La Almagra es una cueva hipogénica muy cercana al Balneario de Fortuna. La he visitado unas tres o cuatro veces con anterioridad a esta fecha del 2015. Aunque es de dimensiones modestas, tanto por su desarrollo como por sus volúmenes, es una cueva sumamente interesante por muchas razones. Las formas hipogénicas, habituales en las cuevas de Murcia, son muy diferentes a las formas cársticas. Históricamente la cueva fue una mina de un pigmento rojo usado en las alfarerías árabes locales durante la dominación musulmana (la palabra árabe magra significa tierra roja) Por otra parte se trata de una cueva desarrollada en un banco de pudingas cementadas con calizas, bastante inusual en Murcia, lo que, añadido a su génesis hipogénica, da lugar a formas todavía más exóticas si cabe. Además la cueva tiene dos entradas entre las cuales puede realizarse una corta, pero interesante, travesía. Teniendo en cuenta las técnicas y la mentalidad actual la cueva podría proporcionar bastantes sorpresas si se fuerzan estrecheces. Hay que tener en cuenta que la fuente termal de los Baños de Fortuna se encuentra a menos de 500 metros en línea recta. El agua de dicha fuente, con su agresiva química, es un agente muy activo para generara cavidades hipogénicas. Más aún, aunque las cercanías a las dos entradas son cálidas y secas según nos vamos alejando de éstas se detecta una humedad y una temperatura crecientes.
Por todo lo expuesto la cueva me interesa bastante, pero lo que me llevo a una nueva visita fue hacer algunas fotos “fácilmente”. Cerca de la entrada, con rayo de luz en contraluz y muchos flashes. Lo que más me interesaba es la mezcla, en la misma foto, de luz natural con tono anaranjado y luz artificial de flash. La galería de entrada es de dimensiones reducidas lo que implicó el graduar la potencia de los flashes a la baja. Eso era pesado dado que tenía que ir uno por uno a realizar el ajuste manualmente. Con posterioridad me enteré de que existen varios modelos de Yongnuo (560 III y IV) que permiten una manipulación por radio de todas los parámetros de disparo. Desde luego eso aumenta las posibilidades de trabajo a un nivel muy interesante. De cualquier forma me dediqué durante una hora y media a repetir las tomas hasta que fueron aceptables y a renglón seguido recogí todo y me fui directo a la piscina termal de Fortuna. Una tarde de lo más agradable a pesar de que había un perro muy pesado en el chalet junto al que aparqué. Me ladró continuamente mientras me preparaba y también cuando volví. El dueño del perro, que se asomó a ver que ocurría, me lanzo una mirada poco amigable pero la cosa no pasó a mayores. Se nota la tremenda desconfianza que impera por la zona debido, casi con seguridad, a los robos que se producen habitualmente en los chalets.
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