29/12/22

Coverón de Llueva (cap. 1)

Fotos: Guillermo & Antonio
Textos: Ant on Io


Reencontrarse con la fuente de vitalidad y armonía de uno mismo es una necesidad básica. La lucha por conseguir objetivos, propios o ajenos, y el estrés inducido por ello erosiona la vitalidad y nos hace deficitarios. Así pues hacer espeleo a finales de año en Cantabria iba a ser terapeútico.  Era demasiado tiempo vigilando lo que otros hacían y vigilándose a uno mismo.      

Convoqué a los compañeros habituales para hacer algo en diciembre. El único que podía era Guillermo que, además, tenía vacaciones la última semana de diciembre. Después de las típicas dudas debidas a obligaciones familiares y laborales, catarros y compromisos varios decidimos el jueves 29 de diciembre a media mañana ir ese mismo jueves.

En el viaje a San Pantaleón me llovió a mares. Nos preparamos allí mismo, la casa ancestral de Guillermo es una joya histórica, incluyendo el mono y las botas. Cuando llegamos al punto de comienzo, cercano al Alto de Fuente las Varas, apenas caía alguna gota. Cruzamos un prado y nos introdujimos en el denso bosque para bajar en trayectoria  helicoidal descendente al fondo del Coverón. Las lianas colgantes, los helechos y los enormes árboles creaban un clima exótico. Recordábamos, más de veinte años antes, el 25/05/1999, nuestra entrada con César a Llueva (cap. 0). En aquella ocasión visitamos el bypass izquierdo ya que nuestra intención era conocer lo más cerca posible la conexión con el Carcavuezo a través de lagos y sifones.     

Entramos a la cueva bien pasadas la una de la tarde. Nuestra estancia iba a estar limitada a entre 5 y 6 horas. Ahora nuestro objetivo era conocer la sala Big Red Knob Room explorada posteriormente a nuestra entrada y publicada por los ingleses de Matienzo como parte de la topo de 2008 del Sistema de los Cuatro Valles. Todo sea dicho, las topos de los ingleses son muy coloridas y artísticas e invitan a la visita, aunque luego te metas en un gran lío jajjajjajja...

La galería de entrada y sus dos gateras no nos parecieron nada especial. En la más cutre de las dos recordábamos haber tenido que sacar tierra con un orinal allí abandonado. El orinal seguía presidiendo ahora la escena desde un lateral pero no era necesario en modo alguno. En cinco minutos estábamos ante el pozo de diez. Había cuerdas instaladas pero sólo como pasamanos hacia las galerías más al sur.

Instalé nuestra cuerda entre los dos primeros seguros del pasamanos y miré al borde del pozo para buscar un fraccionamiento. Lo que había era tres roscas de spit demasiado oxidadas para fiarse de ellas y un anclaje con su chapa demasiado desviado de nuestra trayectoria. Podía usarse pero como desviador. Opté por asumir el roce buscando el borde más suave y arcilloso. El pozo era poca cosa.

Ya abajo recorrimos la gran galería, comenzando por un pasamanos instalado para evitar las crecidas del río que fluye algo más al fondo. En esta ocasión el río estaba plácido y transparente. Algo más adelante hicimos un par de fotos pintadas. Tras una incómoda caminata por bloques alcanzamos una cuerda que, en el lateral derecho de la galería, nos permite subir cinco metros de resalte hasta el "bypass" derecho. La continuación es por una galería en forma de pasillo meandroso con algunos obstáculos sin importancia. Una desviación hacia el norte nos conduce a un resalte de varios metros con una instalación para descenso. Se trata de un raro pasamanos-pozo que bajamos como "pudimos". En el entreacto Guillermo perdió el pedal. Al otro lado la cuerda continuaba por una rampa de bloques que medio escalabas dando vueltas. De forma azarosa desembocamos en una sala con grandes estalagmitas a la izquierda.



          La continuación parecía ser entre los bloques de un hundimiento. Me recordó mucho el paso clave de la Rubicera. Bajamos siguiendo las señales de sobeteo en las paredes. Pero la dirección era justo la contraria de la que permitía interpretar la topografía. Empezamos a dudar de cuál agujero entre los bloques seguir. No estaba nada claro. Después de un buen rato tanteando malos caminos decidí hacer una última prueba siguiendo el sobeteo en dirección sur aún a pesar de que la topo indicaba hacia el norte la continuación. Unos metros más allá encontramos la solución. A nuestro pies se abría una gatera que giraba 180º respecto a nuestro avance y que casaba con la topo. 

Por esa mierda de gatera, primero con guijarros y luego con barro y charquillos, avanzamos hasta que nos pudimos erguir para pasar un lodazal de hincar bota. Tras pasar el barrizal la galería se desfondaba en plan meandro en oposición y no te resbales. Hubo un par de desfondes de ese tipo y luego la galería desembocó en un galerión que giraba al oeste. Lo que quedaba hasta nuestro objetivo era más galerión con bloques y la gatera de acceso a la sala Big Red Knob Room. Miramos el reloj y eran las cinco y media. 

Nos sentamos a picar algo para comenzar la vuelta con más energía. No queríamos salir tarde ni estar muchas horas. Por el camino de vuelta nos entretuvimos un rato para mejorar la instalación del resalte con el pasamanos. Dejamos una cuerda para hacer un pequeño péndulo muy cómodo. El resto del recorrido se hizo corto porque ya no había dudas. 

Cuando salimos se notaba en las gateras aire mucho más fresco. Estaba lloviendo con suavidad y era noche cerrada. Subiendo por nuestra huellas sorprendimos tres veces a salamandras disfrutando del suelo húmedo y fresco. Estaban bien lustrosas con su negro y amarillo. En un momento dado nos perdimos. Saqué la brújula y verifiqué que íbamos hacia el sur en vez de hacia el norte. Ya me veía embardalado toda la noche. De pronto oímos un ruido que fue creciendo hasta materializarse en un camión con sus luces que subía hacia el puerto. Eso ubicó el prado y la dirección que debíamos tomar. Cinco minutos después estábamos en el coche celebrando nuestra suerte.

Por el camino de vuelta a San Pantaleón pusimos mensajes y llamadas. La noche era oscura como la cueva. Después de cambiarnos de atuendo en el hall de la casona nos despedimos rápidamente y cada uno tomo el rumbo adecuado para volver a su cálido hogar...





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