2/2/20

Rajas 3



Todo a salto de mata. Justo hasta la noche anterior no hemos podido concretar si íbamos o no a la Raja. De camino dejo a Marisa en los Baños de Fortuna y voy al encuentro de Vicente, Perico y Abdón en el aparcadero de la casa cueva. Mientras espero me da tiempo a emplear la cámara para captar la primavera. Las flores están apareciendo en la mayoría de los almendros de la zona. Las abejas se emplean a fondo con las flores. Están como extasiadas o borrachas con el aroma que perciben. Resulta fácil fotografiarlas en ese estado y con la hermosa luz que hay.
Los tres esperados llegan en la furgoneta de Abdón. Perico viene un poco estresado por la cantidad de cosas que ha tenido que hacer. Pero como siempre muestra su mejor sonrisa. A Vicente se le notan las ganas de salir corriendo por el monte. No tenemos mucho peso que subir ya que no hemos traído taladro ni trastos pesado. Solo unas pocas herramientas que apenas molestan. Subimos rápido y con ímpetu.
Al llegar los primeros que bajamos a la Raja a trabajar somos Perico y yo. Metemos seis fijaciones con chapa, pasamos el cable, lo cortamos y terminamos fijándolo con unos cuantos perrillos. A renglón seguido entre Perico y Abdón se suben cuatro bloques de tamaño muy respetable que no esperaba que pudiesen subir a pura fuerza. Pero hay gente muy fuerte. Los cuatro bloques descansan ahora, perdidos y anónimos, en la montaña de derrubios que se está formando desde hace años en la ladera adyacente a la Raja. Continuamos sacando capazos de piedritas a buen ritmo hasta que la cosa se pone en sacar un bloque macizón tamaño lavadora. El asunto es que no hay cobertura y  lo tenemos que posponer.




Más abajo de la lavadora el terreno es llano y de piedritas medianas. Pero no se vislumbra ningún hueco evidente. Vicente baja y hecha un vistazo a todo. Yo decido gastar un tubo de poliuretano más en el primer tinglado de cable. Inserto piedritas en plan turrón en la pasta amarillenta que va creciendo. 
Ordenamos y recogemos  en pocos minutos. Y nos vamos directos al bar de los Baños de Fortuna. Allí el panorama es exuberante. Todo lleno. El agua, las tumbonas y por supuesto el bar. La primavera ha aumentado varios grados la temperatura hormonal en el lugar. Parece que la cosa pinta bien para el negocio de la piscina termal…    



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