3/10/10

Rioja (3/10/2010)

            Decían las previsiones de la meteo que el sábado haría un poco mejor, pero que el domingo casi seguro que llovía. Sin embargo tanto el sábado como el domingo hizo un día espléndido aunque se levanto una fuerte surada que arrecio a lo largo del domingo. Seguramente por ello las corrientes de aire del interior de Cueva Vallina aumentaron su intensidad después del mediodía. Allí estábamos Miguel y yo buscando una alternativa para bajar a Río Rioja, nivel activo y llave del sector más remoto de la cueva. Ni Manu, ni el Pelos pudieron venir, únicos espeleos a los que invitamos a la incursión.
            Llegamos los dos temprano a la cita en Arredondo y por primera vez yo llegué antes. Mientras esperaba me deleité leyendo mi libro predilecto desde hace unos días. Una biografía de Copérnico muy bien documentada y ambientada. Desgraciadamente me durará sólo un par de días más. Pero tengo una buena cola de libros excelentes... Miguel me invito a un croasán que me ayudo a complementar el parco desayuno. De comida iba bien pero de líquidos iba muy escaso pensando que en los afluentes del Rioja podría aprovisionarme. Desgraciadamente la cosa fue que no alcanzamos el Rioja. 

            En un momentín nos pusimos en el parking de la curva en la pista que sube a Vallina. Una corta bajada por el bosque y ya estábamos entrando.  Miguel fue controlando la topo a menudo por lo liosa que le parecía. Luego a luego se dio cuenta que la ruta principal está muy marcada por las huellas. Pero no cabe duda que si no llevas la topo seguramente no llegas a donde quieres llegar aunque no te pierdas. Y es que hay varios pasos clave un tanto anodinos que parecen más bien rincones secundarios que una ruta principal. Parada obligada en la formación más famosa de Vallina: El Dragón. Y continuación sin paradas hasta el acceso clásico al Rioja. Para nuestro desconsuelo, y en contra de los pronósticos que yo me hacía, las cuerdas de los dos pozos no estaban puestas. Se trata de un pozo de menos de 10 y otro de más de 30. Para la próxima ya sabemos que hay que llevar las cuerdas.
            Además llevábamos los neoprenos para recorrer sin problemas, en su parte embalsada, el Rioja. Bueno, como teníamos tiempo decidimos mirar varios accesos potenciales al Rioja que no andaban muy lejos de la Galería FN. Primero lo más cercano, una ancha galería con varias ramificaciones y varios pozos. En un punto nos llamó la atención una obstrucción por bloques con fuerte viento y dando acceso a un pozo. En planta casi encima del Rioja. Tiene muy buen aspecto para alcanzar el río de una forma más directa. Pero hace falta desobstruir e instalar. Luego fuimos a unas pequeñas galerías muy pesadas de recorrer  -están cerca de Six Hundred Pesetas-   con abundantes laminadores y estrecheces que llevan a uno o varios pozos. La topo no se corresponde bien con lo que vimos. Mientras yo dormitaba delante de una gatera Miguel avanzó más y consiguió llegar a los pozos que estaban sin instalar. Además la topo indica que la continuación es un acceso al Rioja por un afluente sumamente estrecho. 

Finalmente volviendo a la Galería de la Zorra tomamos el camino que asciende a una gran sala (Swirl Chamber) en donde merendamos. Continuamos luego por una hermosa galería arenosa hacia el oeste, más o menos lo que podría ser la continuación de la Galería de la Zorra, hasta un pasamanos muy mal instalado con una cuerda dinámica que luego asciende hasta una galería superior. Mientras Miguel echaba un largo vistazo yo miré algunas desviaciones modestas. Una de ellas daba a un pozo sin instalar y otra a un hermoso pozo que tampoco parecía haber sido descendido. En general parece que hay muchas pequeñas galerías que están solo miradas por encima, a la ligera. Como Miguel tardaba me tumbé a soñar y me deslicé a un entresueño plagado de imágenes eróticas rescatadas de los recuerdos de este verano. Me contrario que Miguel volviese antes de acabar mi viaje astral. De nuevo juntos, volviendo levemente  atrás la galería arenosa, localizamos la entrada a la larguísima Galería de la Cisterna. El pozo de acceso no estaba instalado.
            Pase sed pero la vuelta a la superficie se nos hizo muy corta. A las cinco ya estábamos fuera. El ruido del viento enfurecido era como el mar. Mientras subía hacia Alisas tuve que tener cuidado, el viento había llenado toda la carretera de ramas y amenazaba con derribar algún árbol. 

           A la caída de la tarde me sume a una magosta organizada por nuestro amigo Pedro Crespo en su cabaña del barrio Tirao de Suesa. Allí, frente a una fogata repleta de castañas, me tumbe entremezclando mis sueños y las vivencias del día...

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