Como dice el título, y muchos olvidan a veces, la SpeleOoo se practica ¡bajo tierra!. Y esto tiene ciertas ventajas que deberiamos recordar. La primera es que si llueve no te mojas aunque, eso si, te puedes ahogar (no obstante, esto tiene su mística). Así pues el domingo treinta de Noviembre había una gran confusión mental a la hora de decidir a que cueva íbamos a meternos Moises, Luis & I. Prueba de ello es el abanico de posibilidades que se esgrimió:
a) Sistema de Oreña por la sima del Hielo
b) Red del Gándara
c) Torca del Regatón
d) Ojáncano-Anjanas
d) Réseau Gloria/Cañuela
Finalmente nos fustigamos con la Cañuela por dos razones: primero, es grandota y hermosona (lo que parece ser motivante para el joven espeleólogo Luis XIV); y la segunda es que ni Mois ni yo conociamos el Réseau Gloria -últimas exploraciones en Cañuela-. El tiempo amenaza en Bustablado.
Como tos deberiais saber, en la Cañuela se pueden encontrar hermosísimas sierras y una sala ciclópea que la llaman -asi sin más- Oliver Guillaume. Pues bien de esta pequeña sala, no lejos del punto de acceso y moviendose totalmente hacia el este podemos encontrar el comienzo de la Galería Este tambien llamada Cañon Este. Nos despistamos por la sala un buen rato por subir demasiado e ir excesivamnetet al sur pero por fin nos asomamos a la galería por una especie de collado con un bloque. Al comienzo parece que hay que bajar un pozo de unos treinta metros, pero esto es totalmente falso. Lo que realmente hay que hacer es flanquear el pozo por la izquierda a unos cinco metros del borde y alcanzar -justo enfrente- al otro lado del pozo una galería molona ¡la galería este! Moises se pelea con el pasamanos un buen rato y así hacemos hambre todos. Devoramos el condumio al otro lado del abismo.
Recorremos durante un corto rato la Galería Este hasta un desfondamiento salpicao en la galeriota. Hay un buen desnivel y ninguna instalación aparentemente. Luego volvemos y observamos lo que pudiera ser el comienzo del Rèseau Gloria. No bajamos tampoco pues hay un resalte. Decidimos ir saliendo y volvemos por el camino tradicional de los Bulevares. Nos damos cuenta de que hay mucha más agua que cuando entramos y la hay en sitios en que normalmente no hay. Salimos a las cinco y notamos el mogollón de agua que ha caido y que va a caer aunque no esté cayendo. El agua nos respeta y podemos cambiarnos sin zafarrancho de combate.
Hemos estado bajo tierra sin enterarnos de que llovía. Curioso ¿no?