Texto y Foos: Ant on Ío
Durante los preparativos Miguel constató que se había olvidado en casa el frontal, la saca, la comida y alguna cosa más. Bueno, no había problema, Oier le prestó un frontal, sin saca se va más ligero y la comida siempre puede basarse en lo que lleven los compañeros, para eso son compañeros ¿no?. Como todo estaba resuelto nos pusimos en marcha por una senda de elfos y hadas valle arriba. Ya cerca de la cueva la ruta recorre el propio arroyo de aguas claras, rocas resbaladizas y musgo por doquier.
La entrada está camuflada junto al arroyo, en lo que parece ser un desprendimiento de bloques, y hasta tal punto es invisible que me senté en una roca frente a la boca esperando a Oier para "seguir" a la boca. Las fáciles gateras de entrada daban a una serie de salitas y cortos desniveles. Vimos, por el camino, un par de murciélagos colgando del techo, dormidos plácidamente. Un primer pozo entre formaciones nos depositó en una corta galería que llevaba a un desfonde, sobre un meandro activo, con un pasamanos bastante cómodo. Un corto tramo retorcido conducía a otro largo pasamanos. Era fácil, pero algo menos que el primero. El pasamanos acababa en la cabecera de un pozo de 10 metros que aterrizaba sobre el curso activo. De inmediato este arroyo se introducía en una estrechez acuática en anteriores visitas, estaba sifonado pero en el momento que vivíamos no. Oier aprovecho bien la ocasión y se introdujo en la estrechez a ver si podía salir a una zona amplia. Pero no fue así, sólo avanzó un poco hasta una zona sifonada.
En el exterior apenas había subido la temperatura porque el valle seguía en sombras. Para nuestro asombro Oier se metió al torrente, vestido con todo, para limpiar el equipo y el mono. Parecía disfrutar del agua con una temperatura, no estoy seguro, de entre ocho y cinco grados Se tiro varios minutos dentro del agua como si fuese la bañera de su casa llena de agua caliente. La bajada a los coches nos llevó bien poco. Ya en el pueblo volvimos al Batzoki a tomar unas cervezas y charlar de todo lo habido y por haber. Lo único que quedó claro es que próximamente volveremos a hacer espeleo. Es una actividad muy saludable, apasionante y agradecida.
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