No es tan complicado. Solo inseguro. Pero mucho mejor no tentar a la suerte con bloques resbaladizos. Ponemos un pasamanos, que recorre la superficie inclinada y resbalosa de dos bloques contiguos, a unos treinta metros del comienzo de la sala del Ibis Rojo. Mientras trabajo, Manu se queja del frío que hace y Alfredo(BK) me arroja sugerencias. Me pregunto porque no hay pasamanos aquí. No resulta coherente. Un poco más allá tenemos un bloque empotrado que sirve de puente sobre el río de la Javanesa. Para entrar en la sala del Ibis Rojo hay que pasar por encima de ese puente. Los agarres para pies y para manos son buenos. Y aquí los franceses del Dijòn han dejado un pasamanos generoso.
Dieciocho de Junio del 2005. Hace calor de agosto a las ocho de la mañana en Solares. Ayer había pánico al calor. Alfredo(BK) trató de quedar más temprano. El calor espanta. Sergio quería venir. Finalmente no ha podido. Marisa y Pili vienen en otro coche independiente. También estan asustadas por el calor. Yo voy con Manu en su furgoneta Renault Expres verde manzana. Manu dice que el motor se recalienta al subir cuestas. Suena música variada en la emisora radio3. Nos toca escuchar hip-hop. Canta la Mala Rodríguez. La Mala no es tan mala. Llegamos con veinte minutos de antelación a la cita de las nueve con Alfredo(BK). Las chicas paran unos momentos pero no nos esperan. Le endoso a Marisa una morcilla de carburo para que nos ayude a subir peso hasta Hoyo Salcedillo e intento hacer lo mismo con Pili. Pero Pili no quiere subir nada. Ni una cabeza de alfiler. Mucho menos la taladradora Maquita. La mira con espanto como si hubiera visto un rifle de repetición o algo similar. Le ofrezco un cocido montañés de gorra a cambio de sus favores pero solo consigo exacerbarla más aún en su decisión. E incluso me acusa de interesado. Que le vamos a hacer si a uno no le comprenden.
Momentos después de la desaparición de las féminas aparece Alfredo(BK). Subimos los tres en el coche de Manu hasta Valdicio. El coche las pasa canutas ascendiendo las cuestas en primera. Nos preparamos junto a la casa de Esteban. El calor arrecia y la sombra huye de la ladera oeste a toda velocidad. Huele a mierda de vaca. Hay moscas y tábanos. Mientras nos cambiamos se posan sobre nuestra piel desnuda. Recibo un picotazo. Comenzamos a subir el cuestón. En un instante de desesperación discutimos si los tres quintos de subida es más que los dos tercios o al revés. Alcanzamos a las chicas cerca de la collada del Hoyo Salcedillo. Pili dice que no hay sombra. Quiere bajarse. Nosotros nos preparamos y dejamos que discutan acerca de que ruta tomar.
Repartimos tres cordinos, el equipo de spitar, una morcilla de carburo y la taladradora entre los tres. Son las 11. Noto la saca pesada. Pero no demasiado. Al principio me siento algo torpe. Poco a poco voy acostumbrándome al complejo terreno del Hoyo Salcedillo. Pronto empiezan a protestar mis compañeros. Al principio lo hacen débilmente pero cuando alcanzamos la Galería de Utrillo con más firmeza. Ya en el arroyo de la Dispendieuse las quejas son más serias y arrecian con fuerza en los laminadores que nos conectan con el meandro de la Queue de Cheval. Alfredo(BK) pasa a presión por el paso crítico del laminador (no se ha quitado casi nada del equipo vertical). Para cuando llegamos a las galerías del Bosón Intermedio Alfredo(BK) se queja con descaro de la marcha que llevamos; de que esta parte de la cavidad es más fea que la zona de Utrillo (que el ya conocía); de que si no ponemos señales lo mismo no sabemos salir. Ejercito la paciencia y mis dotes dictatoriales. Y así alcanzamos el río de la Javanesa y voy viendo más cerca el objetivo.
La instalación del pozo del Passe Muraille es especialmente chunga. Se nota que utilizaron un trozo de cuerda escaso que les sobraba. Para alcanzar el cabo de la cuerda hay que escalar el meandro tres metros en oposición por encima de nuestras cabezas. El primer fraccionamiento tiene un comba escasa que impide pasar el croll directamente. Se puede salir con dificultades utilizando el puño o, mas expédito, escalando en oposición asegurado por los cabos de anclaje a la cuerda y a la fijación. De cualquier forma se trata de una jodienda. El segundo tramo es una rampa cuya principal dificultad es la escasez de cuerda para moverse con agilidad. Después de todo estamos arriba y a cuatro pasos del pasamanos que pensamos instalar. Me pongo a la tarea febril. Es el final de una historia interminable y el comienzo de otra nueva historia. Todo en nuestra vidas son variaciones sobre el mismo tema con distintos instrumentos.
Me hace sentir euforia ver, caminar por y hurgar en la sala del Ibis Rojo. No comprendo el nombre de esta sala. La atravieso con energía y enfilo la galería del Gluón hacia la galería Leo. Hermosa. Pero miro el reloj y me doy cuenta de que por hoy ha sido suficiente. Nos sentamos a comer en una zona llana y acogedora. Hay tres colchonetas de los franceses, algo de carburo y algunos objetos variados. Actualizamos los carbureros y las pilas y nos ponemos en marcha. La salida se siente lejana. Me doy cuenta de que volvemos cansados. Se acumula la sucesión de dificultades. Además ahora es cuesta arriba. Hacemos una pequeña parada en el último ascenso de cuerda y bebemos agua. Andamos algo deshidratados. En la sala de salida el vapor que generamos se mezcla con la corriente de viento que es iluminada en su proceso de aceleración hacia la boca. Se forma una imagen extraña. Son las 7 y ½.
Fuera nos espera un golpe de calor. Durante un rato observo la verde ladera del Carrio. Hay dos rebecos que huyen al verme. Nos quitamos rápido casi todo de encima. Falta mi gorra. No paramos hasta casa de Esteban. Montamos en la furgoneta y bajamos a cambiarnos de indumentaria al camping de San Roque. Con árboles. Y con el fresco sonido del Miera. Flotamos. Nos tomamos una cerveza. Alfredo(BK) parte hacia Burgos. Manu y yo descendemos hacia Solares. Manu me dice que Hoyo Salcedillo es la cueva más cañera en la que ha estado.