3/3/07

Bosquejo (3/3/2007) Atxuriaga


 
Hoy lo comprendí.
No importa lo lejos que te sientas, se trata de un espejismo.
No tenemos nada que buscar que no tengamos ya en las manos.

 1.
                Divisé a Manu en Solares después de comprar en la librería la revista NG junto a la estación de FEVE. Al caminar ojeé de pasada el artículo sobre elefantes. No me llamo la atención. Eran poco más de las nueve de un día delicioso. Temperatura perfectamente primaveral y ligera capa de nubes protectora. Cuando nos vinimos a dar cuenta el indicador del depósito llevaba 40 kilómetros encendido. Me metí en una salida cercana a Castro y gire hacia Islares. Había carteles llamativos y gente preparada para repartir publicidad: el biodiésel a mitad de precio de 10 a 13 horas en todas las gasolineras de Cantabria. Puse veinte euros. En Muskiz tuvimos que dar algunas vueltas para localizar la carretera hacía Galdames. Los carteles indicadores no lo incluían pero un amable peatón nos indico el cruce. Los edificios del pueblo mostraban sus rótulos pero no pudimos descifrarlos para averiguar la función del edificio correspondiente. Con alguna experiencia anterior era posible deducirlo en algunos casos. Nos lo tomamos como una serie de acertijos que los vascos proponían a sus visitantes para que disfrutaran.


                En la primera aldea que encontramos tras la desviación hacia Galdames una buena señora nos indico que continuásemos un par de kilómetros más hasta San Pedro de Galdames. En la plaza del pueblo, junto al ayuntamiento, y como parte de la iglesia, encontramos el mejor muro de cantos que haya visto nunca para entrenar escalada. El bar Azcona estaba cerrado aún. En su puerta un individuo joven con pinta de estar esperando algo me indujo a entablar conversación. Urtzi también había quedado con Alfonso para entrar en las cuevas. Su principal interés era localizar murciélagos de una variedad escasa en esta región. Alfonso llamo para comunicar un retraso. Mientras llegaba dio tiempo a que apareciera otro individuo, más joven aún, con una saca amarilla de espeleo. Se bajó de un coche y se puso a esperar. Fuimos a presentarnos. Aitor era del mismo pueblo y, de momento, gasto pocas palabras. Cuando llego Alfonso nos metimos al bar a tomar unos cafés (el local del club de espeleología Burnia esta justo detrás del bar en una edificación dudosa que pertenece a éste.)  Fuimos a coger algunas cuerdas y un taladro. Y en menos de un rato largo nos fuimos en tres coches hacia la cueva.


2.
Un kilómetro valle abajo nos metimos hacia unas viejas instalaciones mineras con una buena explanada de guijillo. Desde aquí subimos por el bosque de encinas hasta el comienzo de una rampa minera que nos llevo hasta una plataforma con la Mina Impensada a su derecha. El plan era visitar primero la cueva de P. Gómez, interesante para Urtzi por haberse detectado algunos murciélagos, y luego entrar por la Mina Impensada hacia el Complejo Atxuriaga, la cueva con mayor desarrollo conocido en Vizcaya.
Para llegar a la cueva de P. Gómez tuvimos que abrirnos paso por una zona de vegetación cerrada y subir un pequeño escarpe. Era muy amplia. Una galería cómoda daba acceso a una gran sala con una larga pedrera que conducía a la parte alta. Unos cuantos apéndices y chimeneas ascendentes remataban la zona. Al bajar encontramos un murciélago durmiendo a medio metro del suelo. Algo más abajo apareció un pequeño montón de guano, seguramente caído de la bóveda.
Para entrar por la Mina Impensada nos colocamos los aperos de espeleo vertical. La galería de entrada recuerda la mina de Udías o El Soplao pero en este caso el suelo esta alisado y las traviesas apoyadas cuidadosamente en la pared. Tras unos centenares de metros llegamos a un pasamanos y unas cuerdas que facilitaban la bajada de un par de rampas. La galería minera pinchaba, a partir de aquí, un “soplao”, es decir una cueva natural  interceptada por la mina. De vez en cuando se veían formaciones y coladas. Alfonso observaba con detalle todo para detectar los desprendimientos que está provocando la explotación de la vecina cantera. Todas las previsiones indican que acabarán con gran parte de la cueva.
Primero nos metimos por unas galerías medianas a la izquierda. Visitamos varias salas, y en una de ellas nos sentamos a comer. La mayoría tomo barritas energéticas como menú pero yo llevaba un sabroso bocadillo. Volvimos a la ruta principal de laboreo y tras un pequeño avance llegamos a un ensanche. Desde ese punto tomamos a la izquierda un meandro descendente. Mis expectativas empezaron a calentarse. Aumentando progresivamente de tamaño, el meandro desemboco en una sala de 40 metros de anchura y 100 de altura? (Sala del Bortal). Al fondo una pared por la que el río Bortal salta en cascada más de 50 metros (creo que el pozo tiene sobre  la Sala del Bortal unos 90 metros... el descenso debe ser delicado).
Más tarde volvimos de nuevo a la ruta principal de laboreo y tomamos una escalera que nos bajo a otra galería de mina. Esta se bifurco en varias. Primero seguimos por la derecha hasta un puente minero que saltaba sobre un desfondamiento natural. Continuamos un centenar de metros hasta un desprendimiento de barro que permitía pasar. Había un barrizal de superficie plana, brillante y grisácea. Si la pisabas el barro pegajoso y recalcitrante se adhería a las botas haciéndolas pesar varios kilos. Alfonso echo un vistazo y todos volvimos hasta el puente sacudiendo enérgicamente las botas para librarnos del barro. Descendiendo bajo el puente una enorme rampa de piedras, alcanzamos un río que corría entre cantos medianos y pequeños. Por un lateral pude destrepar. Las dimensiones de la galería eran colosales en algunos momentos. El agua se perdía (aguas arriba) entre guijarros. Avanzamos algo más allá de unas divertidas trepadas hasta una zona en que la galería se cerraba.


               La vuelta hacia la superficie se nos hizo mucho más corta a pesar de que había que subir dos rampas por cuerdas. Encontramos un murciélago dormido al que Urtzi extendió las alas para que pudiéramos verlo y fotografiarlo. La tarde estaba tan deliciosa como la mañana. Estuvimos tomando cervezas en el bar Azcona. La música era buena, boleros de calidad. La chica que servía en la barra era muy ordenada. Me lance rápido pero ella lo fue más. En un despiste me quito el vaso de cerveza que tenía a medias. Pero salí ganando porque me puso otra cerveza completa. Mientras tanto Aitor ya les estaba enseñando a algunos del pueblo las fotos que había hecho en el Soplao del Bortal.
Aitor me comento una interesante escuela de escalada, llamada La Escarpada, con unas 40 vías equipadas y a escasos minutos del coche. Un atractivo añadido a esta zona tan cercana a Cantabria y tan poco conocida por nosotros. Alfonso quedo en avisarnos cuando hagan la travesía de La Buena a El Bortal. Y yo cuando hagamos alguna actividad interesante.  


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