Al principio pensé volver a El Patio con Jose Ángel. Mi amigo estaba ilusionado por estrenar la parte del equipo que se había comprado unos pocos días atrás. Sin embargo el trabajo que tenía proyectado hacer en El Patio incluía hacer un par de escaladas. Y pensé que, desde el punto de vista de un principiante, no era una actividad demasiado adecuada para coger confianza en uno mismo y, simultáneamente, ver algo bonito. Mejor, pensé para mis adentros, una visita a un sitio interesante que incluyese algo de cuerda. Lo más sencillo de organizar que se me ocurrió fue ir a la Sala de los Cristales de Cuevamur.
Quede en Hoznayo con J.A. a las nueve y media del jueves. En menos de tres cuartos de hora estábamos en el aparcamiento de las Cuevas Covalanas y diez minutos después entrábamos por la portezuela de Cuevamur. A J.A. se le notaba muy atento para aprender a partir de lo que íbamos haciendo, si bien es verdad que a veces se olvidaba de algún detalle y había que supervisarle. Me esforcé por transmitirle la importancia de la autonomía cuando estás en una cavidad con pozos. En general las instalaciones de Cuevamur son muy buenas aunque habría que mejorar alguna para hacerla más cómoda. La del comienzo de la Gran Sala se merece un cabo de pasamanos para acceder a la cuerda de bajada.
En muy poco tiempo llegamos a la Sala de los Cristales. La visitamos exhaustivamente incluyendo todos sus ramales. Me sorprende que esta cavidad no tenga un proyecto de visita turística y protección total. En realidad la Sala de los Cristales es absolutamente única debido a que se juntan en ella tres tipos completamente diferentes de excéntricas, formaciones clásicas y profusión de aragonito tapizando amplias zonas. Su riqueza es deslumbrante. La visita podría incluir tanto la travesía clásica como, posiblemente, el asomarse a la gran Pared del Eco por algún túnel habilitado para ello.
A J.A. le encanto la visita. Como a las dos y pico estábamos de vuelta en el coche. El exceso de ocupaciones domésticas hizo que nos encamináramos directamente a Hoznayo, no hubo cervezas, y cada uno se fue a su casa. En un futuro cercano seguiremos saliendo para hacer espeleo.
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