A la misma hora que el domingo pasado nos reunimos, esta vez sábado, en Las Salinas. La temperatura era más baja que hace una semana pero iba a hacer más calor. Eso se veía venir. Me regalé un desayuno brutal pero ni Vicente ni Abdón tomaron otra cosa que café.
Esta vez no olvidamos subir el motopico, ni las macetas y piquetas y tampoco un tubo de poliuretano. Sobre las diez de la mañana la Raja aspiraba una fuerte corriente. Mientras hacia 6 taladros con la Hilti para coser con cable el segundo escalón Vicente empezó a taladrar en la raja para ensanchar. Abdón enhebro el cable y fijó los perrillos. Luego pusimos tablas en X y en H.
El trabajo de ensanchamiento iba a destajo. Vicente probo a meter con un hilo una GoPro enlazando una linterna para mejorar el invento. A pesar de las variadas pruebas que hizo los resultados no fueron demasiado clarificadores. Lo mejor era seguir ensanchando a pleno ritmo. En los entreactos que iba dejando la gran tarea me dediqué a rellenar y acuñar detrás de las tablas el segundo escalón. Finalmente le metí dos tubos de poliuretano por las rendijas. Uno de ellos estaba viejo y no salía. Le arreé un picotazo con la piqueta y fue saliendo -e hinchándose algo- la vieja pasta que contenía, pero el otro tubo funciono bien. Quedó muy chulo pero con un tubo adicional quedaría más perfecto.
Sobre las doce de la mañana cambio, después de unas cuantas vacilaciones, el sentido del flujo de la corriente. Se nos dispararon las teorías acerca del funcionamiento del sistema: respiración por gran volumen con alternancia de temperatura, ladera sombreada en la otra boca al mismo nivel (ladera este), otra boca superior… Todas las elucubraciones son pocas. Pero el tiempo dirá. Lo mejor sería poner termómetros y anemómetro en la boca para tener series temporales de datos que nos guíen un poco al establecer las hipótesis. Vicente trajo también un georadar y lo estuvo probando sobre la zona. Fue asombroso comprobar como quedaba reflejado el hueco subterráneo de la raja ventosa a pesar de su reducido tamaño.
La gran tarea permitió visualizar con claridad el tubo vertical y el cambio de pendiente abajo. Agotamos las baterías de la Bosch y casi las de la Hilti. Finalmente podíamos pisar el tubo vertical. Vicente probo a hacer un video con el móvil usando la linterna del propio teléfono. Salió bastante bien. Eso nos permitió visualizar como el tubo se hacía casi horizontal, pareciendo de tamaño casi humano, y como giraba a la derecha aproximándose al conducto principal. Pensé que no estaría mal topografiar lo que tenemos para tomar decisiones prácticas.
Hacía calor cuando empezamos el retorno al coche. Vicente tenía ganas de celebrar los avances. Nos fuimos directos a un bar que conocía él en Fortuna, famoso por sus catalanas con jamón. En vez de cervezas todos tomamos coca-colas. La cabeza y los proyectos se nos dispararon. Si por Vicente hubiera sido habríamos vuelto al día siguiente a la gran tarea de la prometedora Raja Eiger…