8/4/19

Raja Eiger




La acción del espeleólogo se basa en el tesón y la fe. Lo que hacemos realmente los que exploramos cuevas es investigar. La investigación es una búsqueda de lo que no conoces y, la mayoría de las veces, de lo que no puedes ni imaginar. En estos casos la fe y el tesón son necesarias. Siempre partimos de lo conocido y de lo que podría tener semejanzas con lo que se investiga para, de esa forma, tener indicios que nos permitan formular hipótesis y hacer planes. Los indicios en el caso de la espeleología se presentan como estructuras superficiales, geología/composición de los estratos, corrientes de aire y/o agua, acuíferos cercanos y presencia de otras cavidades en las cercanías por citar los más obvios.   
En el caso de la Raja Eiger, cavidad encontrada por Vicente en uno de sus entrenamientos por la montaña, tenemos una estructura de amplia galería -descendente unos 45º- colmatada por bloque y guijarros. Se percibe un soplo de viento que oscila entre entrante y saliente a una temperatura de unos 20ºC. Esto implica una conexión subterránea con otra boca, que en este caso debe estar por encima (sopla cuando el aire exterior está más caliente que el aire de la cavidad). Además en las cercanías hay otros agujeros y dos cuevas bien conocidas: El Solins y Los Pitorros. Todo esto hace que la Raja Eiger tenga todas las papeletas para considerarlo un portal a una interesante cavidad. Aunque por ahora nos es imposible saber el volumen y tamaño medio de sus galerías.
De momento Perico y yo hemos optado por desobstruir la galería descendente sacando guijarros y bloques. La cosa consiste en trabajar con calma y seguridad.  Para ello es necesario asentar la pendiente de bloques con cables anclajes y tablas. De esa forma se puede seguir extrayendo más guijarros y más bloques y así ir profundizando poco a poco. Cada dos metros, como mucho, habrá que asentar de nuevo lo excavado. Eventualmente el tapón acabará dejando paso a una zona cavernada o terminará en roca madre. Pero el aire que se mueve en la cavidad hace poco probable esta última posibilidad.  
         Sin embargo para seguir la dura tarea hace falta conservar la fe y desarrollar tesón. Esto último implica no diversificar el esfuerzo. No se trata de ver que agujero parece más facilón. Ya sabemos que, en las cercanías, hay otros agujeros que mirar, pero debemos contenernos. Esto no es como “pescar en un chat” los fines de semana… se trata de una forma de ver las cosas poco habitual actualmente. Los que esperen resultados inmediatos y beneficios en tiempo real deben buscar otras actividades más acordes con su espíritu. Pero para los que nos implicamos en investigar cuevas hay, de vez en cuando, una gran recompensa que obtenerse puede: arrancar un trocito de nuevo conocimiento a la inmensidad de lo desconocido…