7/10/06

La Buenita (7/10/2006) Udías

I.
Tras un paréntesis, debido a las actividades en la pared de Zigal, vuelvo a la speleo a primeros de Octubre del 2006  -el sábado, 7-  con una salidita promocionada por Moisés. El  poder de convocatoria del viernes+tarde reunió a un grupito numeroso  pero no aplastante  -Moisés, Susana, Javier, Chino, Eduardo y su hermano, y dos chicas del último cursillo de las que  no recuerdo el nombre-  en donde siempre. Ya había llovido con ganas el viernes y daban lluvias para el sábado. Volvió a surgir el tema de una cuevita que esta al lado del bar La Gándara. La Buenita es en realidad una mina de plomo y zinc explotada desde la colonización romana hasta hace pocos años. La mina Buenita intercepta en varios puntos una cueva de amplias galerías que recibe el mismo nombre. La Cueva Buenita, por su dirección y su posición en la depresión del Hoyo Cobijón (¿o Covijón?), podría haber sido una entrada, ahora fósil, del río que actualmente se sume en la Cueva de Udías. En esta última cueva la red de entrada se acerca lo suficiente a La Buenita como para acariciar la idea de conectarlas. ¡Y así eludir la salida por la cloaca en la que han convertido el sumidero que constituye la entrada principal de la Cueva de Udías!. De esta forma se podría constituir una interesante travesía que entrando por la Torca de la Luna Llena y continuando por la zona más espectacular de la Cueva de Udías acabase, finalmente, por La Buenita. Esta ilusión que infecta a Moisés desde hace meses podría ser contagiosa en algunos casos.

II.
            Manu estaba en su furgoneta, verde manzana por fuera y roja por dentro, esperándome en el aparcamiento de la gasolinera de Monpía. Como había lloviznado le pedí que fuéramos en la furgoneta por si había que cambiarse dentro de un coche. Al cabo de un rato recibimos una llamada de Susana. Nos dijo que aún estaban en Comillas, que les esperásemos en el bar La Gándara. La noche anterior el autocontrol de Manu para poderse levantar pronto había dejado como resultado solo tres mojitos en su fiestecita particular. Se quejo amargamente de que podía haberse quedado toda la noche tomando mojitos en vez de madrugar. Bueno, a decir verdad quedar antes de las 10 de la mañana el sábado es un madrugón. Recién llegados al aparcamiento del bar estuvimos sopesando la idea de entrar a tomar algo. Pero antes de que pudiésemos ejecutar nuestra intención apareció la pareja en su “nuevo” Opel, prestado por un concesionario que está arreglando el bollo del otro Opel. Nos cambiamos allí mismo con el suelo oliendo a tierra mojada y el bosque de castaños vestido de otoño. Con una calma que se me coló dentro.  En el maremagno de material Susana no encontraba su mono exterior MTDE. Quizás olvidado en Comillas o en Santander. Moisés le dejo el suyo y se quedo solo en mono interior azul. 

III.
      La marcha de aproximación consiste en recorrer 100 metros de carretera, saltar el quitamiedos, bajar 10 metros y volver hacia atrás menos de 50.  Total 3 minutos. La boca de la mina esta tapiada con un muro de hormigón, pero en su base, a la derecha, hay un pequeño agujero soplador por el que se puede entrar. A pocos metros  de la entrada el conducto minero tiene una bifurcación a la izquierda. No mucho más allá, por la bifurcación, se puede observar una pequeña oquedad que deja penetrar la luz desde el exterior.
     En línea recta, viendo la luz de nuestra entrada en la lejanía, nos adentramos por el conducto principal topografiando con el medidor láser. En realidad mientras dos personas se dedicaban a esa tarea yo me puse a mirar desviaciones. Al principio nos confundimos y tomamos un conducto que no nos conducía a la cueva. Al volvernos fuimos tirando los hitos que habíamos puesto para no perdernos en el laberinto de conductos mineros. Pronto recordó Moisés el camino adecuado. Tomamos una desviación a la izquierda que nos llevo en unos minutos hasta una galería grande -en algunos sitios 10x10 metros-  con formaciones de un blanco cristalino similares a las del Soplao.  Topografiando la gran galería, avanzamos con facilidad y proseguimos un buen rato mirando varias desviaciones a la izquierda que no dieron resultado. Pasamos por el borde de un pozo que habría que mirar; no vaya a ser que conduzca a la red activa y por ahí a Udías (hay que tener en cuenta que el nivel de la cueva de Udías se encuentra unos 30 metros por debajo de La Buenita).
     Un poco más allá la galería parecía acabarse en una colmatación de guijarros; pero los mineros excavaron en ese punto un pequeño conducto artificial ascendente que desemboca en una amplia sala. Hurgamos por el borde de esa sala sin resultados positivos. Profundizando hacia el techo con los focos pudimos observar una galería colgada a la que puede llegarse con una escalada en travesía. Aún hicimos varias comprobaciones por un rincón en el que se hundía una estrecha fisura hasta asegurarnos que desembocaba abajo en la galería principal de la cueva. Ya de vuelta tomamos la prolongación más obvia por la mina hasta un pequeño ascenso a un nivel superior. Nuestro objetivo era dar de nuevo con galerías de cueva. Anduvimos dando vueltas por el laberinto hasta darnos cuenta que los conductos nos llevaban al mismo lugar siempre o a sitios ya transitados. Volvimos pues.
     Hubo una propuesta de pararse a comer y otra de salir a comer cocido en el bar. El cocido del bar La Gándara suele estar excelente. Pero cuando iba con Manu enfilao hacia la salida vimos que Moisés y Susana no venían detrás. Nos paramos un rato hasta que el hambre nos hizo tomar algo de lo que llevábamos. Hartos de esperar y un poco intrigados volvimos atrás hasta encontrarnos con la pareja. Al mirar, por casualidad, a la izquierda de la galería habían encontrado un importante ramal con hermosas excéntricas blancas. Nos entretuvimos una hora recorriendo esa galería, contemplando las excéntricas y comiendo algo más.
     Para cuando volvimos a la superficie eran más de las tres y fuimos al bar a tomar cafés y cervezas. El dueño nos contó varias historias. Una sobre cuevas con restos arqueológicos a las que se ofreció a llevarnos. Otra sobre el origen de las minas: a su parecer eran fundamentales en la producción total de plomo para Roma. Dicho plomo, según algunos historiadores, pudo ser un factor de decadencia física para las clases altas en Roma que lo utilizaban en cubiertos y vasos. Nos mostró un antiguo cuchillo de bronce, hierro y asta. Y también nos invito a una magosta, merienda a base de castañas asadas, dentro de unos días. Y a colaborar en la preservación del castañar de Bustablado. Una verdadera mina de tío. Yo me prometí a mi mismo un buen cocido dentro de poco... 

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