La topo parecía muy clara; Guillermo la imprimió completa en varios folios y luego los pegó. Yo imprimí en un folio sólo la zona alrededor de nuestro objetivo. El objetivo era llegar a Wonderland. La noche del viernes estaba entusiasmado.
No habá sido difícil esta vez convocar y fijar un día para hacer espeleo. Guillermo estaba muy disponible y César había fijado la fecha como su única fecha posible. Yo estaba en Cantabria. Tampoco fue difícil elegir una cueva, se nombraron la travesía Toño/Cañuela y la de Rubicera/Mortero pero al final ganó por goleada Wonderland en el Mostajo. Todos teníamos pendiente visitar ese lugar. Quedamos temprano para facilitarle las cosas a César.
Aún estaba el sol rasante cuando subíamos hacia la boca del Mostajo. La hierba estaba muy alta. Luego vimos que había una senda buena desde la siguiente curva de la pista. Guillermo había visto en internet esa recomendación y tenía razón. Muchos años desde la última vez que fuimos han cambiado las costumbres y los prados.
Instalé el primer pozo con una cuerda de 60 sobre anclajes químicos excelentes: 2 en cabecera y 3 fraccionamientos. Hubiera sido suficiente con una cuerda de 50. Luego transitamos el pasamanos, la gatera arenosa y la guijarrosa sin nada destacable salvo el ensanchamiento de ambas gateras. Y llegamos al pozo Golden Void de 30/40 (todavía no sé lo que mide). César lo instaló, luego bajé yo, quejándome de la falta de fraccionamientos, y el último fue Guillermo. Entre el stop que había traído y lo regordeta que estaba la cuerda a Guillermo se le puso complicado bajar. Casi acaba agotado. Mientras él luchaba contra el descensor y la cuerda eché un vistazo a la continuación. Las direcciones me parecieron un poco confusas en la topo.
Optamos por poner catadióptricos cada pocos metros ya que la zona era complicada. Galerías abundantes con niveles más altos o más bajos e interconexiones múltiples entre todas ellas. Al cabo de poco tiempo la topo y lo que veíamos, tanto direcciones como formas, no se correspondían. Aún así seguimos avanzando eligiendo siempre las opciones más parecidas al camino ideal sobre la topo. Cada minuto nos parábamos a mirarla, poníamos la brújula al lado y emitíamos variadas opiniones y teorías. La cabeza empezaba a dolernos. En estas llegamos a una zona amplia, podríamos haberla llamado sala, con abundantes formaciones en suelo y techos. Algunas estalactitas simulaban ser lenguas de serpiente colgadas del techo. Allí nos paramos a comer.
Después de sopesar un rato las opciones decidimos seguir avanzando hacia el norte. Algo más adelante me pareció que reconocía el punto de la topo que correspondía al lugar en el que estábamos. Contentos como unas castañuelas seguimos avanzando buscando la confirmación. Pero unos 100 metros más allá la correspondencia dejó de serlo. De nuevo no había manera de cuadrar aquello. Estaba muy claro, no estábamos perdidos pero tampoco sabíamos donde estábamos. O dicho de otro modo: el lugar al que intentábamos llegar estaba perdido. Lost Wonderland. Hicimos un último esfuerzo (César lo hizo) por un laminador descendente que condujo a una galería que se bifurcaba en Y. No encontramos nada parecido en la topo. Emprendimos la vuelta.
Dadas las circunstancias se nos ocurrieron varias teorías de las que puedo destacar las siguientes 1) quizás la topo estaba trucada a propósito para que fuese imposible usarla para encontrar Wonderland 2) tal vez los topógrafos fuesen unos chapuceros fenomenales 3) había una posibilidad de que los tres estuviésemos mal-interpretando la topo+la brújula. En cuanto a la primera nos parecía una teoría descabellada dado que ellos mismos, con el paso de los años, necesitarán una topo fiable y, además, en el supuesto de que quisiesen dificultar el acceso a Wonderland hubiese bastado con eliminar el topónimo “Wonderland” de la topo. En cuanto a la tercera, teniendo en cuenta nuestros años de rodaje, nos parecía imposible. Y en cuanto a la segunda tal cantidad de chapuza es difícil de creer en espeleos veteranos. En cualquier caso la decisión de volvernos estaba clara.
Para mi tranquilidad hicieron su trabajo facilitándonos la vuelta. Unos catadióptricos bien colocados te permiten el lujo de meterte en un laberinto. Recoger tus señales a la vuelta evita la sobreabundancia que lleva a la confusión, como en la vida misma. Flechas de diferentes colores, hitos de estilos variados y catadióptricos de distintos tipos siembran la duda que va creciendo rápidamente. Lo mejor que puedes hacer es poner tus propias señales y luego recogerlas.
Ya cerca del pozo Golden Void encontramos un numeroso grupo de madrileños que llevaban tres intentos de encontrar Wonderland. Estuvimos un rato charlando con ellos. Intercambiamos algo de información pero luego la charla fue transformándose en un mono saltando de rama en rama. Enseguida que pude/pudimos continuamos nuestra vuelta. En la zona cercana a Golden Void visitamos una bifurcación que habíamos descartado al principio. Conducía hacia el sector Este del piso donde se ubica Wonderland. Curiosamente en esta zona, dando algunas vueltas a la topo, si que pudimos cuadrar las cosas otra vez.
Nuestra instalación se había enredado en Golden Void con la que los madrileños habían dejado para ellos. César subió rápido usando el pantín. Luego me toco a mí, intente usarlo pero se salía de la cuerda, así que subí en plan clásico. Arriba me dijo César que me lo había puesto en el pie cambiado. Mi pantín es diestro y lo coloqué en el pie izquierdo. En mi descargo he de decir que hacía bastante más de diez años que no lo usaba aunque siempre lo llevo conmigo. Para pozos de menos de 30 nunca lo uso. Guillermo subió bien aunque se quejo de la falta de ajuste de su equipo. En realidad no era el suyo, del que ya se no fía por lo años que tiene, sino el de su mujer que apenas tiene uso. Al llegar a la cabecera Guillermo nos dijo que estaba algo cansado.
El resto de la vuelta hasta el pozo de entrada fue un paseo. Lo único destacable es que los madrileños habían reinstalado el pasamanos. Para nuestro gusto la instalación había quedado un poco más incómoda que la anterior. Pero nada importante, teniendo en cuenta que era un trabajo altruista para mejorar la seguridad de todos. Este tipo de iniciativas siempre son bienvenidas. Otra cosa fue el pozo de entrada. Primero subió Guillermo que encontró muy liado el tema cuerdas nuestras/cuerdas de los madrileños. Eso le dio mucho trabajo añadido. Luego subí yo. Esta vez el pantín funcionó perfectamente bien. De todas formas tuve que hacer algún esfuerzo suplementario por el lío de cuerdas. Finalmente César salió recogiendo todo. Bajamos por la buena senda y en cinco minutos estábamos cambiándonos. Una mierda de perro plantada en el prado en la trasera del coche nos amenizó bastante la recogida. Guillermo tenía que marcharse rápido hacia Laredo por compromisos familiares y nos despedimos enseguida de él. En casa German la batalla de las fiestas de Matienzo había dejado un panorama poco atractivo y seguimos nuestro camino hacia Solares. César tenía planes tempraneros para el domingo y se retiró a su casa de Mogro. Yo me fui a disfrutar de una buena cena en casa. Al día siguiente ya estábamos los tres maquinando para volver a la busqueda de Wonderland…