25/8/06

La huella de Moisés (25/8/2006) Udías-Luna Llena

I.
Mavil aterrizo en Santander el jueves 24/8/2006. El viernes llovió bastante y Mavil se dedico a caminar por la ciudad visitando tiendas de deporte y rocódromos. Por la tarde llamo Moisés y quedamos en ir a explorar a Udías/Torca de la Luna Llena. César llego la noche del mismo viernes y también Manu me llamo para ir de espeleo. 
A la mañana siguiente cayeron algunos chaparrones agradables mientras íbamos de Monpía a Cabezón de la Sal en la furgoneta de Manu. Para hacer un poco de tiempo nos fuimos a pasear por el mercado de Cabezón en busca de higos pasos para Manu. Susana vino con Moisés a pesar de andar malucha. Todos, César en su coche y Moisés en el suyo, nos encaminamos hacia El Llano. Extendimos todos los cacharros al lado de los coches. Volvió un tiempo fresco y delicioso. Había demasiados cacharros. Dudábamos entre ir todos por la mina de Udías o dejar que Mavil, conmigo y César, bajase la torca. La sospecha de que no cupiese por la estrechez del Pozo Graff originaba la duda. Decidimos arriesgar. La cita era en la punta de topo de la Galería Sur. Manu, Susana y Moisés se llevaron el material para instalaciones. Iban cargados como mulas.
Poco tiempo después, ya en la Torca de la Luna Llena, César iba delante, Mavil detrás y yo cerrando cuando le pregunté a Mavil si le gustaba la torca. De libro de texto, de manual -me respondió. Pero no le gusto tanto como para decir que estaba “homologada” (cuando a Mavil le gusta una cavidad suele adjetivarla como homologada) Habíamos hablado y sopesado tanto el entrar por la torca pensando en el volumen de Mavil que acabo asustándose un poco de la estrechez del Pozo Graff. Se le dio bien y  dijo que no era para tanto. Lo peor fue el manejo del freno del descensor en la zona adiaclasada del pozo. No perdimos tiempo en la Sala Triangular; nos pusimos en marcha hacia el punto más remoto topografiado de la Galería Sur. Para preservar la virginidad de la cueva Moisés nos aviso de pisar por la senda ya establecida. Yo aleccioné durante todo el tiempo a los sorprendidos espeleólogos de que pisáramos por la “huella de Moisés”.

II.
De pronto, cuando ya se hacía larga la Galería Sur, encontramos un papelito con la siguiente oración: “topografiar a partir de aquí”. Pensamos, por un momento, que acababan de escribirlo para largarse a explorar pero enseguida caímos en que se había escrito durante la anterior visita a la zona. Era extraño que hubiéramos llegado a este punto antes que el otro trío. Ellos habían entrado por la mina y el recorrido es más directo y con menos dificultades. Al poco, llegaron. Moisés había estado reformando algunas instalaciones en el Pozo Pastelero.
Teníamos entre manos el reparto de tareas pero no había demasiada claridad. Sabiendo lo bien que le resultaría a Mavil aprender a topografíar pensé que fuera en el grupo de topo; pero parece que topografiar es considerado un castigo por la mayoría de los espeleologos. Mavil se fue con Moisés a explorar; César con Susana a topografiar y yo con Manu a bajar los pozos que salpican la Galería Sur. Cuando mire el material me di cuenta que una pocilga andaba cerca. Moisés había andado utilizándolo en el Pozo Pastelero. Me costo 15 minutos ordenar un poco lo que iba a usar en el trabajo de instalación y ponérmelo encima.
El primer pozo, a mano izquierda, estaba a cinco minutos de camino. Instalamos a un gran bloque directamente y fraccione a la pared más sólida para acercarme al borde, muy roto, del pozo. A medio colocar un segundo fraccionamiento la batería empezó a renquear. Conseguí acabar a duras penas y tuve la suerte de que la caída fuera limpia. Abajo encontré un tapón de bloques que dejaba un pequeño hueco por el que se intuía un estrecho pozo. No había soplo o quizás era muy débil. La impresión que me produjo fue que no era camino hacia parte alguna. El segundo pozo, a mano derecha, lo bajamos instalando en naturales que nos vinieron perfectos. Abajo se cerraba casi, aunque había un débil soplo y era posible desobstruir. El tercer pozo, a mano derecha, era una rampa que acababa en una boca que se acampanaba más abajo. Necesitaba equipamiento de spits o parabolts y no pudimos bajarlo. El cuarto pozo presentaba un curioso aspecto de lapiaz. La caliza blanca estaba carstificada con acanaladuras y puentes de roca. Podía destreparse sin problemas. Y Manu destrepo hasta una zona obstruida por un bloque que podría eliminarse para seguir hacia abajo. Pero cuando fue a subir se perdió entre los bloques y entro en crisis. Durante un rato Manu me gritaba que no encontraba la salida y yo le gritaba que veía todo el itinerario sin problemas. Manu consiguió salir. Luego se quedo sin luz de carburo. Avanzamos por la Galería Sur, el con la eléctrica y yo con carburo y leds, en busca de nuevos pozos que bajar.


III.
Vimos la luz del resto de compañeros hacer arabescos en el techo de la galería. Volvían con un largo tramo de topografía en el bolsillo y un buen pedazo de Galería Sur explorado (hasta un desfondamiento con un fuerte soplo). Moisés se sorprendió de que la batería solo hubiese podido meter dos parabolts. Pero así son las cosas. Dos que metí yo y cuatro o cinco que metió él hacen un total de siete como mucho. No es serio. Algo deberíamos hacer.
Restauramos nuestros equipos de iluminación mal que bien y nos pusimos a la siguiente tarea. A unos cinco minutos de avance, nos contaron, había un pozo prometedor. Nos acercamos con una cuerda y cordinos para intentar instalarlo en naturales. Al borde de  la boca del pozo, muy amplia, había un gran bloque del que montamos la cabecera. Me acerque al borde pero no encontré ningún saliente natural y fiable del que colgar el fraccionamiento. Unos treinta metros más abajo observe lo que pudiera ser una rampa de bloques que se hundía bajo la pared del pozo. Quedo pendiente la exploración.
Hubo un reparto de peso. Moisés se marcho muy rápido hacia el Pozo Pastelero para mejorar la instalación de la cabecera (antes de marcharse detecto las huellas que alguien había marcado fuera del sendero; nadie se hizo responsable). Los demás fuimos andando, algo rápidos, siguiendo a Susana (Mavil decía que íbamos como flechas) y cuidando de pisar la “huella de Moisés”. Una distancia apreciable nos separaba del Pozo Pastelero y las únicas paradas que hicimos fueron para esperar a algún rezagado que hubiera podido despistarse. Nos presentamos sudorosos en la cabecera del pozo y tuvimos que esperar un poco a que se arreglasen todas las instalaciones. El descensor de Manu había desaparecido. No sabía si perdido en alguna parada u olvidado en el coche. Ante la situación, y contando con su falta de experiencia con el nudo dinámico, le deje mi descensor.
Cuando nos pusimos a caminar por las galerías de Udías hubo un acelerón por parte de Manu que insistía en querer salir pronto para tomarse una cerveza(¡¡). Le dije que por pronto que saliera tendría que esperar a los demás sin cerveza y así se calmo. Luego en las cuestas el acelerón fue mayor. Moisés, Susana y Manu hicieron su maratón particular; cuando acabo la cuesta se pararon a esperarnos(¡¡). Para no caer en los barros movedizos de la salida de la mina alguien había extendido una sucesión de cajones de plástico, abandonados como navíos a la deriva en un mar de fango.
La mierda nos comía por doquier. Barro pegajoso impregnándolo todo. Las orejas también. Al final todo el sucio material quedo en poder de Moisés para su posible utilización en fechas próximas. A continuación vino el tema de las cervezas, cocacolas, refrescos y raciones en el bar La Gándara. Empezamos con un par de raciones pero el hambre no se nos calmaba y fuimos pidiendo más raciones. Una cena directamente nos hubiera salido más rentable. En plan vacile el propietario nos dijo que por allí no solían venir deportistas Pero cuando supo que éramos espeleologos -ya se acordaba de nosotros- nos tomo con interés. ¿que buscáis bajo tierra, underground...?? el sentido de la vida le respondí -para regocijo de todos los presentes-. Creció la locuacidad y la hilaridad. Nos fuimos después de pagar y por el camino la furgoneta de Manu nos regalo un pedazo de música rockera.

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