30/7/23

Lobeznos en Lobeto

Texto: Ant on Io
Totos: Guillermo y Antonio





El 30 de julio quedé con MarisaCésar y Guillermo para visitar la Mina Lobeto. Con nosotros vinieron Iris y Mateo, los buenos lobeznos. Nos reunimos todos en la Shell cercana a Torrelavega y Guillermo continuó en nuestro coche. Un rato después aparcábamos cerca de Cabanzón. Lloviznaba de forma ligera. 

La marcha de aproximación transcurre al principio por una buena pista para transformarse después en una pista destrozada por los trabajos madereros y finalmente convertirse en una senda ancha amenazada de invasión selvática. El gps del móvil de César nos indicaba que la cueva estaba a 30 metros pero no la veíamos y estábamos rodeados de selva. A los dos intentos dimos con ella. 

A unos metros de la entrada un arroyuelo procedente de la mina se metía, girando a la izquierda, hacia el soplao de la cueva. Una gran rana nos dio la bienvenida y desapareció. Primero por la gatera luego por el riachuelo avanzamos. Varias veces llevamos a cuchos a Iris para que no se mojase los calcetines. Todos los demás llevábamos botas de goma altas. Luego ascendimos a un nivel más alto de la propia galería y luego volvimos a bajar y luego a subir. Me senté junto a César para aclarar nuestra posición en la topografía de pantalla de móvil. Me maldecí a mi mismo por no haber traído una topo impresa en papel y una brújula mecánica siempre a mano. Las buenas costumbres antiguas que siempre han dado excelente resultado. Y juré no volver a depender de elementos tecnológicos tipo móvil para moverme por una cueva. De paso nos sentamos y tomamos algo de comer.




Más adelante se fue aclarando más la cosa aunque, para evitar zonas acuáticas profundas, tuvimos que desviarnos por unos laminadores que desembocaron en el río por un resalte en el que instalamos una cuerda con nudos para bajar y para asegurar a los lobeznos. Un poco más allá, de forma un poco enrevesada, llegamos al objetivo principal de nuestra visita; las famosas formaciones azules de Lobeto. Nos quedamos haciendo fotos un largo rato.

Ya de salida nos desviamos para ver Lobeto II. Por la sima entraba un arroyo y había algún tronco caído. En contra de lo que parece en la topo la galería minera no conecta con la zona de Lobeto II. Los punteados se corresponden con un cruce a distinto nivel muy mal representado. La galería superior debería representarse con nea continua y la inferior con punteado. Al no haber línea continua en la superior se entiende que las galerías conectan con desnivel.

Volvimos a la salida desandando el camino recorrido. Había dejado de lloviznar pero la vuelta se nos hizo larga. Incluso las cuestas parecían haber cambiado de sentido para peor. Tal vez fuese el hambre aunque en la cueva habíamos estado entre 5 y 6 horas solamente. Decidimos buscar un sitio para comer por allí cerca. Fuimos a Celis donde Guillermo conoce un mesón de cazadores pero había cerrado la cocina de ese y de los otros restaurantes. Acabamos en la Casa Azul, junto a la autovía Santander Oviedo, sitio abarrotado hasta las cejas. Para nuestro asombro nos atendieron enseguida, nos pusieron una mesa, y nos dieron de comer. Eso sí: el ruido imperante, producto de adultos y niños vociferantes, era increíble. A un metro no podías entenderte con el que tenías al lado. Nos pusimos morados a base de platos combinados, pero era algo tarde para atracones con hambre...

 




 

27/7/23

Un día en la Rubicera











El 27 de julio Pepsus amigos Max y SandroCésar y yo quedamos para hacer la clásica travesía Rubicera-Mortero de Astrana. A las 7 y media me reuní con César en Solares y poco después de las 8 estábamos en Arredondo. Desayunamos un poco y preparamos las sacasLos coches fueron hasta el Mortero, el de César quedo arriba, y en el de Pep volvieron a bajar hasta la curva frente a la cascada. Mientras, Max, Sandro y yo esperamos en la curva.

Durante un buen rato, senda arriba, tuvimos sombra, siempre bordeando el haza sobre el Valle del Asón. Luego ascendimos hasta las grandes hayas para llanear un poco hasta las canales de bajada. La cuerda que puse hace muchos años aún sigue ahí. La camisa se ve ajada pero el alma parece intacta. Nunca se sabe. Un poco más abajo entramos en la gran boca de la Rubicera. Salía un aire fresco que agradecimos.

En la rampa de entrada encontramos instalada una cuerda poco útil. Luego anduvimos por la hermosa senda que se ha ido marcando con el paso de la gente hasta llegar a la estrechez que ahora llaman Paso de la LicuadoraMás allá optamos por la ruta alta por su belleza y grandiosidad. Un poco después hicimos un alto en la Teta. El camino hacia el pozo de 30 (llamado ahora del Chocolate) era una buena autopista. Al llegar a la zona donde se toma el conducto que lleva al pozo me resulto poco familiar el paisaje. Pero la señalización era clara. El pozo de 30  estaba bien instalado y las cuerdas en perfecto estado. Sin embargo Pep, de forma generosa, dejó allí la cuerda que llevábamos para recambiar la instalación cuando sea necesario.

Hay dos rutas marcadas hacia el río de las cuales la más cómoda es la de la izquierda. Y justo para bajar al río ya no es necesario destrepar porque hay una cuerda instalada. El Río de la Rubicera es precioso y una sorpresa mantenida. Además es muy divertido ir buscando la zona donde menos te mojas. En la Vía Real te haces la pregunta de como es posible un conducto tan cómodo. Pero luego ya no es tant cómodo al volvernos a unir al río. Hay que poner bastante atención (convendría instalar unos pasamanos) en los syios más delicados para ir bien hasta el balcón sobre el pozo de 90. La instalación del pasamanos sobre el pozo estaba impecable. Al otro lado hicimos una buena parada para comer y descansar. De aquí a la Sala del Descanso había más trayecto del que recordaba en mis recuerdos. Los pozos ascendentes me parecieron incómodos y resbaladizos. y los descendientes cómodos y agradables. Con todo llegamos al Río del Mortero. Pep, que iba algo detrás, se despisto hacia el Gran Pozo cinco minutos.





Lo verdaderamente cansado estaba aquí ante nosotros. Haa tres alternativas a cual peor:

a) Pasar nadando el lago con neopreno

b) Hinchar un bote y pasar remando

c) Hacer el mono en los pasamanos atléticos a 10 metros sobre el lago

b) era imposible pues no había bote y a) para mi tampoco era posible pues no traía neopreno. Así pues me quedé con c). El resto usaron el método a). 

            Cuando acabé los pasamanos estaba un poco reventado pero no muerto. Quedaba salir de allí por las marmitas, subir las rampas, la gran pedrera, el pozo de entrada y el camino de salida. Yo iba cansado y los demás más o menos también, pero Max iba muy cansado. De cualquier forma fuimos avanzando, con alguna duda, y al atardecer salíamos y llegábamos al cocheUnas 8  a  8+1/2 horas en total sin contar la excursión a la boca. El atardecer fue majestuoso, entre nubes y rayos de luz filtrados pero con algo de tráfico en la carretera de subida a EntremazosNos llegó un mensaje con la noticia de un espeleólogo francémuerto en un accidente dentro de una cueva cercana a los Corrales del TrilloNos dejó impresionados por su cercanía.

            Una hora después, en Arredondo, disfrutábamos de unas cervezas. Había sido un hermoso día rodeado de amigos.   






 

23/7/23

Un día en el Lobo

 


 

Durante la semana del 22 al 28 de julio Pep, mi amigo andorrano, estuvo con sus amigos Max y Sandro haciendo espeleología en Cantabria. Quedamos en hacer una travesía clásica el domingo 23; la travesía Torca Fría-Cueva del Lobo. Era el día de las elecciones nacionales y quedamos en Arredondo no muy temprano. En Solares se me unió Manu y desde allí continuamos en la furgoneta.

Pep y sus amigos italianos estaban ultimando el desayuno en un bar de Arredondo. Apenas presentados continuamos valle de Asón arriba en el coche de Pep. Aparcamos cerca de las cabañas del Carrascal, nos preparamos y partimos cuesta arriba. El calor no era excesivo pero, junto con la humedad y los tábanos, hizo el ascenso muy ingrato. Paramos un par de veces bajo las hayas para revivir un poco. A la una estábamos entrando por la boca de ltorca.

Sabíamos que la equipación estaba renovada y reforzada pero no contábamos con que los pozos de entrada, retorcidos y raros, estuviesen instalados para cuerda doble. Fue una gran decepción mirar hacia abajo y no tener el material adecuado. De cualquier forma pensé que dejar para doble estos primeros pozos no era la opción que yo elegiríya quede inmediato, cortas la posible retirada la instalación en doble es algo enrevesada. Dicho de otra manera: la ruta se hace más deportiva pero pierde en encanto. De cualquier forma tocaba hacer otra cosa.

Durante la bajada sopesamos distintas opciones y llegamos rápidamente a la conclusión de que visitar la boca de salida de la travesía, la Cueva del Lobo, era una opción atractiva y que no nos exigía pérdidas de tiempo. Bajamos hasta el parking y subimos con el coche hasta las cabañas de Zucía  (hubo alguna dudas debido al cartel de "prohibido para vehículos no autorizados"... ya que Manu daba por hecho la multa). La corta caminata por el bosque de hayas no nos defraudó. En unos minutos estuvimos listos para entrar por el ojo de la cerradura.

Hacer la ruta de la travesía en sentido inverso hasta el final de la Galería des Handicapés  (o Tullidos) era el objetivo que nos habíamos marcado. La cueva es bastante exigente y la atención a desfondes, trepadas, destrepes y terreno resbaladizo debe ser constante. En poco tiempo alcanzamos la Sala de la Cabra y la gatera de acceso al largo pasamanos que está muy bien instalado actualmente. El pasamanos supuso cierto desgaste. Recorrimos con alegría las galerías hasta la Sala del Balcóngiramos a la derecha y llegamos al Meandro Negro y Sala del Carbón. Allí descansamos un rato mientras Pep fue a mirar un poco la Galería des Handicapés. La vuelta a la boca no presento ningún incidente salvo el cansancio del pasamanos. Antes de salir mis compañeros fueron a visitar la Galería de los OsosA la salida el bosque de hayas estaba sumergido en la niebla, fantasmay bello. Los elfos eran una consecuencia lógica del ambiente onírico

Volvimos suavemente disfrutando del momento. En pocos minutos estuvimos libres de la ropa de cueva y listos para relajarnos mientras Pep conducía valle abajo hasta Arredondo. Unas cervezas y unos buenos platos sirvieron para conocernos un poco mejor. A la vuelta con Manu en la furgoneta asistimos desde Alisas a una puesta de sol fantástica acompañada por buena música, algo inolvidable...   

    


8/7/23

Decepción



Como el deseo de hacer espeleo era cada vez mayor propuse salir el sábado. Nadie podía, salvo César con Mateo. El proyecto de ir a una cueva con niños estaba preparado para el lunes así que esgrimí como propuesta varias cuevas serias, SalcedilloCoverónCalígrafos... La única que no tenía cuerdas era Calígrafos (posteriormente varias descripciones describirían dos resaltes con cuerda). Hace tiempo que tenía ganas de conocerla, sobre todo porque pensaba que sería un camino bastante más cómodo que el de la Fuente de Bustalveinte para alcanzar la zona oeste de la Red del Gándara, permitiendo hacer visitas más "cómodas" a este sector de la gran cueva. Finalmente fuimos a Calígrafos César, Mateo, Marisa y yo.

Nos citamos en Solares. La carretera a Lunada tenía mucho tráfico y muchos ciclistas, se hizo muy lenta la subida. El Puerto de Lunada estaba abarrotado de coches aparcados, pero por suerte encontramos un hueco. Por suerte también el sol estaba velado y soplaba un airecillo fresco que invitaba a caminar. El trayecto por el collado de Bustalveinte hacia la entrada de la cueva se convirtió en un agradable paseo contemplando el paisaje.





La corriente de aire entrante era cálida y seca pero enseguida se hacía fría y húmeda al igual que las paredes y el suelo. Pronto nos metimos en una zona agaterada que nos condujo a una estrechez (desobstruida), desembocando en una galería descendente a 45º de pequeñas dimensiones. Por suerte pude darme la vuelta y bajar de pies ya que de cabeza hubiera sido bastante desagradable. A partir de ahí la galería se hacía más humana pero el avance era sentado o a gatas. A veces había una especie de pórticos redondeados que daban paso a otro sector análogo al anterior. Después de un tramo de longitud indefinida con esa dinámica la galería se hizo más ancha pero no más alta, estilo laminador. La tónica no cambiaba pero lo esperado no era eso. Debido a que la travesía de W a E del Gándarase inicia en Caligrafos por laGalerie du Lézard uno supone que es la ruta más cómoda. Pero hasta el momento la Galería del Lagarto no representaba una ventaja respecto a la ruta de la Fuente de Bustalveinte (Río de la Conjugaison) sino más bien una decepción. De hecho recordaba la Conjugaison como una ruta netamente más cómoda aunque tampoco podría  definirla como un camino tranquilo y amable. 

  

  



           A Mateo no le gustaba la galería y a Marisa le parecía demasiado esforzada. Mejoró un poco y luego empeoró de nuevo. No estábamos dispuestos a recorrer en ese plan casi dos kilómetros, como lagartos, hasta la unión con las galerías amplias. César y yo nos adelantamos, un poco, por ver si cambiaba la morfología. Pudimos ponernos de pie un par de metros pero el plan general era similar. Nuestro informe confirmó lo que ya estaba claro de antemano, nos volvíamos hacia el exterior. La salida, al ser cuesta arriba, fue más esforzada. En total estuvimos menos de dos horas en el agujero. Ya fuera preferimos estar al sol. Estábamos un poco mojados y rebozados de barrillo. Picamos algo antes de iniciar la vuelta a Lunada. Soplaba una agradable brisa del sureste. 

La mayoría de los coches se habían marchado ya del portillo. De bajada hacia el valle del Miera paramos en el mesón de las Escuelas y echamos un vistazo detenido a la topografía de la zona W del Gándara. Desplegada en la mesa era una auténtica sábana que asombró a niño y mayores. Quedó muy claro que hay mucho que conocer en este sector, pero se trata de empresas esforzadas solo aptas para espeleólogos resistentes, entusiastas... y realistas.