"La Gran Puerta os espera. Por alli entrareis al Reino de Garma Ciega. Debereis domesticar a los Trolls para que os ayuden a abrir un camino en el interior de la montaña. Tardareis 50 Lunas en alcanzar el Reino de Garma Ciega. Pero no os desespereis, tened tesón y el Cielo os ayudará. No desfallezcais. Las pruebas que os esperan superan todo lo imaginable. Semanas y meses arrastrandose por conductos en que casi será imposible respirar, llenos de gases venenosos que os haran enloquecer y que os quemarán los pulmones. Ruidos horrorosos que os oradarán los tímpanos y os harán vomitar las entrañas. Manadas de Orcos, Titanes y Vampiros que intentaran devoraros y machacaros. Torrentes subterráneos que os arrastrarán hacia profundidades inconcebibles. No os desanimeis por todo ello. Continuad con valentía y diligencia inasequibles al desaliento y obtendreis el gran premio del Reino de Garma Ciega."
Oráculo del Bosque de Encinas de Gandasón en el Equinoccio de Primavera del año MMIV.
A la fecha arriba citada los confabulados aquí presentes: Gelus, Wi-chi, Frodo, Merin, Olarr, Místico y Al-Andalus, y como testigos tres presentes más, juran y sellan con su sangre el compromiso de no cejar en el intento hasta alcanzar el Reino de Garma Ciega; y se comprometen a ayudar a sus compañeros en la ventura y en la desventura en el éxito y en las dificultades hasta lograr el objetivo o morir en el intento.
El día se presentaba hermoso y primaveral y el ascenso hacia La Gran Puerta se hizo ameno con las charlas de los compañeros acerca de las últimas novedades de los Reinos Feudales y de los Señores Poderosos. Delante iban cuatro compañeros y en nuestro grupo tres. Al cabo de una media hora intuimos que estaba cerca la Gran Puerta. Durante un buen rato anduvimos dando vueltas sin encontrar el pasadizo que da comienzo a la Gran Puerta. Aunque dos de nosotros ya habian estado otras dos veces en el comienzo de la Gran Puerta la memoria les fallaba hoy, quizás debido a influencias malignas de la noche anterior. Por fin despues de trepar destrepar y deambular por terrenos difíciles casi una hora y de haber pasado a tres metros del pasadizo de la Gran Puerta (!!) sin verlo, por fin nos topamos con el. De inmediato todos los presentes sacamos nuestras vituallas y nos pusimos a recuperar fuerzas como condenados a trabajos forzosos. A los pocos minutos el trío más entusiasta se introdujo por el pasadizo de la Gran Puerta y comenzo a cavar y a desobstruir con azadas, manos y todos los medios a su alcance. Pronto empezaron las dificultades. El equipo no era el adecuado, faltaban cosas y el ingenio comenzó a agudizarse. Hubo que salir a buscar e inventar remedios para los objetos mágicos que faltaban. Por suerte el destino nos sonreía. Mientras tanto la mayor parte del grupo se dedicaba a contemplar y adorar la Naturaleza que nos rodeaba. Algunos cayeron en los brazos de Morfeo. Pasaron tres buitres que ascendian sin esfuerzo aparente. Los trabajos continuaban. Poco despues del mediodía aparecieron los confabulados Frodo y Olarr que nos trajeron charla amena y alegría contagiosa y que pronto empezaron a ayudar. El tiempo se fue enfriando, aparecieron las nubes y la niebla besaba las cumbre de las Montañas que nos rodeaban. El cansancio se dejaba notar y en algunos hacia presa un ánimo melancólico cuyo origen no supimos desentrañar. El atardecer caía. Cinco de nosotros decidieron descender hacia el Valle mientras los cuatro restantes ultimaban el trabajo del día. Habiamos avanzado dos metros en un frente y tres o cuatro en el otro. Un suave chorro de aire gélido nos estuvo diciendo en todo momento que el Reino de Garma Ciega estaba en esa dirección...
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