8/12/18

Hemicordatas



Un día, de los pocos que estoy en Cantabria, pensé hacer espeleología. Teniendo presente el interés que tiene fotografiar detalladamente el Patrimonio Natural Subterráneo de Cantabria llamé a los amigos del CCES para hacer una sesión en Udías  durante el puente de la Inmaculada. Como no era posible organizarlo en “condiciones” quedé con los amigos del SCC para ir a una cueva. Así que, al día siguiente, me uní a Julio, Luci y Juanillo en Solares y nos encaminamos por el Puerto de Alisas hacia el Asón.
La cueva que habíamos elegido -antes de prepararnos paramos a tomar unos cafés- es poco visitada, no muy grande y bastante interesante. La aproximación es corta y un poco accidentada. Para entrar es necesario encaramarse por unas rocas resbalosas hasta un amplio vestíbulo que da paso a un par de galerías: una hacia derecha y otra hacia la izquierda.
             La ruta de la derecha discurría inicialmente por varios barrizales y estrecheces. El barro era profundo y las botas se hundían tanto que amenazaban con no volver a salir. Podía darse el caso de recuperar sólo un pie desnudo. Tuve suerte y el barro me devolvió las botas. Las estrecheces contenían más barro y agüilla -que nos dejaron mojados o empapados según la habilidad del espeleólogo-. Había varias salas con algunas formaciones y zonas con huesos de animales muy grandes y muy antiguos. En la actualidad esos animales no podrían llegar por las estrecheces. Sin embargo al no ser un Patrimonio protegido las osamentas han sido expoliadas y destrozadas. Recorrimos todo hasta el final actual, aunque podría continuarse con una corta desobstrucción. Volvimos sobre nuestros pasos hasta la entrada.



La ruta de la izquierda era más cómoda. Al principio estaba habitada por unas mariposas de color cobre que brillaban sobre la roca clara. Un pozo corto e incómodo nos dio acceso a galerías relativamente amplias y con formas hermosas. También nos ofreció un barrizal aunque, todo sea dicho, no tan terco como los anteriores. El perfil de la mayor parte del recorrido era meandriforme. Luego llegamos a un par de gateras cómodas y cortas. Luci y Julio tenían frío. El empape que habían adquirido en la parte anterior les pasaba factura ahora. Les propuse seguir un poco más allá de las gateras y luego volver.
Al otro lado de las estrecheces nos esperaban unas modestas formaciones muy particulares. Se trataba de un manojo de excéntricas cuya forma recuerda una especie marina llamada hemicordata. Ese ramillete era pequeño, espectacular y desafíaba a cualquiera que quisiera explicar como se había llegado a formar.
           De común acuerdo volvimos sobre nuestros pasos, desinstalamos el pozo y salimos al exterior. Hacía frío. Después de cambiarnos paramos en un parcelita de hierba soleada, a la que faltaban minutos para quedar en sombra, picamos un poco y luego seguimos hacia Solares. Atardecía con calma.  



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