7/2/10

Exploración II (6/2/2010) Udías

                El viernes hemos decidido sobre la marcha ir a nuestra zona de exploración en Udías. Parte del grupo -Manu, Eva y Luis- se dedicará a prospectar mientras Miguel y yo volveremos a la Galería de la Rana con la esperanza de continuar obteniendo buenos resultados...

Salita del Resalte
                ...Miguel me recuerda que la cuerda va a tener un roce importante. No pasa nada porque esta muy cerca de la cabecera y como el pozo es estrecho vas empotrado y no cargas demasiada tensión en la cuerda. De todas formas podemos montar un desviador en ese puente de roca... Pero no me da buena espina... está rajado por abajo. Hay aristas en donde esta montada la cabecera. Vale, montamos el desviador con el trozo de cuerda que sobra en el resalte aunque, esencialmente, no va a servir para nada.
                Si antes lo pienso antes sucede. Comienzo a bajar despacio y cuando llevo un metro y medio con un chasquido se me viene encima un trozo del puente de roca. Me da en el casco y resbala por un lateral quedando colgada del cordino. Por suerte el impacto esta totalmente atenuado por el rebote en el suelo y por el casco. Miguel me ayuda a apartar el trozo de roca y continúo descendiendo.  Aterrizo en una salita.
                La salita, con un diámetro medio de diez metros, tiene  bloques que permiten el paso hacia abajo. Las extensiones acaban colmatadas de piedras y barro fósil. Un pocete destrepable de unos tres metros, que parece tener una pequeña continuación, es dejado para mejor ocasión por la malísima calidad de la roca.  Por un lateral de la salita descendemos hasta un balcón sobre una amplia sala. Un puente de roca fiable y un parabolt configuran la cabecera del descenso. Desde el fraccionamiento, en el borde del balcón, se bajan pocos metros hasta una gran plataforma. A este nivel la sala se amplía formando más plataformas de bloques. Descubrimos tres pozos. Dos más evidentes, separados por un ancho puente, y el tercero escondido en la esquina lejana a la derecha de la sala. Éste último, que se alcanza destrepando entre bloques, se revela como un gran espacio que no vislumbramos de forma completa.
                Decidimos bajar, de momento, el que conlleva la instalación más simple -por ser continuación de la vertical por la que hemos descendido-. Todo va bien aunque la cosa es algo delicada. No se pueden ni rozar los bloques del borde. Podrían desprenderse y golpear la instalación o la persona. Con un solo fraccionamiento -parabolt a buena roca- y sin rozar en ningún sitio consigo hacer pie en el fondo del pozo. Un pequeño pasaje me conduce a una ampliación contigua, en donde se observa que el camino del agua es muy angosto. A media altura puede verse una ventana hacia el primer pozo (contado a partir de la izquierda) Miguel baja para verificar todos los rincones. Cuando comienzo a subir se refugia para evitar una posible caída de piedras.  Vamos saliendo hasta el pequeño resalte  topografiando de forma parcial lo explorado. Faltan en la topo el contorno de la sala grande (Sala de los Tres Pozos) y dos de los pozos.
                Después de comer un panecillo con calamares en su tinta que me sabe a gloria -Miguel prescinde de esta acción pues quizás hoy le alimenta el silencio- nos vamos a explorar el pozo que continua otro de los ramales. Al principio hay barro. Sondeo entre cuarenta y cincuenta metros. Fijamos a un gran puente de roca y luego a una columna maciza. Desde aquí puede verse en todo su esplendor la caída. Hacia derecha e izquierda el pozo se convierte en meandro desfondado. Coloco un fraccionamiento en buena roca y cuando miro para abajo observo la punta de la cuerda oscilando en el vacío a unos veinte metros del fondo... Explorar todo esto requerirá grandes remesas de paciencia y cuerdas, muchas cuerdas. Lo que si nos queda claro es que el tercer pozo de la Sala de los Tres Pozos es éste que estamos explorando.
                Se han hecho las cinco de la tarde y debemos ponernos en marcha para llegar a la cita con los compañeros. La hora límite para estar en los coches es las siete de la tarde. Me cuesta poco salir esta vez, y creo que a Miguel tampoco. Llevamos poco peso, no nos hemos cansado demasiado y me siento ligero como si el barro hubiera absorbido todo el cansancio de la semana...
                En el bar La Gándara encontramos a nuestros compañeros comiendo pipas y jugando al trivial. Les vacilamos un poco haciéndoles soñar con grandes galerías cómodas y repletas de bellos grupos de excéntricas. Por su parte ellos también han obtenido interesantes resultados. Manu me escribe al poco tiempo un e-mail con su informe de los hechos:            

“Hola!

Informo a los ausentes, este sábado (6 II 10)  se ha prospectado la parte SE desde sima Luna Llena, encontrándonos tres pozos consecutivos en línea, en principio de unos 15m, surgencias en parte superior del monte, y en dolinas inferiores un proyecto de cueva. Mientras Antonio y Miguel se introdujeron en la galería de la Rana, que como ya sabéis se está instalando un pasamanos en ese enorme meandro, a través de una repisa, hemos accedido a la pared de enfrente que nos da a un desvío, en una de las direcciones se retorna al mismo meandro, que se sigue instalando, en la otra dirección nuestros compañeros han bajado un pozo, entre otras cosas, han conectado con otro meandro paralelo al que estamos instalando,(a unos 10m), de dimensiones similares o mayores, no pudieron llegar a la base del mismo por falta de cuerda, al igual que en el otro se observan pozos, y pozos y pozos...”



                Intuyo que la cosa esta cogiendo inercia como una bola de nieve alimentándose en su descenso. La ilusión por explorar nuevas tierras subterráneas nos vuelve a hacer soñar con conductos, galerías, laberintos, conexiones y hermosas formaciones. A pesar del barro...   

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