23/11/25
Relato de una Iniciación
600 pesetas
Subo el puerto de Alisas bajo un manto gris -pero sin lluvia- para encontrarme a las diez con Pablo y Guillermo en la plaza de Arredondo. La conexión entre ambos es inmediata. Bilbao y su entorno urbano es mucho compartir, en el carácter de Guillermo hay tonos que, aunque sutiles, no pueden ocultar su aroma vizcaíno, aunque su auténtica patria sea Laredo. Pablo es lo que un vasco de ocho apellidos llamaría maketo, un inmigrante procedente de otra región que no habla vasco. Pero Bilbao atrae a muchos jóvenes. Y como toda ciudad grande hace que sus habitantes añoren muy a menudo "salir".
A partir de la entrada de la cueva todo fue sobre ruedas. Pablo pudo verificar la gran utilidad de una topografía subterránea. Íbamos aclarando los puntos clave del recorrido, visualizándolos en la topo, como por ejemplo "El Dragón" o el comienzo de "Road to Nowhere". Me acordaba a grandes rasgos del itinerario, pero han transcurrido más de trece años desde la última vez que entré. En varios pasos encontramos instalaciones muy bien puestas que no existían en el 2012 y que simplificaban mucho el tránsito. Algunas cuerdas fijas, una tirolina y escalones de acero inoxidable fijados con resina epoxi.
Tomando
la galería correcta hacia "Six Hundred pesetas" avanzamos reptando penosamente
sobre gordos guijarros soldados entre sí. Con algo de paciencia pudimos ponernos de
pie y caminar al otro lado del pasaje. Sin más problemas recorrimos la
entretenida galería de las pesetas hasta su final. Aquí decidimos comenzar la
vuelta al exterior. No se nos hizo ni demasiado larga ni demasiado pesada.
Salimos a media tarde y sobre las cinco estábamos en los coches. El cielo
seguía plomizo pero sin llover. Poco después fuimos al único bar de Arredondo
que estaba abierto. A estas alturas de la evolución social y económica de
nuestro país eso de tomar unas
bebidas con unos pinchos se ha convertido en un "objetivo difícil" en
muchos pueblos pequeños. Pablo nos dejo claro que le había gustado la
experiencia y no descartó volver a hacer espeleo. Los
tres celebramos que fuese así.
27/7/25
Melanterita
Desde hacia meses mi objetivo era visitar, conocer, los Mocos Verdes. Pero en el entreacto habían sido descubiertos, en otra mina, una Sala Verde y muchos más “mocos verdes”. Una de los centenares -o miles?- de minas anónimas que existen en la Sierra Minera. Llamémosla, por usar algún nombre, la Mina Verde. Nos fuimos hacia allá en sólo dos coches, el de Conchi y el de Juan, una gran furgoneta.
El sol de justicia aconsejaba con fuerza permanecer siempre a la sombra. Pero la marcha de aproximación hasta la pequeña, y casi oculta boca, no fue demasiado larga por suerte. Una rampa-pasillo bastante empinada nos llevo hasta una galería amplia pero incómoda y con muchos bloques en el suelo. Es obvio que los mineros no usaron esta entrada para transportar mineral al exterior, ni tampoco como acceso cómodo. Es posible que lo usaran para drenar el agua mediante tubos y bombas. Al cabo de un rato fuimos a desembocar en una amplia sala, confluencia de varias galerías mineras. El agua que rezumaba, tal vez de un acuífero o de las filtraciones, se acumulaba en algunas zonas. Los minerales saturaban tanto estos laguillos que los cristales de minerales metálicos flotaban.
Las sesiones fotográficas empezaron a dominar el desarrollo de la excursión subterránea. La estrella que posaba era principalmente Rosi y en mucha menor medida todos los demás también salían en las fotos. Lo que sí es cierto es que había tres fotógrafos… las cosas son así. Nuestro enrevesado camino camino estuvo jalonado por objetos mineros, puertas, tolvas, rampas, pasarelas, ventanas, bancos, herramientas, vagonetas, estacas de hierro y otras cosas similares cuyas utilidades eran bastante evidentes o bastante oscuras dependiendo del caso. Luego llegamos a unos mocos verdes sobre el suelo. Allí estuvimos mucho tiempo dándole al gatillo de las cámaras y los móviles. También había abundante epsomita por paredes, suelo y techo.
Las dos horas siguientes nos las pasamos dando vueltas, volviendo a los mismos lugares una y otra vez buscando en el laberinto minero la salita verde que Conchi había descubierto hace poco. El problema consistía en que Antonio, Rosi y Conchi habían estado en esa sala y cada cual tenía recuerdos y perspectivas diferentes. Yo no tenía nada que aportar a esa búsqueda y Juan, el malagueño, tampoco, pero el hecho de que tres personas tuvieran recuerdos selectivos diferentes no ayudaba en nada. Con la confusión no había manera. Finalmente conseguimos calmar el torbellino, y quedarnos todos quietos. Entonces Conchi se fue, ella sola, a buscar o, mejor dicho, reproducir la ruta de sus recuerdos sin interferencias. Al cabo de un buen rato volvió con la buena noticia de que la había encontrado. Con alegría fuimos todos hacia allá, pero, para simplificar la vuelta a nuestra segura posición actual, decidimos ir poniendo señales catadióptricas bien claras.
A las seis, más o menos, andábamos buscando un bar en Portman para tomar unas raciones. Era domingo por la tarde y todo estaba cerrado. Nos fuimos a La Unión, donde sí encontramos un bar abierto. Nos sentamos disfrutando de la sensación de haber visitado lugares tan increíbles como un sueño infantil. Y además de la comida y la bebida, tuvimos charla. Hablamos de temas tan divertidos como las mujeres en la espeleología, las relaciones entre hombres y mujeres que comparten aficiones deportivas o de naturaleza, la dinámica de las familias modernas, el estar solo, acompañado o absolutamente en soledad… y cosas similarmente jugosas y/o jocosas. Allí mismo nos despedimos esperando vernos en otras aventuras subterráneas.
13/7/25
Calleja Rebollo
Fotos: Ant On Ío & Guillermo
Textos: Ant On Ío
Me uní con César y Mateo en Solares y unos minutos después con Guillermo en el Alto de Fuente las Varas. El tiempo estaba lloviznoso pero se mantenía sin lluvia. Incluso se vislumbraban claros. Al final de Matienzo, en el último rincón aparcamos el coche y cogimos una pista que se transformó en senda herbosa y luego en vaguada arbórea para acabar como revoltijo de zarzas, tojos, helechos y hierba gigante. Así se llega al Torcón. La instalación del pozo primero es bizarra: tronco caído, avellano endeble y parabolt de 8mm roñoso para terminar por una corta estrechez, siempre a expensas de que los bloques y el barro de la rampa no lo vuelvan a taponar (mejor que no sea mientras estás dentro de la cavidad...). Cosa que ha sucedido varias veces y que han resuelto con decisión desobstructiva el equipo de espeleólogos ingleses que explora en Matienzo (una parte del grupo vive en el polje y le gusta ese tipo de tareas).
Las galerías de la zona de entrada de Calleja Rebollo son amplias y hermosonas. Luego se sube un pocete de siete metros, apareciendo enseguida grupos compactos de formaciones gravitatorias y una serie de pequeños desfondes. Por una pequeña galería secundaria se alcanza un pozo lleno de grandes puentes de roca que se desciende con facilidad. Abajo tomamos una rampa ascendente para alcanzar una ventana sobre NE Chamber. Traíamos material para dejar una buena y segura instalación en el corto pozo de diez metros a la sala. Lo primero que hicimos, antes de comenzar su visita detallada, fue almorzar. En la sobremesa Guillermo le echó un vistazo a una atractiva galería, a un par de metros de donde estábamos. Resultó ser una alternativa perfecta al último pozo ya que eliminaba el uso de ese tramo de cuerda.
Mateo se movió por las cuerdas supervisado, pero su técnica resultó ser muy buena, sólo le hace falta un poco de práctica para subir mejor que los veteranos. De todas formas el pozo de los puentes de roca se hace pesado por la falta de espacio para moverse, cómodamente con la saca, en algunos puntos. El resto de la cavidad -hasta el pozo de salida- la recorrimos sin nada destacable. La estrechez de dicho pozo la gestionamos con las sacas colgando y ayudadas un poco desde abajo. El tramo estrecho es corto. La rampa estaba embarrada por la lluvia y los patinazos eran casi inevitables. Afuera llovía chirimiri y toda la vegetación estaba empapada. Pudimos seguir seguir sin problemas la trocha que habíamos marcado en la maleza al pasar por la mañana y llegar al coche sin contratiempos salvo la mojadura y el sudor tropical.
En total habíamos pasado unas ocho horas para toda la actividad y casi siete horas en la cueva. No cabe duda de que merece la pena el Calleja Rebollo. Para celebrar la excursión paramos en Casa Germán a tomar algo. Seguramente volveremos por Matienzo dentro de poco, hay demasiada espeleo esperándonos...
22/6/25
Torca Decepción
Fotos: Guillermo
Texto: Ant On Ío
Hace poco nos dimos cuenta de que en estos últimos años el corazón del Sistema de los Cuatro Valles ha pasado de ser una zona muy complicada de alcanzar a estar al alcance de la mano de una jornada espeleológica con tan solo algunos incómodos pasos. Con "el corazón" me refiero a las salas llamadas Armageddon y Rocky Horror (en inglés el original). Esos nombres reflejan bien el terrible carácter de esas enormes salas, llenas de bloques barrosos y deslizantes de tamaños variados pero en general enormes como una casa. Para llegar a Armageddon era necesario pasar una larga zona acuática que comienza algo más allá del Astradome. Para llegar a Rocky Horror había que atravesar Armageddon. Por el Carcavuezo también hay una ruta algo complicada hasta Rocky Horror. Las dos entradas de Torca Decepción eran conocidas desde hace más de una década, al menos una de ellas (site 0252). Pero el hecho es que el lanzamiento de las exploraciones ha sido tras la desobstrucción hace unos tres años del site 4732 y del acceso a los pozos Slam. La conexión con Armageddon y Shrimp Bone Inlet se produjo poco después quedando así abierta la posibilidad, con algo de ganas, de visitar "el corazón".
En las últimos meses buscábamos un objetivo motivante para las salidas de espeleo que no requiriese grandes movidas y fuese apto para equipos de dos o tres espeleos. Y tanto a Guillermo como a mí, que tenemos una fijación con el Sistema de los Cuatro Valles desde hace más de veinte años, nos llamó la atención la nueva Torca Decepción (nueva para nosotros claro) al mirar la web de Matienzo Caves. Hace un par de semanas pensamos ir pero las circunstancias no cuadraron. El domingo 22 de junio, día gris pero sin lluvia, pudimos quedar en Fuente Las Varas. Bajamos, con un sólo coche ya, hasta donde se toma la pista de acceso, junto a una casa, El paisano nos dejo aparcar y nos dio algunas recomendaciones como, por ejemplo, que no tocásemos los pastores eléctricos pues estaban activados.
Las galerías de entrada son como una casa de hobbits, coqueta, plana, con bloques apiladitos de forma artística, todo muy guapo, pero los techos algo bajos. Enseguida se llega a la cabecera del Pozo Small Slam. Estrecho e incómodo con muchas fijaciones pero algo confusa la instalación. Con tranquilidad fui instalando, el pozo de 27 muy bonito y finalmente un resalte de cuatro metros. Luego se sigue por un meandro con rocas muy cortantes hasta una salita con un gran charco a la izquierda. Allí empieza el Super Duck. Un cartel con un pato guasón nos da la bienvenida.
Después de mirar el paso un poco, y recordando que daban lluvias para por la tarde decidimos no instalar el segundo pozo, no ir con las sacas, sólo hacer una visita rápida de reconocimiento y volver. El Super Duck no es un laminador-gatera demasiado difícil, mayormente es fácil, pero es largo, con varias etapas y además no puedes evitar mojarte. Si entra en carga puedes tener problemas para salir. En el trayecto hay grandes ensanches, pequeñas desviaciones y chimeneas que van hacia no se sabe donde. Finalmente se baja un resalte y aparece la alargada grieta en que forma el pozo en una salita.
De vuelta al comienzo del laminador nos volvimos a poner el equipo vertical y comenzamos el ascenso. Subió primero Guillermo (con la saca de la segunda cuerda) y luego yo desinstalando. La parte final, estrecha, se nos hizo algo penosa. Pero con paciencia y movimientos calculados se sube.
El
ambiente en el exterior era caluroso y muy húmedo, había llovido algo. Vestidos
de personas nos acercamos al bar de Germán por ver si nos daban de comer.
Tuvimos suerte y no pusieron ninguna pega. Los menús domingueros de casa Germán
se han convertido en algo tremendo, casi reviento. Arriba en Fuente las Varas la niebla era
cerrada. Mientras conducía iba pensando en acumular ganas para volver a la
Torca Decepción y visitar esos lugares tan míticos....
11/5/25
Dog & Tiger
Fotos: Guillermo
Texto: Ant on Ío
Topo: Matienzo Caves web
Hicimos una quedada súbita el viernes por la noche y para el sábado éramos seis. Guillermo quería visitar el Sistema de la Vega pero pensando en el lago lleno de agua optamos por las Dog Series y Vampire Gallery en La Hoyuca. Me reuní con Roberto & Adrián y Luis & Elena en el Lupa de Hoznayo y ya todos nos juntamos en la iglesia de Riaño (comenzada a construir en el siglo XV). El día, en contra de las previsiones, estaba espléndido.
En cinco minutos estábamos cruzando el prado que lleva a la boca. Estaba encharcado por las lluvias recientes pero no demasiado. Roberto intento un par de veces pasar la estrechez que da acceso a las amplias galerías desde la red de entrada pero no pudo por su anchura torácica. Por suerte existen otras rutas aunque no sean tampoco lo que llamaríamos "cómodas". Escogimos una en que había varios resaltes, uno de los cuales necesito un paso sobre los hombros de Guillermo. Así conseguimos reunirnos todos al otro lado de la estrechez. Continuamos nuestro camino sin prisas por las hermosas galerías de Quadraphenia hasta Pigs Trotter Chamber (Sala de las pezuñas de cerdo). Allí hicimos una paradita para contemplar las formas geológicas.
7/5/25
Grotte della Sardegna
Grotta di Neptuno. El primer día, jueves 1 de mayo, poco después de bajar del barco nos topamos con esta maravilla al ojear la guía. Vimos que Capo Caccia, cerca de Porto Torres, tenía unos atractivos seductores. Acantilados enormes, el faro, el paisaje y una cueva para la que debían bajarse más de 600 escalones hasta el nivel del mar. Algo parecido a la escalinata del Faro del Caballo en Santoña, pero muy bien mantenida para la visita del turismo a la cueva. No nos defraudó su belleza. Tanto la bajada, como el lugar donde se encuentra la boca, como la cueva en si misma son impresionantes.
Estas tres cavidades son un botón de muestra de la amplia oferta de cuevas en Cerdeña. Tanto turística como espeleológica. Para alguien que le guste el mundo subterráneo la isla de Cerdeña es un destino notable.
Si queréis ver más fotos usar el enlace:
6/4/25
Primavera en Seña
La primavera estaba por doquier. Como la sonrisa de una mujer feliz, como el canto de los mirlos, como la fiebre de un enamorado, como los prados atiborrados de flores. Cualquier cosa que pudiese hacer rodeado de tanta primavera, era perfecta. Mientras conducía hacia el este como un poseso puse Karitas Habundant de Hildegard von Bingen en Spotify. Acompañado de esa música mis sensaciones crecieron varios puntos más hacia el éxtasis mientras los árboles explotaban de verdor como si les sobrase vida.
El hotel y los bares del cruce se negaban a darme un buen café hasta que me fijé en el bar La Barca de Treto. Aunque algunos clientes tomaban ya su desayuno en la terraza lucía muy tranquilo. El interior se mostraba acogedor y los camareros me sirvieron con alegría un gran vaso de café con leche acompañado de un generoso sobao pasiego. Por el acristalado ventanal vigilaba la llegada de Guillermo y su hermano Blas. Apuré mis placenteros alimentos y salí a saludarlos. Mientras Guillermo se atareaba con todos los detalles -de lo que llevaríamos o no- me quedé contemplando la escena. Traje mi saca de espeleo y un petate de saco blanco con todas mis cosas y me instalé en el asiento trasero para disfrutar del paisaje sin más.
Había varias rutas de circulación para llegar a Seña desde Treto pero la que triunfó fue la vieja carretera, conocida por Blas, que sube desde Limpias por la ladera este del valle y alcanza Seña de forma directa. Las vistas sobre la ría eran hermosas. Aparcamos justo al lado de la iglesia de Seña. Con la solana y el ambiente nítido extendimos el material sobre la acera y preparamos todo sin obstáculos, las cabezas estaban bien nítidas. Un paseo en suave cuesta abajo por un viejo camino empedrado -en parte- nos llevo en cinco minutos a las cercanías de una cabaña. Giramos a la derecha por un prado y luego torcimos a la izquierda siguiendo el prado entre bosques. Este acabó justo sobre la pendiente de entrada a la cueva. El arroyo que habíamos cruzado más arriba se sumía en la cavidad.
Un desprendimiento relativamente reciente había alterado la morfología de la boca de entrada de la Cueva Hoyo Molino. Pero se podía pasar sin dificultad por el lateral izquierdo. Cerca de la entrada encontramos los cadáveres momificados de unos grandes insectos negros con aspecto "entre saltamontes y chicharra". Con facilidad caminamos junto al arroyo, hacia el sur, hasta la primera sala. Trepando al oeste un par de metros visitamos la Galería Nolavieron donde nos entretuvimos haciendo unas fotos con los flashes. Más adelante el arroyo giró bruscamente hacia el oeste y se encajonó en un estrecho meandro que se negociaba parcialmente por el arroyo, con algunos pasos en oposición, o con pies a un lado y manos al otro, para evitar el agua profunda. Poco después desembocábamos en la Gran Sala de las Coladas. Desde aquí visitamos el bonito Afluente Norte lleno de formaciones variadas.
Aguas abajo el arroyo se hizo más difícil de seguir. En algunos sitios había que agacharse un poco, o trepar y destrepar zonas de bloques, o coger conductos fósiles alternativos durante cortos tramos. De esta forma avanzamos hasta una zona donde abundantes coladas bajaban desde arriba a la derecha. Subiendo un poco visitamos la rectangular Sala del Manuscrito, de suelo llano y arenoso. Las coladas volvían a llevarte hasta el arroyo en una zona de aguas más profundas, al menos en apariencia. Ninguno tenía ganas de mojarse y, cuando menos, el agua se hubiese colado por la caña de la bota. Decidimos empezar a salir lo cual nos costo algo menos tiempo que entrar.
Fuera el sol calentaba bien y el cielo estaba azul y nítido. Volvimos por un camino alternativo un poco mejor que el de ida pero con una zona embarrada, llena de huellas profundas de vaca, que nos puso pérdidas de barro las botas. Por el camino las fuimos limpiando como pudimos con la hierba. El mesón de Seña tiene una terraza magnífica con unas vistas al sur fantásticas. Nos dieron bebidas y bolsas de patatas pero la cocina ya no funcionaba. Una lástima, casi siempre llegamos tarde a todos los restaurantes y bares. Nuestros horarios de espeleólogos son así...
Topografía hecha por el Grupo Ademco
Se trata de una cueva con pocas dificultades pero muy divertida. Es apta para niños intrépidos con padres sin complejos.












