13/2/20

Luchena









La suerte fue que en el verano del 2019  J.L.Lamusí me regaló un ejemplar del boletín del SEDECK en el que encontré un artículo titulado “Cuevas hipogénicas en la zona occidental de Murcia”. En el artículo, hablaba entre otras cosas, de una interesante cavidad en el Barranco de Luchena de la Sierra de Pericay, aguas abajo del pantano de Valdeinfierno. Asociada a esa cueva también nombraba los Ojos del Luchena, una surgencia termal en el Barranco de Luchena.
El sábado ocho de febrero Marisa y yo quedamos en Totana con Jorge para una primera visita a la zona del Luchena. En realidad yo no tenía ni idea de cómo acercarme en coche a la parte final del Barranco de Luchena, zona en la que se ubican la Cueva y los Ojos del Luchena. Basándome en el artículo y mirando Maps y Google Earth localicé una pista que parecía permitir el acceso al cauce del río. La pista pasaba por una casa muy cuidada rodeada por una cerca de bloques de mármol. Un poco más allá giraba a la derecha en lo que parecía un obvio alejamiento al cauce del Luchena. Optamos por dejar el coche cerca de la casa y coger un camino que iba directo al río. Llegamos al Luchena sin problemas pero el cauce llevaba bastante agua. Además había zonas con barro o inundadas que impedían moverse con calzado normal. Así que optamos por volver.
Después de varias vueltas y vicisitudes encontramos la carretera al pantano de Valdeinfierno desde Zarcilla de Ramos. La presa, una interesante y antigua obra de ingeniería, tiene unas escaleras a su derecha que permiten el acceso al barranco de Luchena. Sin embargo aquí tampoco encontramos un sendero que permitiese el paso sin mojarse o embarrarse. Optamos por darnos una vuelta por la zona de bosques bajo el Roque de los Buitres, donde hay una colonia de cerca de 300, yendo hacia el Albergue Casa Iglesias. Para nosotros fue un auténtico descubrimiento ese albergue. A los atractivos bosques, a la colonia de buitres y a las excursiones posibles (entre otras al barranco de Luchena), se le deben añadir unas instalaciones fuera de lo común: piscina, campos deportivos, rocódromo, palacete acristalado, instalaciones fotovoltaicas, miradores… todo en un lugar de una belleza y una tranquilidad fuera de lo común.  Y no olvidemos la Cueva y los Ojos del Luchena. Con todo nos faltaba mucho por explorar aún.




El jueves trece de febrero Marisa y yo nos acercamos por Lorca y Zarcilla de Ramos hasta la pista de la casa de los bloques de mármol. Había descubierto, estudiando los mapas, que una de las prolongaciones de esa pista permite el acceso a la zona final del barranco y a una casa albergue que allí existe. Ciertamente no tuvimos ningún problema. Aparcamos cómodamente junto al cauce del Luchena. A dos minutos nos encontramos con la canalización que entrega las aguas termales transparentes y cálidas al río Luchena que discurre por el barranco desde el pantano de Valdeinfierno. Enseguida nos dimos cuenta de que los Ojos no estaban en ese punto ya que la canalización subterránea indicaba otra procedencia.
Después de cruzar con ciertas dificultades el Luchena visitamos la casa albergue. Su situación es excepcional para todas las actividades que pueden realizarse. Pero consideramos que por ese margen el avance era complicado. Volviendo al otro lado encontramos vestigios de una senda que elevándose por un barranquito terroso conducía a la zona en que pensábamos que se encontraba la Cueva de Luchena. Ciertamente la intuición no me engañó esta vez: el barranquito dio acceso a una zona con marcas de haber sido transitado y señalizada con hitos. En un rellano ocupado por un bosque de pinos centenarios vislumbre casualmente un resalte con un agujero muy llamativo. Aunque la idea que tenía era alcanzar un agujero mucho más evidente a unos cincuenta metros más arriba una somera inspección a este primer agujero me convenció de que era la boca de la Cueva de Luchena. Para descartar confusiones visité, mientras Marisa descansaba bajo los pinos, la boca que se veía más arriba. Resulto ser un amplio abrigo muy atractivo para las cabras…
De vuelta al Luchena intentamos seguir aguas arriba por el margen derecho pero enseguida nos corto el paso las paredes, el barro y el agua. Lo que sí era evidente eran los registros de la conducción de agua termal que se sucedían uno tras otro en el margen izquierdo. Volvimos sobre nuestros pasos al punto de cruce y caminamos aguas arriba por el margen izquierdo atravesando frondoso bosquecillos en plan jungla, y vadeando zonas de barro por el mejor sitio que pudimos encontrar para no embarrarnos por completo. Finalmente volvimos a tropezar con vados de agua y/o barro en el punto en que el barranco gira a la derecha 90º. En cualquier caso pudimos contabilizar del orden de siete u ocho registros. Uno de ellos era un túnel al que accedí con la literna del móvil. La temperatura fue aumentando hasta que las gafas se me empañaron por completo. Un hundimiento en el suelo permitía ver la conducción de aguas termales unos metro más abajo. 
Ciertamente uno de los objetivos que me planteo próximamente es conocer el punto de los “verdaderos” Ojos del Luchena. Y otro hacer una visita exhaustiva a la Cueva de Luchena. Esta próxima primavera se promete muy interesante…









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