En el otoño pasado
fuimos de excursión a la zona de Ajanedo. Mientras la
familia paseaba por la pista que acerca a la aldea me dediqué a buscar la cueva
de La Puntida. Depués de
varias idas y venidas a lo largo de la carretera me fijé en una senda poco
marcada pero evidente. Intuitivamente algo me dijo que era la senda que iba a
la cueva. Subiendo por ella, al ver manchas rojas muy desgastadas, comprendi que estaba en el buen camino. Cinco minutos
después estaba en la amplia boca de la cavidad. Me dí
un paseo hasta la frontera entre luz y oscuridad. Hice varias fotos para
montarlas en una sola toma hdr.
Varios meses después, el sábado once de
marzo, volví a La Puntida. Llevaba una saca nueva, un
mono de tela roja nuevo y una linterna de repuesto en la saca. Además de conocer una cueva con vocación
de gran sistema quería ver las posibles localizaciones fotográficas (para no
espeleólogos) con limpieza de acceso y trabajo.
Inicié la visita recorriendo el
perímetro de la inmensa sala-galería en el sentido de las agujas del reloj. Así
fui descubriendo hermosas panorámicas mirando hacia la entrada. Los recovecos
en el borde se sucedían sin dar ninguna continuación. Al llegar a la cumbre del
caos de bloques vislumbre una salas grandes más allá bajando en la misma dirección. Un fácil destrepe conducía a varias amplias salas
concrecionadas y excelentes para
hacer unas buenas fotografías. En algún momento me pareció sentir aire. Pero
fue algo más allá, siguiendo el borde, cuando encontré, en un caos de bloques,
una flecha que indicaba un paso hacia abajo. Me arrastre, sin complicaciones,
unos veinte metros entre los bloques. Se notaba claramente una corriente. Me encontré
en una zona de roca madre con una gran grieta de un metro de ancha que
descendía a unos 60º de inclinación. Un atractivo sitio que explorar.
De nuevo en la primera sala fui junto a
la pared dejándola a mi izquierda. Encontré varias galerías sugerentes como marcos de un
trabajo fotográfico. Además vi varias posibilidades de continuación que no seguí
porque necesitaban cuerda o porque eran demasiado intrincadas para seguir
solo. Por primera vez me estaba fallando la Stenlight,
parecía un problema en el interruptor magnético. Poco después, desde la misma
boca, al final a la derecha, una grieta daba acceso a un sector lleno de
pequeños pozos y recovecos que no pude visitar de forma completa por falta de
una cuerda.
Me pareció una cueva muy ilustrativa. Nunca
puedes fiarte de lo que otros han mirado con una manera de mirar bien diferente
a la tuya (y a la actual). Parece que hay unas cuantas incógnitas dignas de un
trabajo sistemático. Y lo más práctico: varias localizaciones buenas, bonitas y
baratas.
El tiempo estaba primaveral y en vez de
volver directamente a casa me paré en varios lugares a contemplar lo que había.
Me había cansado y tenia hambre y sed. Compre unas cervezas Leyenda y unos
aperitivos. En casa me entretuve con mis pensamientos que iban de un lugar a
otro con mayor velocidad que la luz. Si duda esa es la forma de viajar más rápida
y eficaz.
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