Los exploradores de la Red de Udías me habían sugerido que les ayudase a balizar una zona delicada descubierta recientemente. De hecho se trata de una zona con suelos muy frágiles y a la que ya han conseguido acceder espeleólogos foráneos. Se corría el peligro de que se pisotease por doquier. Así pues cuadramos una salida exprés para diseñar los senderos de la zona Avatar. Miguel, yo y como guía Manu. Nadie más pudo venir a pesar de que muchos lo deseaban.
Eran poco más de las diez cuando nos reunimos y media hora después estábamos entrando por el Hoyo Cobijón. Unas dos horas después, y tras un recorrido esforzado, accedíamos al nuevo sector. Nos costo dar con el camino correcto hacia la zona frágil. Tras unos titubeos, que duraron menos de cinco minutos, estábamos en el lugar. Después de una inspección general, en la que anduvimos con todo el rigor que pudimos por donde ya se había pisado, comenzamos el trabajo. Con la taladradora fui instalando las varillas. Miguel en una banda y Manu en la otra colocaron el hilo. Solo hubo alguna duda en cuanto a la anchura del sendero (prefiero hacer los senderos estrechos…) y en la posición de una varilla
Comimos pacíficamente un frugal menú que a mí me dejo medio insatisfecho. Y luego nos pusimos a hacer fotos (Miguel ya había empezado mientras trabajaba) La sesión se prolongó más de una hora pero a mi se me hizo corta. Si entras en un estado de calma todo va suave. Lo que más echo en falta es un conjunto de flashes cómodo. La iluminación de los cascos con exposición nunca da una foto de calidad óptima. Lo más sugerente fueron las islas flotantes colgando del techo (recuerdan las de la película Avatar) La vuelta se desarrollo sin contratiempos. Me pareció más corta que la ida, pero ya sé que el tiempo es un factor subjetivo de la experiencia.
Afuera llovía suavemente. Según íbamos cambiándonos de ropa, en cuestión de minutos, empezó a arreciar. Cuando llegamos al bar cercano jarreaba. Sin embargo la temperatura seguía siendo veraniega. Mientras tomábamos una buena cerveza nos congratulamos de la hermosa lluvia que tanto falta hacía y del trabajo realizado en Udías. Aunque bien pensado sería necesario convencer a todos los paisanos y ayuntamientos de la zona para que no arrojen basura al Hoyo Cobijón. El río de la cueva se ha convertido en una vertedero en que uno puede encontrar objetos de plástico, goma, metal o de cualquier material imaginable en cantidades industriales. Y sin embargo encontramos un tritón! y un pez! Lo que demuestra que el agua no puede estar tan contaminada como pensamos ¡o que mi idea de que los tritones sólo habitan en aguas muy puras es falsa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario