara  la entrada, una buena plataforma y enfrente una pared vertical y compacta con tres fijaciones, pusimos la cuerda a un robusto árbol y la desviamos con uno de los spits. Amplia sala, un montículo de tierra embarrada justo debajo de la boca, un hueso blanco, un laguito, paredes definitivamente blancas, algunas polillas cavernícolas, muchas arañas, una rotura en el suelo y, debajo, un pozo de pocos metros. Instalamos un corto pasamanos y dos spits de cabecera.


 
 
 

abandonamos los aperos verticales allí mismo. Bebimos agua y luego anduvimos por la cueva. Eran caminos, ventanas, puertas, pasillos encantadores. Ventana del Paraíso, Puerta Árabe, Gours, Túnel 72, Capilla, Pasillo de Sandra, Caracoles Blancos, El Derrumbe. Lo vimos todo, salvo Pelos Rojos y el laberinto adjunto a El Derrumbe, y todo nos gustó. Hicimos muchas fotos, Guillermo a mí y yo a Guillermo. Él usaba un móvil y yo la TG6 con un flash esclavo. Era muy divertido probar hasta que dabas con la iluminación que armonizaba el flash fuerte con el debilucho.

salir fue rápido y cómodo. Afuera había dejado de llover aunque el suelo seguía siendo un pantanal deslizante. Era tan tarde que no albergábamos ninguna esperanza de que un bar ofreciese algo. La única oportunidad fallida fue el de Germán que vislumbramos, de pasada, mortecino y sin atractivo alguno. Una pareja de mujeres con tres perros paseaban al atardecer por Matienzo. Luego volvió el desierto. Eran bien pasadas las seis cuando entré en casa.

 

 
 
 




2/1/24

Locura Espeleológica

Fotos: Ant on Ío  & César

Texto: Ant on Ío
 



           

              la cosa es como te digo: uno quiere ir a hacer esto o lo otro, mirar ese agujero, hacer la excursión de por allá, escalar esa vía que hay en aquella tapia...  y se dice a sí mismo: en navidades voy a tener un montón de oportunidades y de tiempo, los amigos están de vacaciones, todos tenemos ganas de salir... pero ocurre: hay mucho intercambio social, mucho whatsapp, mucho estar en todos sitios a la vez, montones de cenas, comidas, almuerzos, aperitivos y sobremesas euforizadas de formas variadas... y entonces: no hay casi tiempo, ni ninguna gana de hacer excursiones o escaladas o incursiones en subterráneos.

primero, entusiasmados, quedamos para la última semana de diciembre, luego pospusimos, ya menos decididos, para el sábado 30 de diciembre y finalmente, apocados, para el martes 2 de enero pero a las 11 de la mañana y sólo César y yo y con pocos planes en la cabeza. Con un librito de cuevas como ayuda, se lo había comprado hace poco, César sugirió que fuésemos a la 0072 de Matienzo. Y yo estuve de acuerdo porque no estaba en modo organizar sino muy al contrario: dejarme llevar por un plan ya pensado. Sentados en el coche y mirando el paisaje estuvimos calculando con la información que teníamos donde estaba la cueva. Una cabaña a la vista era la clave. Subir treinta metros y girar a la derecha por el bosquecillo.

soplaba un fuerte viento, suroeste o así, y el cielo estaba gris con nubes nítidas. Cuando abrí la portezuela del coche, ya cerca de Seldesuto, el viento me la arrancó de la mano. Quitarse y ponerse ropajes fue un tema interesante, todo bien amarrado para que no saliese por los aires. César estuvo un poco preocupado durante un buen rato, la cavidad estaba en el punto de mira, habían robado huesos valiosos. Publicar libros de cuevas es bueno y malo, la información puede servir a los profesionales de los minerales y de los restos arqueológicos.

 


la entrada se mostraba coqueta. Un parabolt de 10 inútil para nosotros, un puente de roca, un árbol sospechoso y luego otro árbol pero fiable. Una tirada de más de 20 por el embudo resbaloso. Abajo una pedrera inclinada habitada por salamandras hermosas, luego estaba la cueva. Primero fuimos a la derecha siguiendo el sentido de bajada. Una agachadita y entramos en una hermosa sala. Muchos gours, muchas coladas, muchas estalactitas, muchas estalagmitas, muchas fotos. En varios sitios nos descalzamos para evitar manchar más. Los torpes espeleos anteriores habían pisado y manchado, nada tan fácil como haber balizado con senderos esta pequeña cavidad, nada tan evitable como hacerlo, nada tan sencillo como ponerlo en marcha desde federación, medio ambiente y cultura...

más tarde, el tiempo pasaba sin sentir, fuimos a la izquierda. Otra sala con más gours, más estalagmitas, s manchas en el suelo, más de todo y una hermosa columna dominando el paisaje. Las zonas con huesos estaban esquilmadas aunque en el intento habían destruido una parte del botín. Evitar este tipo de acciones es muy difícil. Sí, es tremendamente difícil, extremadamente difícil, es imposible. Es el ser humano. Seguro que hay beneficio en el tema. Puede que controlar el mercado de restos fósiles sea la mejor forma de luchar contra ello. Hice más fotos.

luego subimos el pozo, César farfullando sobre todos los roces. A mí me dio por usar el pantín, pero no era nada cómodo pues había que controlar la posición corporal propia con los pies sobre las resbaladizas paredes del pozo. Nada especial. Arriba el viento continuaba y eran casi las cinco. Nos fuimos al bar de German pero no había nada, nos fuimos a un bar de Solórzano pero no había nada, seguimos a Solares pero no había nada, seguimos a Astillero pero no había nada, entremedias un embotellamiento en los centros comerciales, y luego a la estación FEVE de Mogro, pero no había nada y luego a otro bar, más adelante, pero no había nada. De vuelta, después de dejar a César, paré en el LUPA de Astillero y me compré una bolsa de cortezas, otra de patatas y un par de botellas de Martini y me fui a casa.