2/12/12

Terapia de Grupo

Texto: Antonio
Fotos: Caimán



      El 31 había asamblea del club. Tenía varios temas que me obligaban a asistir. Sin embargo llegué media hora tarde porque andaba liado la tarde del viernes. Ya estaban enzarzados. Se discutía acerca del préstamo de equipos personales. En general se hablaba en tono alto, tono que iba elevándose progresivamente. Se interrumpían unos a otros, quitándose la palabra o sencillamente escuchándose solo a sí mismo. El problema de fondo parecía ser un pique por que no se presto a los amigos de Oscar (el argentino) unos equipos personales. Siempre pasa entre los latinos –todas las nacionalidades incluídas- el creer que la norma está hecha para que los demás la cumplan y uno mismo se la salte (yo no me excluyo) Sobre todo si eres amigo del jefe. Luego había otro pique por unas cuerdas. Luego otro pique por un malentendido en la organización del orden del día. Luego otro pique por la manera de organizar y dirigir el curso. En particular por la manera de tratar a los colaboradores de los cursillos. Sin embargo a pesar de la cantidad de tensiones/piques francamente creo que el club está mejor que nunca. Hay mucha gente joven y no tan joven con la ilusión de explorar y conocer cuevas. Hay energía vital. A mi parecer el desarrollo de la asamblea fue una dinámica grupal de lo más saludable. Y en mi opinión lo mejor que podrían hacer los miembros que han abandonado recientemente el club es volver. Un club con muchos miembros activos puede ser mucho más poderoso a la hora de cambiar el panorama de la espeleología en la dirección correcta: CONSERVACIÓN con mayúsculas y gestión eficaz  (coordinación institucional) del Patrimonio Subterráneo.



Por otra parte había ido al club con la esperanza de conseguir compañeros para balizar cerca de la Sala de Fisc una zona de gours someros. Me parece un interesante experimento intentar recuperar el aspecto original de esos gours. Espejos grandes en el suelo reflejando los techos cuajados de formaciones gravitacionales. Cuando ya parecía que no había remedio se apuntaron Alicia, Carlos y Carmen. Un equipo perfecto para esta tranquila actividad. Como el tiempo se prometía muy frío y nivoso quedamos a eso de las diez y cuarto. El viernes acabamos muy tarde de discutir/hablar/dialogar/insultarnos/disculparnos/lo que sea y no preparé nada para la salida. Tomé la pequeña taladradora en préstamo. Por la mañana corte estacas de fibra de longitudes 20-33-50  en número suficiente para que no faltasen. Caps de tubo había suficientes e hilo también. Ultime los carteles, aunque el tipo de pegamento no me pareció suficientemente fiable. Por si acaso había que hacer muchos agujeros lleve mi taladradora. A la hora convenida nos montamos en la furgoneta de Ali y nos fuimos por Ramales/Soba. En el entreacto tuvimos entre las manos un libro de descenso de cañones y otro de actividades deportivas al aire libre (este último subvencionado, puede conseguirse en información turística de Ramales)
El tiempo estaba poco acogedor: mucho frío, humedad y nieve caída. Suerte que con la furgoneta el proceso de cambiarse de indumentaria es más llevadero. Sea como fuere conseguimos prepararnos, acercarnos e ir pasando las pequeñas dificultades de las galerías iniciales. El lago estaba bastante alto y por poco se me llenan las botas de agua. A pesar de la falta de experiencia en el proceso de colocación de las estacas, en este caso la dificultad fue mínima y el trabajo se hizo sin ninguna complicación. Pusimos un cartel bien visible (pero desviado de la zona lo suficiente para que no provocase impacto visual) Sería bueno que los carteles fuesen oscuros con letras claras. De esta forma casi no se notarían. Luego fui colocando las estacas con la ayuda de Alicia. Debido a la naturaleza arcillosa del terreno en pocos caso hubo que taladrar el suelo . Finalmente fuimos colocando el hilo sin mayores dificultades que ablandar un poco las caperuzas. Al otro lado del pasaje (de las dos opciones es la más usada) pusimos otro cartel. Así la gente no se despistará al llegar. Luego nos fuimos a visitar una bonita zona muy cercana.








Las galerías que se prolongan hacia el sur desde la Sala del Fisc contienen abundantes formaciones y rincones espectaculares. Carlos hizo trescientas fotos. Prácticamente visitamos todos los rincones visitables. Además la zona se notaba más templada y seca que la confluencia con Alizes. A las tres nos fuimos hacia la calle. Había mejorado el tiempo dejando una paisaje nevado a partir de la altitud en que estábamos. El blanco contrastaba con la brillantez de los verdes y de los pardos otoñales. Escogimos la opción de comer en el bar Coventosa, cosa que no hacía desde hace varios años. Comimos lo típico: cocido montañés. Con eso hubiera sido suficiente pero Carlos y Alicia tenían más apetito y pedimos un segundo plato. Acabe morado de tanta comida. Para la próxima lo tengo claro: sólo cocido…




17/11/12

PowerFit



El asunto de ir al Eurotúnel (Sistema del Lobo) no acababa de cuajar. De una forma o de otra siempre ocurría algo que lo impedía. Y este último fds no iba a ser menos. Había mucha gente en el club la noche del viernes. Alfonso ofrecía conocimientos sobre el montaje de iluminaciones leds. Pero para ir al Lobo sólo éramos dos, Manu y yo. Para no liarnos demasiado nos decantamos por hacer una visita turística a la Cueva del Narizón. A última hora se sumaron Carlos, Ali y su hija Belén. Me lo tome como una ocasión excelente para hacer fotos en La Joyería.
El anuncio de PowerFit resultaba inquietante. Primero, no estaba seguro de si era un fabrica de instrumentos para ponerse cachas o si, en sí mismo, el sitio era un local de culto al Dios Cuerpo. Mirando de otra forma me encontré con el contraste entre ambos dos. Ella, la chica, blanca, rubia y estilizada. Él, supergorila más que humano, negro, hipertrofiado hasta el paroxismo y satisfecho de su plenitud.  Le estallaban las venas. Ellos dos, cada uno a su manera, miraban hacia la ladera donde, a menos de cien metros, están las entradas al submundo: el Narizón y Torca Palomas. Mi perplejidad dio lugar a un film mental sin final aparente. Miraba el anuncio y me sumergía en el paisaje que dominaba a las dos figuras humanas. Algo así solo podía ser Singapur o Tokyo o quizás Hong Kong. Me pregunté que cojones hacía este anuncio en el Vallegón de Castro Urdiales y que cojones hacíamos allí nosotros. Era como si sus miradas nos estuvieran comunicando el camino. El camino de la sociedad posposmoderna. Y como una fina burla, tal vez ironía, a nuestros esfuerzos por acercarnos a la Naturaleza. Me sobrepuse a mis reflexiones y, pacíficamente, seguí preparándome para entrar en la cueva.



Se suponía que el sábado iba a ser algo lluvioso pero durante el viaje hacia Castro no cayo ni una gota. Y solo cayeron dos gotas cuando estábamos acabando de prepararnos frente a PowerFit. Una de las gotas le cayo a Carlos y la otra me cayo a mi en el pescuezo.  A lo largo del día debieron caer del cielo cuatro gotas más pero, como es lógico, no nos cayeron a nosotros. Sin embargo sí que nos cayeron, desde las goteras, abundantes gotas. A mi me entraron varias por el cogote. Resultaban estimulantes.
Belén es el resultado de una madre sin miedo alguno. O, cuando menos, sin ninguno de los típicos miedos que complementan a la hembra maternal española. Una niña de nueve años jumareando y pasando fraccionamientos. Incluso pasó un desviador, aunque le tuve que echar una mano. Todo un ejemplo. De vez en cuando Belén exhibía un genuino NO a medio camino entre infantil y adolescente. Alicia ejerciendo de madre -y Carlos de padre- con paciencia que bordeaba peligrosamente el enfado. Belén no quería ponerse los talabartes hasta llegar a la sima, Belén esto o Belén lo otro. Pero, en este caso, la sima estaba a dos minutos del coche así que Ali se puso enérgica y la niña se vistió de romano.





La instalación de Torca Palomas tiene chapas de inoxidable con parabolt de 10. Sin embargo en la tercera fijación hay que poner la chapa. Y el cuarto fraccionamiento es de parabolt de 8 zincado. Abajo hay una hermosa sala en penumbra. Se pueden realizar bonitas fotos. A partir de aquí solo hay un camino posible, por el río, pero éste se va enrevesandoprogresivamente. El acceso a los otros niveles es francamente lioso. Pudimos acordarnos entre Alicia y yo. Sea como sea se accede a otro nivel en el que hay una galería bastante ancha obstruida por conjuntos de formaciones. En un momento dado, después de pasar por bastantes estrecheces,  se accede a una zona de excéntricas notables. Al principio me costó convencerles de que trajeran las sacas pero después de un instante de contemplación no tuvieron ninguna duda.
El resto del tiempo se me pasó volando. Hacía lo que buenamente podía con la cámara en el trípode (La dificultad es colocar las luces de forma que realcen lo que en un fugaz instante has vislumbrado. Esa combinación de luces y sombras que hacen del paisaje subterráneo algo mágico o de otro mundo) Poso Alí, poso Carlos, poso Manu y poso Belén. Luego comimos. Y continuamos haciendo fotos. Belén me acompaño a una galería ascendente cuajada de cristales. La paciencia de algunos empezó a resquebrajarse y la mía también pero, aún así, se mantuvo en pié hasta el final. Alicia tuvo tiempo de lanzarse a explorar una continuación que la llevó a una sala con formaciones. Días más tarde he mirado la topo del Narizón. He descubierto que la zona donde Alicia empezó a hurgar es un portal. Por ahí hay más cueva que todo el resto que conocemos. Me temo que, como casi todas las cuevas de Cantabria, esta es una cueva en la que hay más de lo que indican las aparencias. Lo que pasa es que casi todos nos centramos en el recorrido de la travesía Narizón>>Torca Palomas. Y esto está ocurriendo en todas las cuevas que tienen una travesía o un recorrido estándar. La ventaja, para la posteridad, es que el deterioro de la cueva queda reducido a un camino muy concreto. 
No puedo decir que fuera cansado pero si notaba el paso de tanta estrechez y gatera. A media tarde salimos al exterior. Alicia y Carlos proyectaban ir a devorar pinchos en Sarón. Una especie de fin de semana gastronómico en que los bares de Sarón compiten por ofrecer los mejores pinchos a 1€ el pincho. Durante el viaje de vuelta a Solares nos fuimos calentando todos. Manu se marchó directamente a Sarón a comer pinchos. Yo me pasé por casa con la intención de ir un poco más tarde. Pero las circunstancias me desviaron hacia una velada más casera…




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26/10/12

Sencilla Mente



Las incursiones breves en ciertas cuevas, como la Red del Gándara, no me motivan como antes. Durante la tarde del viernes llegué a pensar que no iba de cuevas. Sin embargo el sábado por la mañana me sobrepuse a la desgana y pronto me sorprendí ilusionado como un colegial. Sencilla mente programación mental. Sencilla Mente.
            Podíamos hacer una incursión corta en la Red del Gándara. O podíamos visitar Cuevamur para dedicarnos a la fotografía. Decidimos hacer fotos. Confieso que a mí me apetecía mucho más esto último. Pero no estoy tan seguro de que a Miguel le apeteciese tanto. Sin embargo creo que al final se lo paso tan bien como yo.
Una buena foto puede suponer un reto tan grande como subir el Pozo de Cueto. Como resulta evidente se trata de algo muy  distinto a subir un pozo o a navegar por una cueva. Es algo reflexivo a tope. Así pues nos dedicamos dos o tres horas a hacer fotos en algunas salas de Cuevamur. Algunas no salieron mal. Casi siempre el resultado de una foto subterránea es una sorpresa. En las pantallas de las cámaras digitales no se puede comprobar bien la nitidez, la calidad de las zonas iluminadas y en sombras. Vamos, que hacer fotos puede llegar a ser un objetivo en sí mismo.



 Corales


 Excéntricas de calcita


Galería de los Cristales

20/10/12

Cámaras





            En los últimos cinco años me he cargado tres cámaras en las cuevas: una Minolta Submarina, una Lumix FX y una Sony WX5. Afortunadamente la Sony estaba en periodo de garantía y ésta incluía fallos en la apertura del objetivo. Pensándolo bien es una cara actividad la de la fotografía espeleológica de reportaje. Si uno asume la fórmula clásica para hacer una foto en las cuevas –cámara en un bote estanco, cambio de guantes, trípode, flashes, etc- puede conservar su cámara una cantidad de tiempo razonable. Pero en caso de llevarla en bandolera, como se lleva una cámara normal en un ambiente normal, el aparato tiene sus días contados. A lo sumo te dura un año sin dar serios problemas. Lo más jodido es, sin ninguna duda, los mecanismos de apertura y cierre del objetivo retráctil. Demasiado delicado para las brutales condiciones de una cavidad. Aunque aparentemente no se toque la suciedad directamente con los dedos, ocurre que en el ambiente hay cantidad de polvo, microgotas y suciedades de todo tipo en suspensión. Además la humedad es prácticamente del 100%. Se produce, por más que te esmeres, condensación y entrada de partículas en los mecanismos. El desastre total. Y el día menos pensado el objetivo se niega a abrirse o a cerrarse o a las dos cosas… vamos que la has cagado.
            La solución mala consiste en llevar una cámara digital compacta para deportes de aire libre (hasta ahora sus prestaciones no eran gran cosa) Y la buena una cámara compacta, pero con objetivo no retráctil. Panasonic ha lanzado un modelo de este último tipo, la Lumix GF3, pero es cara y de objetivos intercambiables. También Olympus ha lanzado un modelo para deportes de aire libre con prestaciones muy buenas. Pero, de momento, estoy probando una cámara de formato intermedio (semicompacta con prestaciones de réflex) que pienso proteger con un tubo de plástico. Se trata de la Nikon P7000. Hasta ahora -solo exteriores- la cosa ha ido muy bien. Pero meterla en una cueva este último fds ha sido harina de otro costal. He elegido una cueva bien doméstica en la que alcanzar los objetivos a fotografiar conlleva poco tiempo y poco esfuerzo. Se trata de la ya visitada varias veces por mí Cueva 415 de Matienzo. Una cueva a la que tengo en alta estima. No solo por sus hermosas excéntricas de calcita, sino también porque alberga algunos cabos sueltos que merecerían ser estudiados con meticulosa atención.




           Marta y Manu me esperaban en la estación de Solares el sábado en la mañana. El cielo amenazaba lluvias. Lo más prudente era ir en la furgoneta de Manu para evitar la lluvia si ésta hacía acto de presencia. Una hermosa yegua y su potro nos esperaban en el lugar de aparcamiento. De éste a la boca tardamos menos de diez minutos. La encontré sin problemas. Un asunto que surgió sobre la marcha: en el prado que domina la boca de la 415 se ha abierto un agujero por el que sale aire. La entrada permite el paso de un espeleólogo. Han tapado la boca con unos maderos para evitar que el ganado se despeñe.
            En el resalte de la primera sala puse una cuerda para evitar problemas. En unos pocos minutos nos colocamos en la segunda sala y de aquí no nos llevo demasiado localizar la zona de las excéntricas. Las fotos a mano alzada con la Nikon se revelaron bastante mediocres. Aumentando la sensibilidad hasta 1600 los resultados en cuanto a nitidez mejoraban algo, pero disminuía el detalle. Las fotos con trípode eran mejores pero como conserve la sensibilidad muy alta, tampoco me gustó demasiado el resultado. Sin lugar a dudas hace falta más luz o pintar las fotos con exposición prolongada.
            No estuvimos mucho tiempo en la cueva. Algo después de las tres estábamos en un bar de Solórzano tomando unas bebidas. Manu estaba invitado a una comida a la cual iba a llegar bastante tarde…  




14/10/12

Excavaciones



Excavaciones  (10/2012)

Tengo una duda:
            ¿nos encontramos en una zona de captación del Sistema del Lobo o del Sistema del Gándara? Definitivamente Sergio parece inclinarse por el Gándara. A mi no me inquieta demasiado si va hacia una u otra cueva. En cualquier caso se trataría de un avance importante en el conocimiento del correspondiente Sistema. Tampoco me quita el sueño que tardemos más o menos. Lo que me preocupa es que el proceso de excavación de la Bloquera sea seguro. No es que sea difícil trabajar. Los bloques se extraen con facilidad y, con una cadena humana y las herramientas adecuadas, se avanza con alegría. El problema es la inestabilidad del conjunto debido principalmente a lo “esponjoso” del puzle. El estrato se fracturó al ceder sobre una galería o pozo. Pero durante miles de años el agua ha infiltrado las grietas entre los bloques y las ha expandido al congelarse; además en los terrenos superiores se ha formado una capa de tierra vegetal que también se infiltra entre los bloques.
            La consecuencia de todo lo anterior es el hecho de que extraer un bloque implica liberar demasiado a los vecinos. Se impone una estabilización de todo el conjunto. Y esta es la verdadera dificultad de estas Obras Faraónicas, como Adrián las ha bautizado.

El 8 de octubre de 2012 Sergio dijo:
                  Os paso las cotas y distancias que hay desde la dolina que hemos estado excavando el sábado y la galería de la Cueva del Lobo que comentaba Antonio. Hay  un desnivel aproximado entre galería y dolina de 130 m. (Gráfica)

El 10 de octubre de 2012 Adrián dijo:
Sergio, esto era lo que te comentaba del Sistema que esta en Lunada, y que está cerca de donde estábamos excavando. Los circulitos (chschschs), es donde estamos excavando. Creo que sobran las palabras. (Mapa)

El 10 de octubre de 2012 Sergio dijo:
Ahí está, eso era lo que hablamos ayer, y para darle más bombo al tema mirad esto, que es la coloración que confirma la conexión hídrica entre los dos sistemas. Lo que te decía ayer,  que me ha hecho dudar es este corte geológico: (puede ser error en el dibujo) En la página 25, aparece un corte geológico en el que se aprecia el estrato de arenisca claramente (denominado 33 creo), si veis la prolongación, este muere justo en el collado, y no pasa por debajo de el como creíamos, lo que hace dudar acerca si la dolina Bloquera está por encima o por debajo de dicho estrato de arenisca. El estrato muere en una parte alta del collado. (Artículo)
Si se encuentra por debajo del estrato podría tener relación directa con el flujo de agua entre Lunada y el Gándara... como dice mi amigo Jusseppe (Pelucos), y que no le falta razón,  sobran las palabras. 
Vaya pinta que tiene todo esto...

El 10 de octubre de 2012 Sergio dijo:
Una cosa que se me olvidaba, entre la cota más baja del Sistema de Lunada (949 m), hasta la cota de la galería que más baja hacia el sur en Muguet ( 730 m), la cuenta sale unos 219 m de desnivel, y una distancia en planta de unos 2000 m.
Ahí queda eso.

A finales de Septiembre estuve en la Bloquera con Mavil trabajando un par de tardes. El 6 de Octubre se consiguió reunir una importante fuerza trabajo: Manu, Sergio, Marta, Adrián, Fran y yo mismo por un lado. Por el otro lado Miguel. Nos juntamos cerca del Puerto de Lunada. A Miguel no le veía desde antes del verano y nos resultó placentero ponernos al día. Soplaba viento fuerte. La sensación térmica era de un fresco molesto. Caminando por agradables senderos un tiempo indefinido llegamos a la Bloquera.
Estuvimos excavando, gracias al fresco, hasta el atardecer sin sudar. El trabajo fue bien y los avances resultaron alentadores. Durante todo el tiempo que estuvimos allí pensaba en la suerte de encontrarnos en un sitio tan hermoso. Al borde de un bosque de hayas y rodeado de brezos. Nada que objetar… celebramos el día tomando cervezas cerca de San Roque.



Menos de una semana después, el 12 de Octubre, se consiguió reunir otro grupo de trabajo para revisar una gatera sopladora en la Cueva del Chaparral. Trabajo pendiente desde hace 15 años; mis recuerdos me llevan a un día en que estuve con Juan Colina, César y el Cura -y otras personas que no recuerdo- trabajando allí.
En aquel entonces los métodos para romper las paredes de la gatera y permitir el paso se nos antojaron peligrosos. Existían en el mercado unos minicartuchos  de la marca Hilti de unos 2 mm de diámetro. Se colocaban al fondo de un taladro y se percutían con una barra de metal y un martillo. Por mucho cuidado que se llevara las esquirlas podían herir al operario. Hacían falta gafas, y protección total alrededor de la zona a fracturar. Nunca tuvo mucho éxito ese método de trabajo. También se utilizaban cuñas expansivas cuyos resultados eran bastante desalentadores.
Actualmente se pueden usar cementos expansivos cuya principal desventaja es que requieren diámetros de broca bastante importantes. Otra fórmula es usar mezclas productoras de humo. La reacción es similar a la de una explosión pero con un tiempo de compleción mucho mayor. La dificultad principal con ese sistema es el impecable retacado necesario para que funcione. Afortunadamente para nosotros se puede acceder a este procedimiento mediante un curso oficial. Sin embargo resultaría más efectivo el procedimiento utilizado en Francia (pequeñas cargas explosivas diseñadas específicamente para y por los espeleólogos) Su uso requiere del correspondiente curso oficial en Francia. Desafortunadamente este último método es imposible de usar en nuestro Estado debido a la exigente legislación vigente sobre uso de este tipo de substancias.
Llovía con ganas la mañana del viernes cuando nos reunimos en Mompía. Sergio, Manu, Adrián, Jara y yo nos aproximamos directamente a la finca de Oreña donde se encuentra la cueva. Una familia, creo que inglesa, ha construido una bonita casa en ese lugar. Unos minutos después aparecieron Alicia y Carlos para unirse al grupo. Venían desalentados -por la lluvia- de su proyecto de ir a un barranco.
A pesar del pequeño trayecto que hay que recorrer dentro de la cueva para llegar hasta la gatera tardamos bastante. Los antiguos spits y parabolts no estaban fiables y hubo que reinstalar dos pocetes. La zona de trabajo es cómoda. Tiene bonitas formaciones y nidos de cristales en el suelo. Se trabajo hasta las cinco de la tarde en la gatera. Mientras Carlos hacía fotos con su nueva Olympus, el trabajo en la gatera permitió crear un paso muy justo. Sin embargo yo ya estaba seguro de antemano que no había posibilidades de conseguir algo interesante. La galería llevaba un rumbo de 10º y eso conducía directamente a la ladera del Monte en menos de 50 metros.
El resultado fue nulo: nos permitió sacar la cabeza a un pequeño ensanche desde el que se oteaba una gatera de dimensiones en disminución. Para completar el trabajo Sergio escaló hasta la parte alta de la galería donde se intuía otra posibilidad de continuación. Desgraciadamente la cosa se acababa en una rampa colmatada. Para mí que no era más que la colmatación procedente del cercano exterior. El hecho de que la gatera sople obedece a que debe existir una pequeña entrada impenetrable en la ladera norte de la finca.
Después de todo esto nos consolamos con una cerveza en Novales…





Fotos
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24/9/12

Prospectores




           Hace pocos días Mavil volvió a Cantabria tras varios años de ausencia. Con su ayuda logramos pegar un buen empujón a la desobstrucción de un prometedor agujero -bauticémosle La Bloquera- cercano a La Lusa. Se trata de una dolina llena de bloques medianos que aspira aire. Por su posición podría estar vinculado bien al Sistema del Lobo, bien a la Red del Gándara. Además cercanos a éste encontramos dos agujeros que también aspiran aire en días cálidos. No tenemos ninguna duda acerca de la importancia de estos accesos, aunque no sabemos cuanto esfuerzo deberemos realizar para abrirlos.
            El sábado 22 de septiembre preparamos una incursión al Sistema del Lobo con el objetivo de verificar el soplo que procede del Eurotúnel y de intentar localizar su origen. Evidentemente se trata de un negocio  relacionado con los agujeros anteriores. Sin embargo el día estaba  tan resplandeciente –diríase invitador- que en el altiplano precedente a Torca Fría cambiamos nuestro plan espeleológico por el de felices prospectores.
            Siempre me ha fascinado la comarca del Alto Asón. No solo se trata de la belleza de sus cuevas, imposible de imaginar aunque se hayan visto fotos y fotos, sino de algo que emana de la tierra misma. Es uno de los rincones menos maltratados por la mano humana en todo el Estado. Claro que los paisanos han conservado desde hace siglos una forma de trabajar que deja grandes manchas de hayedo intactas. Este hecho unido a lo inaccesible de muchos de esos parajes nos conduce a la realidad del bosque mágico. Todos los que han tenido el privilegio de habitar durante unos días la Fuente Fría en el Macizo de Mortillano saben a lo que me refiero.
            Conozco los bosques y montañas del Asón desde finales de los 70 y aún así sigue intacta la primera sensación. Se trata de algo parecido a lo que siente un creyente cuando entra en una gran catedral o en un templo de su creencia. Es algo reverencial. No es posible compararlo con nada de calidad inferior. No es que las cuevas del Alto Asón sean magníficas y estén llenas de misterios y de incontables problemas aun por resolver. No solo es eso. Es que la tierra que las alberga me da algo que la mayoría de los lugares no me da: energía. Se trata de una diferencia esencial.
            Primero nos llamo la atención una línea de dolinas cercanas al borde este del Hondojón. Fuimos a echar un vistazo. Para ello tuvimos que bajar por una zona de brezos y tojos. En un momento dado me lleve un gran susto porque me hundí entre los arbustos. Había metido una pierna en una grieta que seguía para abajo. Por estos terrenos hay que andarse con mucho cuidado. La dolina que íbamos a ver tenía buena pinta. Pusimos un cordino alrededor de un gran bloque y lanzamos un cabo de unos quince metros. La grieta se ensancho y se aclaro. Pocos metros después de una primera plataforma ovalada se aterrizaba en un suelo empedrado. Por el extremo oeste el suelo se abría a otro pozo que sondeé en más de 40 metros. Prometedor e interesante.
            Después de comer bajo un bosque de abedules recorrimos otra serie de dolinas herbosas. La segunda que prospectamos tenía un soplo aspirado de una intensidad violenta. Luego fuimos recorriendo la serie subsiguiente de forma ordenada. La mayoría de las dolinas mostraban soplos aspirantes de mayor o menor intensidad. Calculo que recorrimos una decena. Entonces dejamos la serie de las dolinas y nos dedicamos a intentar “puentear” la red por algún agujero “fácil” algo más arriba. No lo conseguimos pero en el intento descubrimos otro agujero soplador desobstruido a medias por el SCD hace la pila de años y que debe canalizar el flujo procedente de los lapiaces superiores del Fraile.
            Sin duda una jornada fructífera. Para acabarla nos acercamos hasta el Circo final del Hondojón. Enmarcado en un bosque de hayas inigualable, está acribillado de grandes dolinas herbosas de empinadas paredes. Ninguna de ellas mostro posibilidad alguna de permitir acceso a una red subterránea. Pero ya teníamos suficiente gasolina para hacer un largo viaje. Viaje que realizaremos -a poca o mucha velocidad, eso nunca se sabe- en los próximos meses.





Bonus
            Con el ánimo encendido el domingo 23 de septiembre Mavil y yo acompañamos a un nutrido grupo de amigos en el camino del Hoyón de Saco. Por descontado nos acordamos de varios proyectos espeleológicos aparcados en batería. Uno de los más interesantes es la escalada de la galería colgada de la que proviene el agua de la cascada del Asón. No es una escalada difícil pero hay que estar muy atento para coger un periodo de sequía extrema. Otro, no menos fascinante que el anterior, es el soplo de la Cueva de Francoise. Se pierde entre bloques en una galería que no es precisamente pequeña y que lleva la dirección correcta para seguir engordando más y más.






2/9/12

Það er ómögulegt að tjá slíka fegurð


Það er ómögulegt  tjá slíka fegurð...(1) 

            Tres días después de llegar a Reykjavík comprendí mi primer cartel en islandés: “opyð alle daga” (2) Fué una alegría infantil pero ¡que le vamos a hacer! El día que llegue al aeropuerto de Keflavik, mientras miraba a mi alrededor, me parecia una lengua imposible del todo. Sin embargo había conseguido una migaja. En vez de desanimarme me entró una salvaje euforia.
Sabía de antemano que la naturaleza islandesa era apabullante. Pero lo que no me esperaba era que su cultura y su historia me enganchasen hasta el punto en que lo empezaron a hacer. Al principio sólo fue una confusa sensación imposible de explicar. Ahora me parece evidente la razón de que así fuese. Sencillamente: admiración por un pueblo que, a pesar de las durísimas condiciones ambientales y de todas las adversidades con que les ha agasajado su salvaje tierra, han sabido mantenerse en su sitio hasta que el destino les ha sonreído.  Por mi parte siempre había rodeado de un aura “romántica” a los vikingos basada en mi creencia de que, en gran medida, eran exploradores empujados por ese afán de descubrir lo que hay más allá. Nada más lejos de la realidad...

Islandia permaneció deshabitada mucho más tiempo que la mayoría de zonas habitables del planeta. No fue hasta la Época de los Vikingos –cuyo inicio se fecha aproximadamente sobre el 800 DC- que los escandinavos comenzaron a construir navíos capaces de llevarles por el Atlántico Norte con una razonable garantía de sobrevivir al viaje.  El primer historiador islandés, Ari Þorgilsson el Sabio, dice en Íslendingabok (3), escrito 200 años después del asentamiento, que la isla fue colonizada en un periodo de seis décadas, más o menos, desde el 870 al 930 DC. Este intervalo es conocido en Islandia como la Época del Asentamiento […] Bastante tiempo antes, una isla llamada Thule, donde el Sol llega a brillar toda la noche durante el verano, era conocida en los tratados de geografía europeos; algunos de esos relatos arrojan datos consistentes con Islandia. Fuentes medievales islandesas también relatan que había monjes irlandeses viviendo en Islandia cuando arribaron los vikingos a sus costas […]  Conforme al relato de Ari y al Landnámabók (4), el primer colono escandinavo en Islandia fue Ingólfur Arnarsson, que se asentó en Reykjavík (5), lugar donde la actual capital crecería muchos siglos después.  La esposa de Ingólfur se llamaba Hallveig, y algunos islandeses pueden seguir su traza genealógica desde esa primera pareja de colonos  […]  El Landnámabók menciona más de 400 colonos, y los lugares en que se asentaron a lo largo de Islandia. La mayoría eran escandinavos procedentes de las costas de Noruega, pero también hubo un puñado importante que vino de las colonias vikingas en las Islas Británicas … Los colonos vikingos vinieron acompañados de esclavos y esposas de origen celta […]  En la Época del Asentamiento Harald Fairhair estaba unificando Noruega en un solo reino, y conforme al Landnámabók  muchos de los colonos fueron jefes o principales que huyeron de las condiciones impuestas por el rey. Sin embargo las costumbres funerarias de los colonos y otros restos de la Época del Asentamiento indican que la mayoría de los colonos eran granjeros ordinarios, que con toda probabilidad dejaron Noruega en busca de tierras cultivables.
Gunnar Karlsson,
Brief History of Iceland





           En el oeste SnæfellsnesOlafsvíkRauðfeldargjá..., en el norte AsbyrgiMývatnKrafla, en el sur VestmannaeyjarHeklaSkaftafell... No más que unas pinceladas en la inmensidad de Islandia. Y por encima del viaje físico la certeza de que estas tierras nos removieron interiormente como nunca lo habían hecho otras... con el peligro que supone enamorarse de ellas…   


Un cúmulo de sentimientos contradictorios pugnan en la mente de cualquier islandés cuando se enfrenta a la Naturaleza de su país: veneración, miedo, devoción, impotencia, orgullo… Todos esos sentimientos saltan a primer plano cuando los islandeses discuten como debería ser tratada su tierra. ¿Qué se supone que debemos hacer con toda esta agua? ¿Y con las montañas, el viento, los desiertos…? ¿O quizás no deberíamos hacer sencillamente nada?
Islandia es uno de los últimos países europeos en donde, a pesar de la modernización, la naturaleza campa independiente, en otras palabras, donde la naturaleza parece tener una voluntad al margen del hombre, voluntad que los islandeses no han logrado subyugar después intentarlo durante siglos. La historia de Islandia hasta el siglo XX es la de una sucesión de derrotas en la batalla contra los elementos naturales; de volcanes destruyendo granjas y tierras de cultivo, matando al ganado y empujando a la gente hasta el borde de la inanición. No fue hasta la llegada de la tecnología del siglo XX  -calefacción mediante energía geotérmica, hormigón, casas con aislamiento térmico, barcos de pesca modernos, vehículos 4x4, que Islandia se convirtió en un sitio apto para vivir, despertando tras siglos de letargo. Se liberó tal energía dinámica y tal “joie de vivre” que la población islandesa se convirtió en una de las más ricas del mundo. Eran como alguien que siempre ha tenido frío y cuando, finalmente, consigue estar caliente, no puede controlar su alegría [...]
¿Hay un espíritu en la montaña? Los paganos(6) así lo creían en el pasado, y los cristianos también hasta el día de hoy. Aquellos que se despiertan todos los días al lado de una montaña llevan dentro de ellos, para siempre, esa montaña -la montaña hace su hogar en el interior. Y los pensamientos de las personas bajo la montaña gradualmente toman la forma de la montaña. La montaña se convierte en una parte fundamental de sus vidas, y sus pensamientos poco a poco se convierten en el espíritu de la montaña. Pero ¿pueden las piedras hablar?  ¿Habita un alma en cada flor? ¿Existe un espíritu en la montaña? Por supuesto que sí. Y es un espíritu caprichoso que despierta sentimientos contradictorios entre los habitantes de esa tierra, dejándolos a veces temerosos, a veces llenos de veneración, de devoción, de impotencia, de orgullo...
Guðmundur Andri Thorsson,
Lost in Iceland


(1)    Es imposible expresar tanta belleza…
(2)    Abierto todos los días
(3)    Libro de los Islandeses
(4)    Libro de los Asentamientos
(5)    Bahía Humeante
(6)    Islandia fue cristianizada alrededor del año 1000 DC






8/6/12

Balización



Llevábamos  varios meses persiguiendo el método y los materiales para balizar zonas frágiles y delicadas en una cavidad. Y, por fin, el sábado nueve de Junio, íbamos a poder ensayarlo en una zona concreccionada del Sistema de Udías. El viernes nos vimos en la reunión del club y quedamos para vernos en Mompía a las diez.
Formábamos un grupo de cinco espeleólogos: Sergio, Adrián, Fran, Alfonso y yo. A Fran le tuve que prestar un equipo vertical y el casco se lo prestó Sergio, pero al final no pudo entrar. Mis viejos arneses no podían ajustarse a las medidas de Fran, uno por tener las cintas recortadas y el otro porque las hebillas estaban tan trabadas que apenas pudimos moverlas. Así que se formaron dos equipos de dos personas: Sergio y yo a balizar; Adrián y Alfonso a topografiar. Los de la topografía tuvieron que hacer un arreglillo con cinta aislante porque al cambiar las pilas se perdió una pieza del Disto en el prado que no se pudo recuperar. Fran nos acompaño hasta que encontramos cuerdas y luego se fue a la playa de Cóbreces.
Pasos de lo más variado y algunos pozos pequeños nos llevaron hasta un sector con salas. Cómo amenidades se nos ofrecieron zonas caóticas de bloques resbaladizos, trepadas expuestas, resbalosas travesías -con batacazo de premio- y algunas gateras. En general la tónica de ese sector del Sistema de Udías es “resbalarse”.  Sería bueno añadir algún pedacito de cuerda más y sustituir alguno que tiene más de cuarenta años.










Después de una hora y media alcanzamos la zona objetivo del balizamiento. En primer lugar debo decir que los materiales de balizamiento que porteaba apenas ocupaban sitio, ni pesaban. Un km de hilo Sufix/sup, cien varillas cilíndricas de 20 cm., sesenta varillas de 33 cm. y cinco varillas de 50 cm. en fibra de vidrio de 4 mm de diámetro (se habían cortado fácilmente con una rotaflex) Unas 160 fijaciones para sujetar el hilo a la punta de la varilla formadas por trozos de 2,5 cm de largo de tubo de plástico transparente con diámetro interior 4 mm (coincidente con el diámetro de las varillas) y diámetro exterior 6 mm. Adicionalmente Sergio porteaba un Makita, una batería de repuesto y una broca de 4mm.
Antes de comenzar el trabajo efectivo hicimos un reconocimiento general de la zona para ver que tipo de varillas iban a usarse en función de la dureza del terreno. Nos dimos cuenta que cuantos menos cambios de dirección tenga un sendero más fácil es balizarlo. Sin embargo, minimizar el impacto en una zona es prioritario ante cualquier otra cuestión que pueda plantearse. El procedimiento es el siguiente:

a)     Como tarea preliminar inspeccionar cuidadosamente la zona a balizar para elegir el camino. Esto se hace durante la exploración. Una vez pisada una zona no se debe modificar el recorrido.
b)     Primero clavamos las varillas, comenzando por el punto más lejano a balizar, a ambos lados de lo que va a ser el sendero: para terrenos arenosos y/o suaves varillas de 50 cm, para tierra o costra sobre terreno esponjoso varillas de 33 cm y para roca o cristalizaciones varillas de 20 cm. Hay que tener cuidado para que la anchura del sendero sea uniforme.
c)     En terrenos duros es necesario hacer un pequeño taladro para insertar la varilla. A veces es necesario colocar las varillas muy cerca unas de otras para seguir las curvas del sendero.
d)    Una vez colocadas la totalidad de las varillas que van a delimitar el sendero se coloca un lateral del hilo, comenzando por el extremo más cercano de la zona a balizar, y se vuelve colocándolo por el otro lateral.
e)     Mientras el primero va desenrollando hilo de la bobina el segundo va tensándolo sobre las varillas y colocando las fijaciones de plástico.







El tiempo se nos pasó volando. Ya estábamos acabando el primer tramo a balizar cuando llegaron Adrián y Alfonso. Unos minutos después nos pusimos a comer en una zona de bajo impacto. Nos sentíamos muy satisfechos de la tarea realizada por varios motivos. Primeramente, aunque balizar lleva tiempo es una tarea creativa. Físicamente es muy poco exigente y te permite contemplar los detalles de la cavidad mucho más a fondo. En segundo lugar la estética del resultado nos pareció buena. De lejos solo se ven sobresalir ligeramente del suelo las finas varillas. Se podrían confundir con macarrones caídos desde el techo. El espeleólogo que recorre el sendero puede observar el hilo y su sombra hasta unos dos o tres metros por delante; suficiente para seguir la senda sin problemas. En definitiva: el impacto visual es bajísimo. De hecho sería imposible identificar el hilo en una foto si no se ilumina de forma adecuada. Por otra parte la cantidad de materiales extraños a la cavidad utilizados para balizar es muy pequeña.
Mientras Adrián y Alfonso volvían a la topografía Sergio y yo continuamos balizando un segundo tramo. Esta balización nos costo más trabajo que la primera debido a que el techo, con formaciones, bajaba hasta obligarte a ir a gatas. Se trataba de un suelo tan irregular que nuestras rodillas sufrieron hasta hacernos chillar. Como contrapartida la zona que pudimos visitar era muy interesante.







     En cuanto acabamos el trabajo comenzamos la vuelta sin demora. Con placer le echamos un último vistazo a la tarea. Adrián nos había dejado una nota diciendo que ellos ya salían. En conjunto el sube y baja por los bloques, las trepadas y destrepes se me hicieron pesadines a la vuelta. A las ocho y veinte estábamos saliendo del Sistema de Udías. Se notaba que había llovido. Nuestros compañeros llevaban más de una hora esperándonos en los coches. Mientras -con mucha parsimonia- nos cambiábamos pasaron dos chicas adolescentes provocándonos. Primero carretera abajo y luego carretera arriba ¿Quieres ver la ovejita del culo? ¿cuántos años tienes? Fran nos contaba que ya estaban calentitas cuando paso por el pueblo hacía un rato. ¿Os imaginaís lo que pueden llegar a ser trescientas adolescentes juntas un día de primavera hacinadas en un centro escolar? Creo que no.     




Nota: Creemos que el balizar senderos en zonas frágiles o sensibles permitirá delimitar claramente la zona de impacto y conservar el resto totalmente virgen utilizando un mínimo de esfuerzo y un presupuesto muy bajo. Algo que nos agradecerán todos los espeleólogos del futuro.  Como ejemplo de costes: 35€/200mts de varilla de fibra de vidrio; 16€/1000mts de hilo  SUFIX Sup/24kg/0.6mm;  0.8€/4mts de tubo de plástico 6-4 mm.