Antes o después teníamos que volver al Carrio. La sima se portó muy bien con nosotros la última vez que nos vimos. Los anteriores fines de semana había buscado compañeros del Club SCC o de otros clubs que me acompañasen a explorar en el Carrio, incluso traté de venderles la moto a algunos hablando de expedición ligth y cosas similares. Creo que a nivel sentimental algunos me hubieran acompañado. Finalmente el fin de semana 25/26/27 de Junio del 2004 Moisés se libera del curso de guía que estaba haciendo y César decide que este fin de semana "toca Carrio". Luis que depende de Moisés también viene. Por contra yo estoy un poco liao con mis amigos de Murcia que han venido al Naranjo y que se bajaron el martes pasado por el mal tiempo y están conmigo. Hemos ido a escalar el miércoles y quedo en hacer con ellos algo el viernes. Pero no cuadran las cosas y deciden volver a subir al Naranjo con ánimo de hacer la Sur Directa el sábado. No es un plan de mi predilección esa vía que he subido más de 10 veces. Me motiva más el Carrio. Así pues llamo a Moises -ya es viernes por la tarde- para unirme a la expedición. Moisés ha organizado una buena logística para aprovechar el tiempo: suben esa misma tarde del viernes César, Luis y él acompañados de otro hermano de Moisés y su novia y de una joven espeleóloga y de su madre que es montañera. En total cuatro porteadores para un campamento de una noche. Lo montan en el Hoyo Salcedillo y los porteadores se bajan de nuevo. Yo he decidido subir el sábado temprano.
El reloj despertador está puesto a las cinco menos veinte pero se ha quedado sin pilas. Así pues salgo a las 10 y 1/2 de Setien me tomo un cafetito en el camping de San Roque y a las 11 y 1/2 estoy hablando con Óscar en Valdició. Su abuelo está en la cabaña de la Sota y decido ir a hablar con él antes de meterme en la Sima. Quiero conseguir una cabaña (la segunda semana de Julio) para montar un campamento en el Carrio. Subo con calor y decido andar en cueros sintiendo las caricias del sol y del viento; en una hora me planto en la cabaña y charlo con este hombre que me cae tan bien. El no puede dejarnos la cabaña en Julio pues la utiliza y allí están el y su mujer viviendo en una forma ancestral y en cierto modo admirable. Tengo la impresión de que el no hace esto por obligación, pues tienen una buena explotación vaquera abajo en la que están implicados sus hijos, sino que lo hace por que le apetece. Me ofrece la cabaña en Agosto -gratis- y también el caballo para subir lo que haga falta. La otra cabaña de la Sota también esta ocupada pero Esteban me sugiere que hable con Manuel Samperio, de San Roque, que tiene una cabaña cerca de del Mortero a unos diez minutos del collado del Carrio. Me despido de estas dos personas, tan amables que me ofrecen comer algo, y rápidamente me encuentro en la Sima.
Decido revisar la zona nordeste -próxima a la base de los pozos- que nunca "tenemos tiempo" de ir a ver. La base del primer pozo sigue taponada con un enorme nevero de unos cinco metros de altura. Justo en la encrucijada en que el trío se unirá a la ruta común dejo tres hitos formados por piedras blancas y negras. Cuando entro en la zona que desconozco voy jalonando el recorrido de hitos bien visibles. Sin problemas avanzo y pongo suma atención en percibir todas las corrientes y sus direcciones para encontrar indicios interesantes de nuevas exploraciones. Me lo paso bien a mi bola. Reviso el río de la Sima que se va enratonando en las areniscas basales y que sopla muy débilmente. Hay continuación para gusanos. Luego echo un vistazo al río de la Pérdida que discurre por una galería alta y estrecha con desprendimientos abundantes. No sopla nada y el aspecto que va tomando es poco prometedor. Sin embargo aguas arriba de este río se encuentra una sala fósil con formaciones de la que parten varias galerías con un fuerte soplo evidente. Esto requerirá un nueva visita más pausada y con material de topo. De vuelta ya reviso una zona concreccionada de abundantes excéntricas de la que surge un soplo suave. Al cabo de tres metros se hace impracticable, y los soplos salientes no merecen la pena en esta zona tan cercana al exterior. Remonto la Sima placidamente y vuelvo al calor tropical de estos días.
Después de comer tranquilamente me voy a ver, en cueros y bajo el sol de nuevo, la cabaña recomendada por Esteban. Está sin puertas y bastante arruinada, pero el lugar es bueno y tiene a dos minutos una fuente que arreglo un poco represandola con lodo y piedras. Las alternativas son: cabaña arruinada o tienda bajo el sol, la lluvia y lo que venga. Poco a poco voy bajando hacia Valdició en donde pido agua a la madre de Óscar. Luego les dejo una nota a los exploradores y me bajo a esperarles en el bar del camping tomando un refresco refrescante (atención a lo que tomaís). Moisés pasa con su hermano en el coche y me dice adiós, que no puede ni parar. César toma un refresco americano conmigo y me cuenta que, aunque cansado, el avance ha sido de unos 500 metros desde la Sala de la Esperanza y que han encontrado tres aportes nuevos, dos por la izquierda y uno por la derecha, lo que hace que el río se convierta ya en un cauce importante. César opina que el río romperá el estrato de arenisca y me cuenta que Moisés está desanimado y cansado. También César está cansado pero en plan bueno y decide volverse a Madrid esa misma noche. Sopesamos las posibilidades futuras y no son nada malas. Trabajo hay en la zona y estais invitados a ayudar. Volveremos próximamente al Carrio (en Julio).