Hice un pequeño esfuerzo por encontrar compañeros para continuar uno de los grandes proyectos de reconocimiento de cuevas que nos traemos entre manos. En concreto lo que más me apetecía era la parte remota de Vallina. Pero mis maravillosos compañeros de aventuras no podían venir por distintos compromisos. Así pues, reduje las pretensiones y cambié la fecha de cueveo al domingo -el sábado era el cumpleaños de Julio- para poder hacer alguna actividad con mi amigo. Realmente hacía mucho tiempo que no hacíamos algo juntos.
Lo mejor del caso es que siempre tenemos modestas actividades pendientes, que casi nunca terminamos de hacer porque tenemos algo más importante entre manos. Una de ellas era, para mí, alcanzar la Gran Sala de la Cueva del Torno directamente por los ríos para, luego, recorrer la continuación del Gran Cañón hasta la zona limítrofe con Cueva Riaño. Otra era volver a Cueva Riaño -su verdadero nombre es Hoyo de la Reñada- y seguir la ruta que la une con la La Hoyuca, recorriendo un montón de galerías, desconocidas para mí, reseñadas en la nueva y flamante topografía de los británicos. Esa ruta había sido visitada por mí a mediados de los 90. Desgraciadamente no pude imprimir la topo a la resolución adecuada para ver los detalles y eso me iba a pesar.
A las diez y media del soleado domingo me encontré en Solares con Julio e Inés a la que no veía desde hacía mucho tiempo. Para Inés esta actividad iba a ser la última hasta finales de Julio, pues la semana siguiente se iba al Alentejo a unas excavaciones del Mesolítico. Pasamos a comprar pilas por Adelma y, luego, Inés condujo la furgoneta de Julio, que se había olvidado en casa el permiso de conducir. Al poco rato nos encontrábamos en Riaño, justo al comienzo de la pista que acerca al Hoyo de la Reñada. La aproximación al agujero de entrada nos llevo un minuto.
Como es bien sabido por todo aquel que haya entrado por este acceso al Sistema de los Cuatro Valles la red de entrada de Cueva Riaño es un buen ejercicio de arrastradas y contorsiones. Pero poco a poco las dimensiones se van ampliando hasta convertirse en conductos de tránsito cómodo. A unos quince o veinte minutos de la entrada se baja un resalte de cuatro metros destrepando con presas buenas. Sin embargo en esta ocasión decidimos llevar una cuerda para evitar sorpresas. Inés y Julio usaron la cuerda como seguro para efectuar el destrepe. Unas decenas de metros más allá el riachuelo por el que avanzamos desemboca en un arroyo cantarín, mucho más caudaloso, que discurre por una amplia galería.
Para ir hacia La Hoyuca hay que moverse aguas arriba de este arroyo sorteando grandes badinas mediante hábiles pasos. Más adelante, en esta zona, el río a veces discurre por debajo de un lecho de arenisca totalmente acribillado de grandes agujeros a través de los que puede verse al agua, un metro más abajo, saltar pequeños escalones. Es verdaderamente encantador. La galería cambia bruscamente de dirección a 90º varias veces: W-S-E-S-W-S. Desde el tramo final, que se prolonga hacia el sur, se puede acceder a un tranquilo afluente que viene del W, y también a una galería superior que discurre paralela a corta distancia. Es la que hay que seguir para enlazar de la forma más cómoda con La Hoyuca.
Primero escogimos el afluente hacia el W. Sin embargo, a pesar de la falta de claridad, mis vagos recuerdos me decían que no había laminadores con zonas inundadas, como las que teníamos delante, antes de Second River. Así que decidí que regresáramos al inicio del afluente y que tomásemos la galería fósil paralela. Resulto ser la correcta. Recorridos sus dos tercios hicimos una parada para realizar fotos pintadas en una zona muy chula de estalagmitas y columnas. Finalmente el rectilíneo conducto nos condujo a una red de amplias galerías arenosas, semiactivas, con gran abundancia de desviaciones y que no recordaba en absoluto. Mis recuerdos divergían radicalmente de la realidad. Contenían exclusivamente el acceso a una sala con bloques a través de un destrepe por un lapiaz interior, seguido durante una corta distancia por galerías muy amplias y húmedas antes del acceso a Second River.
Antes de ponernos a buscar la conexión nos paramos a tomar un refrigerio. Cuando terminé de comer lo poco que comí me quedé sin ganas de hacer esfuerzos. De nuevo tuve claro que es preferible comer cosas muy ligeras si vas a continuar con una actividad enérgica. Miramos las galerías arenosas en varias direcciones, un riachuelo aguas arriba que se fue haciendo cada vez más incómodo y finalmente me metí por una rampa de arena hasta una trepada durilla que me recordó vagamente algo. Necesite un paso de hombros para conseguir acabarla. Más allá había un desfonde que no casaba con recuerdo alguno. Concluí que esa no podía ser la ruta que yo había utilizado quince años antes. Pero seguramente me equivocaba. Tuvo que ser ese el paso clave que Guillermo y yo localizamos la primera vez que accedimos a esta zona.
El desconcierto nos hizo dar varias paseos por algunas galerías. De vuelta hacia la salida estuvimos mirando algunas interesantes desviaciones pero ninguna de ellas nos dio una respuesta a la pregunta que me formulaba una y otra vez ¿como es posible que mis recuerdos difieran tanto de la realidad? Aproveche para conocer un poco más el río principal hacia el sur. Sin embargo para la pequeña actividad que habíamos hecho me sentía un poco bajo físicamente. Cuanto menos haces, menos quiere hacer el cuerpo. Las gateras de salida se me hicieron algo pesadas. Antes de las seis ya estábamos fuera.
El día seguía resplandeciente y cargado de polen. Y mi pregunta seguía insistentemente frente a mi. Recuerdos selectivos. Uno recuerda solo aquello que desea recordar dejando vacíos, sin energía, el resto de los recuerdos. Finalmente uno se olvida de los recuerdos vacíos aunque sigan realmente ahí en un espacio abstracto. La Memoria es un gran misterio. Tanto como el Tiempo o la Vida. Me gusta creer que si alguien consigue dar respuesta a uno de esos tres interrogantes los otros dos se le abrirán también, como flores maduras ofreciendo su néctar, en un gran lote de comprensión!!!
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1 comentario:
Cuando vallamos a vallina me explicas lo de recordar recuerdos vacíos que no lo pillo,será después de Agosto,un abrazo y buen verano,y ya sabes no comas cosas del suelo que luego pasa lo que pasa
Se me olvidaba invitame otra vez que tengo la cuenta en la ofi y desde mi casa me dice el ente que la clave ya está cogida,´cosa rara tu
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